Miente quien afirme que son falsas mis verdades: Alicia nunca miente

Jorge Bobadilla Vargas

20 May 2025

La más reciente novela de Jorge F. Hernández* se acaba de publicar por Alfaguara en marzo del año en curso y a continuación compartimos nuestras impresiones sobre Alicia nunca miente.

En sus 140 páginas encontramos la historia del periodista Adalberto Pérez, quien ha sufrido de un trastorno grave de escepticismo después de una dolorosa ruptura amorosa. Entonces, bajo su delirante lema “Miente quien afirme que son falsas mis verdades”, pone en duda todas sus relaciones materiales y culturales hasta que conoce a Alicia, quien le advierte que ella nunca miente.

Y así encontramos, con el humor ácido y erudición característicos del autor, una historia que explora la relevancia de la Verdad en nuestro contexto contemporáneo donde lo aparente parece certero: noticias, comida, consumibles, materiales, anuncios, imágenes, artículos, chismes, declaraciones, la historia misma, etc.

“La realidad se volvió un telón marcado por mentiras y Adalberto se encarnó en un autonombrado mosquetero del desmentir, de la revelación más que conspiracional de que Todo, Absolutamente Todo, es Falso.”

Aún más, el artificio narrativo, lejos de un tratamiento académico cristalizado en un ensayo o un artículo, agudiza la punzada psicológica individual y nos sugiere obscuramente que también nuestros más íntimos pensamientos y acciones pueden sostenerse en mentiras:

“… los paseos de la manita y casi todos los parlamentos que le juró Constanza entre besos y besos con la ya incipiente convicción de que, si bien fueron Verdad en su momento, ahora quedaban signadas como Mentira. Según él, si ella había dicho muy al principio del enamoramiento que «Soy tuya», «Eres mi Todo» y «Soy adicta a tus besos», ahora pasaban y pesaban en evocación como puras pinches mentiras y si Constanza había puesto en tinta —y rubricado con su firma— «No solo soy tuya, sino tu mujer» o «Ya no sé vivir sin ti», la propia caligrafía delataba ahora visos de la más vil insinceridad.”

Así, frente al delirio de Adalberto, podemos tranquilamente aceptar que convivimos con las falsedades y la ignorancia como partes estructurantes de nuestras vidas. Basta con ver algunas anotaciones de Las Listas de Adalberto:

  • No se sabe a ciencia cierta cuál es el número exacto de habitantes de México ni de la Ciudad de México
  • La llamada Carta Magna de México no existe; lo que se guarda y expone de vez en cuando como reliquia es un ejemplar de la primera versión de la Constitución Política
  • Es falsa la supuesta ubicación exacta en el Centro Histórico de la Ciudad de México donde el águila devoró a una serpiente en 1325

La novela, dividida en dos partes, se adentra en un vórtice alucinante con la segunda mitad, en la que se narra el encuentro de nuestro protagonista con Alicia en España. Datos, curiosidades, anécdotas y todo aquello que fue -y no fue- para España, Adalberto y Alicia (y también al mismo autor,) se mezclan sin aparente orientación entre párrafos que recuerdan a los laberintos narrativos de Thomas Pynchon.

*(Ciudad de México, 1962) Vivió su infancia en Colonia, Alemania, después en Washington, D. C. y a la vez en el bosque que puebla las páginas de Un bosque flotante (Alfaguara 2021). Es historiador y su tesis de licenciatura, La soledad del silencioMicrohistoria del Santuario de Atotonilco, fue publicada en 1991 y obtuvo el Premio Nacional de Historia Regional con Mención Honorífica. La emperatriz de Lavapiés, su primera novela, fue publicada en Alfaguara en 1997, y en 2000 fue reconocido con el Premio Nacional de Cuento Efrén Hernández por su relato "Noche de ronda". Es autor de cinco libros de cuentos, dos volúmenes de "cuentínimos" y seis libros de ensayo y crónica. Ha sido colaborador en diversos medios, como las revistas Vuelta de Octavio Paz y Cambio de Gabriel García Márquez, así como columnista de los diarios El País y Milenio.

 

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