Nadie habla del “Club de la pelea”

Atzin Nieto

26 May 2023

Tengo treinta años y me pregunto si lo que realmente necesito es otra mujer.

Chuck Palahniuk

La primera vez que escuché hablar sobre El club de la pelea (Random House, 2022) fue cuando entré a mi primer trabajo de temporada en una de librerías al sur de la ciudad. Mi principal tarea como Auxiliar de piso consistía en: acomodar, resurtir y cambiar precios de libros, además de limpiar y hacer pilas en lugares estratégicos con ejemplares de distintos tamaños. En contadas ocasiones también debía de atender a los clientes que deambulaban por los pasillos con formas de laberintos buscando ese título que por fin los cautivara.

Debido a mis gustos literarios, la gerencia había determinado que mi lugar era en el área de ficción, lugar en el que conocí a Néstor, Fidel, Rocío, Colula, Nadia y Raxel, quienes pronto me orientaron sobre los distintos tipos de editoriales que existían, las ediciones que más buscaban, los autores mejor vendidos y los títulos de obras que tenía que leer. De entre la enorme lista de nombres que a diario me sugerían hubo uno que me llamó la atención; Chuck Palahniuk.

Los comentarios al respecto sobre la novela de Palahniuk iban desde que era una obra imprescindible y lectura casi obligatoria para todo aquel que se diga “lector en formación”, hasta esa crítica hacia el sistema por parte del autor y la forma en la que se relacionaba con nuestro presente inmediato lo que nos hacia fantasear con la idea de tratar de detener, de algún modo, ese viejo capitalismo salvaje que ya comenzaba a hacer estragos en nuestra generación. Así es tu vida, y se consume minuto a minuto.

Y cómo no caer ante la tentación de disfrutar una novela de culto como lo es El club de la pelea cuando la manera en la que está escrita desde esa segunda persona te atrapa de inmediato en las primeras líneas, llevándote de la mano de ese narrador anónimo que vive una vida rutinaria viajando de un lugar a otro debido a su trabajo, haciendo revisiones de autos defectuosos y tratando de encajar en la sociedad al comprar muebles en IKEA. Te despiertas en el aeropuerto internacional de Ari Harbor. Hasta que en un vuelo de regreso a casa conoce a Tyler Durden; vendedor de jabones, proyeccionista de cine y mesero de banquetes en un hotel céntrico. He estado aquí desde el principio. Ahí es cuando se enciende la mecha de esa espiral del caos que no tardará en arder. Seremos una leyenda. No envejeceremos.

Algo que destaca de la escritura de Palahniuk es la manera en la que invierte el signo pasando de positivo a negativo de forma gradual como es el caso de los grupos de autoayuda a quienes termina por convertir en parte del Proyecto Estragos, así como también la forma tan sutil de presentar personajes verosímiles y llenos de dualidades que servirán en momentos clave de la trama como por ejemplo Cloe, quien no sólo vive una situación desesperante, sino que anuncia lo que estará por experimentar nuestro protagonista en los siguientes capítulos en donde la tensión va en aumento mientras que la escritura va haciéndose más minimalista contando lo esencial y seduciendo al lector.

Y es que ese narrador protagonista está tan bien construido que por momentos olvidamos que tiene su doppelgänger al lado, quien lo acompaña desde el capítulo uno. Pregúntame cómo se fabrica gas nervioso. Palahniuk construye no sólo una trama que no deja respiro y mantiene el interés en el lector, sino también a un protagonista tridimensional, al que entendemos y apreciamos. Quiero que me pegues lo más fuerte que puedas. Si bien es cierto, que el propio autor ha dicho que quería contar una historia similar a la del Gran Gatsby. Se trata de una especie de triángulo amoroso: yo quiero a Tyler, Tyler quiere a Marla, Marla me quiere a mí. La construcción y complejidad de su personaje principal hacen que hoy en día El club de la pelea sea una novela vigente, fresca, atractiva y un referente inmediato para recomendar a nuevos lectores, además de tener un mensaje actual. Lo mejor será que dejen de hablar del club o ya pueden ir fundando otro club de la pelea.

Es así que; con un estilo conciso, frases cortas, saltos temporales, personajes al borde del colapso y una historia bien contada conocemos a ese gran amigo que puede llegar a ser Tyler Durden. Durante mucho tiempo Tyler y yo fuimos muy buenos amigos. No por nada, mis compañeros de trabajo tenían razón. El club de la pelea, es una lectura obligada para las futuras generaciones, un libro de culto, un manual del caos, una obra maestra en toda la extensión de la palabra. Novela que no me cansaré de recomendar. Lo sé porque Tyler lo sabe.