Canciones, platillos, viajes, amigos y listas, una gran cantidad de listas, son la reminiscencia de un matrimonio y de dos vidas que después de compartir 15 años juntos y un “para siempre” deciden separarse. Esta es la historia de Ana y Pedro, una pareja que pasa el último día juntos un 24 de diciembre; en la noche él cumplirá 40 años y cada uno tomará otro camino.

Los lugares verdaderos (Alfaguara) es la reciente novela de Gastón García Marinozzi, una crónica del término de un matrimonio, pero también el recuento de los momentos íntimos y personales que compartieron. Un narrador en tercera persona nos hace parte de la conclusión de este enlace, nos introduce a los pensamientos de los personajes y, sin decirnos el motivo de la ruptura, nos lleva a los lugares verdaderos de Pedro y Ana, aquellos que ya no serán los mismos, pero que resguardaron los momentos felices y vulnerables de cada uno, las ilusiones y los planes a futuro.

La nostalgia y la duda sobre lo que fue y será la vida después de la ruptura invaden constantemente a los personajes, para quienes ya no hay conversaciones ni experiencias compartidas: todo está vacío y en cajas de mudanza. Pedro sabe que ya no habrá un día más y que ahora Ana escucha canciones que él desconoce; se da cuenta que el silencio es una arma de defensa que ambos usan para esta planeada y forzosa despedida.

En la novela los espacios adquieren mucho significado, pues forman parte de ese irreparable adiós; una casa llena de humedad y carcomida por las termitas, que hasta ese momento se hace visible para Pedro, ahora resulta insegura para habitar. O la casa de la playa, situada en un pueblo solitario y al que las personas y las ballenas acuden para el retiro y descanso de una larga vida, conforman estos espacios donde se configuran los hechos que suceden en la historia, pero que por sí solos dan cuenta de las pérdidas a las que se enfrentan los personajes.

El agua posee un simbolismo especial dentro de esta historia, pues es a través de este motivo, que el autor habla sobre lo que es un matrimonio: la confluencia de dos personas, con temperamentos diferentes y formas distintas de ver la vida, que deciden discurrir el camino juntos hasta que las heridas duelen, pesan, los inmovilizan y les impiden continuar el trayecto.

Sin duda, Los lugares verdaderos es una novela cautivadora, en la que la nostalgia y la realidad nos sacude, pues resulta casi imposible no pensar en nuestras rupturas y fracasos; en la soledad y el miedo que nos invade al pensar en lo que viene después de una despedida. Esto aunado a una clara y envolvente narrativa que nos lleva reflexionar sobre nuestras propias cicatrices y fracturas que nos acompañan a lo largo de la vida.

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