¿Alguna vez has pensado cómo sería Spiderman si fuera mexicano? ¿Qué tal si descubrieras que tu compañero de trabajo, tu vecino o el poli de la esquina son héroes que en secreto combaten el mal? ¿Y si además sus enemigos fueran los narcos? Estas preguntas plantean un juego bastante interesante entre ficción y realidad, entre la cultura de los cómics y la novela mexicana del norte, entre lo intertextual y el homenaje, elementos que se conjugan en Yo soy el araña de Carlos René Padilla.
Antes podemos recordar algunos clásicos de la literatura que también retoman otras ficciones para plantearlas en su propia realidad literaria: Don Quijote de la mancha, el mejor ejemplo sobre el fanatismo con los libros de caballerías, o Madame Bovary que vivía dentro de sus lecturas de novelas románticas. Más en el presente, me atrevería a decir que Yo soy el araña (Premio Nacional de Novela Negra) tiene un porcentaje de fanfiction en su confección, un dejo de what if y universos cruzados, y claro todo de policíaco, que da como resultado una narrativa híbrida muy disfrutable.
Desde la primera página, tanto los fans (como los que no) sentirán una conexión inmediata con el protagonista, un tal Pedro Pérez, policía enclenque obsesionado con los cómics de superhéroes, que vive en su cabeza el sueño hecho realidad: ser el hombre araña. En vez de las calles de Nueva York, será Hermosillo, Sonora, el escenario perfecto para derrotar y capturar a sus enemigos, que resultan ser unos poderosos narcotraficantes apodados el Rey, el Duende, el Lagarto y el Buitre, los cuales tienen a su novia, María Juana, secuestrada.
Así, te sumerges en un relato fascinante, vertiginoso y lleno de guiños a la historia que tanto conocemos, ¿reconociste algunos nombres? Y no sólo se podría decir que es una excelente parodia si no que, René Padilla renueva, actualiza y reubica la vida de Peter Parker como todo un experto en la materia, pues aunque toma las historietas como gran influencia, también mezcla la música pop, la comida y estilo de vida mexicanos, y por supuesto, la cultura del narco, de la cual plantea un duro reflejo al describir la corrupción de la policía, las balaceras, la brutal violencia entre los sicarios, su relación con los gobernantes y los estragos que causan en la sociedad civil.
Aunque esto último no nos parezca nuevo, si hemos leído la literatura norteña o del narco, lo refrescante en esta novela es la reinterpretación de lo que podría ser una posible nota roja de periódico en algo emocionante y divertido dentro del mundo de los superhéroes, de sus trajes y máscaras brillantes y sus poderes sobrenaturales. Por si fuera poco, basta con darle un vistazo a la portada del libro para convencernos: una ilustración tipo cómic de Espáiderman luchando contra maleantes mientras rescata a María Juana (o Mary Jane, como prefieran) por el fantástico dibujante Bef, para dejarnos atrapar entre las telarañas de esta historia.
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Excelente reseña, se antoja leerla