De caminar porque sí y porque no…

Paloma Cuevas

22 May 2025

 

“Dios te salve, María, 
llena eres de gracia;
el Señor es contigo.
Bendita Tú eres 
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.”

Ave María (© Biblioteca Apostólica Vaticana)

 

Hace unos días finalicé la lectura de “La primera que camina”, segunda novela de Ana Francis Mor, quien se ha destacado por una labor constante y a toda prueba en el activismo, en favor de los Derechos Humanos de las personas de la población de la Diversidad Sexual, así como en la difusión cultural y un larguísimo etcétera.

En esta, que es su segunda novela, Ana Francis tomó la decisión de reescribir a manera de trilogía uno de los libros más famosos de todos los tiempos: La Biblia; “La primera que camina” es el primero de esos libros y abarca desde Génesis hasta Reyes. Imagino a María resignada escuchando las palabras del arcángel Gabriel, calladita – como se estereotipa la obediencia, - preparada para obedecer sin chistar, y entonces veo un círculo concéntrico dando vueltas en la historia y a lo largo de la vida de la humanidad, escucho a lo lejos un ruido raro de esos como de DJ sufriendo con algún vinilo que se pone sus moños y la escucho gritar casi con vestuario a go gó: ¡¡¡Yo no soy la esclava del señoooooooooooor!!!

Esa reinterpretación desde una visión femenina alejada de sesgos. María, es una mujer inteligente, inquisitiva, pero sobre todo con un enorme amor por su libertad. Doncella enamorada de su José, que no ha tenido hijo alguno y que cuando le explican el papel que se espera  de ella, – siempre las expectativas en nosotras como mujeres, comenzando por la sumisión y cerrando con el sacrificio, - desempeñe en la nueva alianza entre Dios y la humanidad, ella decida decir NO y con esto poner de cabeza la historia más contada del mundo.

A partir de la negación de María, la historia cobra un sentido distinto. La divinidad, decide respetar a María y le permite de acuerdo con su solicitud irse a caminar tres años, para conocer el mundo armada de una marca en el rostro que la protegerá del #malamen.

 Es a partir de esta decisión, que cambiará el curso de los tiempos tal como los conocemos, y existirá un antes y un después. María decide, pero al mismo tiempo se niega lo que no escoge. Ella dejará su casa, con la comprensión, bendición y espera de su amado José y comenzará a caminar sin rumbo, en una época en la que las mujeres no acostumbraban salir de casa y mucho menos caminar solas. María, nuestra heroína abandona todo lo que conoce, para conocerse, para sumarse, para mirar al mundo y ser parte de él, siendo una.

María cuestiona, se convierte en el camino, para darse cuenta de que no pertenece, de que “las mujeres no hacen milagros” y que al final “su nombre, el tuyo y el de todas será borrado de la historia”.

¿Duele? Sí, porque es muy cierto. Cada paso de María parece tener una razón de ser, volviéndose decisivo para exponer  con altas dosis de reflexión y crítica implícitas las violencias escritas y descritas por todos lados, María despliega su magnética, dulce e inocente personalidad, llena de sabiduría.

Por momentos se sorprende de saber cosas que aparentemente no entiende y de cómo esa información es una con ella, supongo que no es la única.  Caminar para hacer camino y entonces saber que hay a dónde volver y decidir si se desea hacerlo, o no. El recorrido lleva indefectiblemente a reconocerse en los otros y las otras que vinieron antes y hasta a cuestionar las acciones realizadas por esas personas y por la divinidad misma, entendiendo que la conducta de gran parte de la humanidad tiene en común preocupaciones, deseos, yerros, dolores y culpas.

Resulta innegable el gozo de descubrir el trabajo de orfebrería realizado con la prosa poética que embellece la historia y sorprende a quienes la leen. De más está decir que la recomendación es a leer esta historia.

Mientras ustedes leen hoy mismo muchas mujeres no pueden salir a caminar con esa libertad, y saber que aquellas que se atreven a ser las primeras en lo que quiera que lo sean, no solamente cuentan con el adjetivo de valientes, si no de generosas al abrir espacio a todas las que vinimos detrás, a pesar de la enorme soledad que conlleva ese valor.

Ustedes, ¿qué harían si tuvieran que decidir firmar un nuevo pacto o salir a vivir?

 

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