Miseria, la continuación de Cometierra de Dolores Reyes

Jorge Bobadilla Vargas

17 July 2023

Después de su aclamada ópera prima Cometierra (2019)[1], Dolores Reyes publica su segunda parte con la novela Miseria (Alfaguara, 2023).

Tras haber decidido no volver a usar su poder adivinatorio nunca más, la joven Cometierra espera el nacimiento del hijo de su hermano Walter con su novia Miseria. Es esta última quien anima a Cometierra[2] a montar un negocio con su don esotérico y recuperar las visiones que le permitían encontrar a gente desaparecida -muchas de ellas víctimas de violencia de género[3]- a través del peculiar método de ingesta de tierra.

Así encontramos en la segunda novela de Dolores una acompañante narrativa de Cometierra, la de Miseria, quien nos relata de manera poética, cruda y extrovertida (a diferencia de la voz oscura de Cometierra) el proceso materno atravesado por un contexto precario y violento de los barrios de la ciudad de Buenos Aires[4].

En Miseria encontramos un doloroso caleidoscopio con Tina, la amiga de Miseria; Lucas y Ezequiel, los amores de Cometierra,; y Madame, la enemiga de Cometierra, bruja más experimentada y de magia negra, cuyos destinos novelescos son reflejos hereditarios no sólo de una historia violenta concreta (los desparecidos de la dictadura argentina[5]), sino también de un presente doblemente implacable: la violencia de género y una crisis económica que parece no tener salida.

Finalmente, Miseria, como su antecesora, deja asuntos pendientes para sugerir en el lector una continuación de esta “novela negra“, narrada a través del “realismo mágico”, cuyo vínculo con una realidad alarmante es inseparable.

Compartimos el curioso “videocuestionario” que Penguin Argentina realizó a Dolores donde podemos saber sus libros y autores favoritos -Zama o Joyce Carol Oates- así como su lectura más reciente.


[1] Con 40 mil ejemplares vendidos sólo en Argentina, Cometierra fue traducida a doce idiomas y aclamada como una de las mejores novelas latinoamericanas del año según The New York Times y uno de los mejores libros del año según El País, El Cultural, El Universal, Página/12 y Perfil.

“Con un lenguaje profundamente poético al tiempo que visceral, Cometierra camina al filo de la huella de autores fundamentales como Juan Rulfo o Sara Gallardo, y reinventa con brillo propio y una voz singular el universo del conurbano bonaerense». Selva Amada

[2] “Cometierra, acá desaparece gente todo el tiempo, acá, tu don es oro.” Dice constantemente Miseria a Cometierra.

[3] Narra Cometierra: “Todo se detiene en una pared enorme y gris. El paso termina en un mural construido por cientos de papeles muy pequeños. Ni el sol se anima a meterse con ellos. Me voy acercando con el corazón golpeándome asustado. Nunca había visto tantas caras de mujeres juntas. Millones de ojos negros como semillas arrojadas al aire con una última esperanza de volverlas a la vida: Chicas VIP. Estoy sola en mi depto. Nancy, te estamos buscando. Irma, curandera ancestral. Taís y Lucy, traviesas. Hermana Irma, adivina. Julia, vista por última vez el 5 de abril del 2018. Juana, vestía jeans y pulóver violeta. Cindy, leo tu suerte. ¿Dónde estás, Mica? Todavía te espero. Betty, la más dulce de la estación. Estrella, leo tus manos. Hago trabajos blancos y negros. María, desapareció en Floresta.”

[4] En la 46ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Dolores habló acerca de este tándem narrativo: “… las novelas que más me gustan muchas tienen muchas voces, pienso en Río de las congojas como un clásico, pero pienso en novelas muy recientes como por ejemplo Las lealtades… me encanta como construyen polifonía y como incluso la polifonía a veces da lugar a distintas miradas sobre lo mismo y como la perspectiva de un narrador y de otro me interesa muchísimo. Desde el principio quería construir una novela a dos voces.”

[5] Leemos en una parte de Miseria: “—Buscamos a nuestra manera. Nos juntamos con otras chicas para hacer los carteles y pegarlos por el barrio, por Rivadavia y del otro lado de la estación. Pero el tiempo pasa y de Martina, nada. Me quedo callada, mirando las fotos que hay en el cuarto y la abuela parece darse cuenta:

—Aunque nuestras amadas mueran, el amor no. Y las vamos a seguir queriendo más allá de todo.”