Con 48 capítulos de 6 hojas aproximadamente cada uno*, en Fetiches Ordinarios (Random House, 2025) podemos reconsiderar a través de las agudas, amenas y eruditas reflexiones de Luigi Amara* los objetos (y formas) comunes que encontramos en casa. Estos van desde lo tangible como el papel, la bolsa de plástico, la ventana, el espejo, el lápiz o el libro, hasta lo intangible, como lo cóncavo, el aire, la sombra, lo inalámbrico o la noción de umbral.
El punto de partida, según Luigi: “En ‘Rondar las calles’, uno de sus ensayos más originales y digresivos, Virginia Woolf recorre sin rumbo las calles de Londres hasta alcanzar “el desfase del yo”. Aunque su pretexto sea salir en busca de un lápiz, en realidad quiere apartarse de la vida cotidiana, abrir un paréntesis en la soledad de la habitación propia, donde todo lo damos por descontado y nos hemos rodeado de objetos que expresan nuestro temperamento y refuerzan nuestra experiencia personal… En este librito de ensueños y vislumbres bajo techo (Fetiches Ordinarios) me he propuesto el movimiento contrario al de Virginia Woolf; en vez de salir a la intemperie en pos de lo desconocido, he querido que la polilla de la atención revolotee alrededor de los objetos comunes y las cosas corrientes que nuestra alma ha excretado para guarecerse.”
El autor recurre al tramado de los pensamientos de Nietzsche, Herder, Freud, Montaigne, Marx, Adorno y Aulio Gelio para continuar y argumentar la necesidad de comprendernos a nosotros mismos a través de los objetos que hemos decidido utilizar de manera cotidiana y próxima:
- sólo podemos comprender un universo conformado por nosotros mismos (Nietzsche)
- el ser humano se ha convertido en un dios con prótesis (Freud)
- el fetiche remite a la noción de sucedáneo o sustituto que suplanta ya sea a Dios, ya a la realidad social que lo hizo posible a través del trabajo (Marx)
Para las anotaciones de los fetiches, Luigi despliega una serie de referencias super específicas que abarcan arte, antropología, música, poesía, semiótica o sociología y abiertamente sitúa a su libro como heredero y continuador de títulos como Parafernalia de Steven Connor, La historia del mundo en 100 objetos de Neil MacGregor, Cosas (y) materiales de Mark Miodownik y Mecha de enebros de Clayton Eshleman, este último como principal influencia (“revoltura estimulante de poesía y exploración de primera mano, de investigación exhaustiva y vislumbres proféticos que se adentra en el surgimiento de la conciencia a partir de la creación de las primeras imágenes en las cuevas del Paleolítico superior.”).
De los 48 fetiches, retomamos a manera de conclusión y por pertinencia, el libro (“Claroscuros del libro”), con el que el autor reflexiona sobre su extinción física con la aparición del ebook, sobre su evolución material, sobre sus alcances de producción editorial actualmente, sobre su uso como objeto práctico, sobre la importancia de su invención, sobre la diferencia entre hacer textos y hacer libros, sobre la lectura, sobre su diseño, sobre las culturas que se forman alrededor de él, sobre las librerías de viejo, sobre su insignificancia…y entre estas reflexiones Luigi reúne a Umberto Eco, Isabel Vallejo, Borges, William Gass, Ulises Carrión, George Orwell, Ralph Waldo Emerson, Robert Louis Stevenson y Christopher Morley.
“Para Borges, el libro es el instrumento más asombroso que haya inventado el hombre, extensión de la memoria y la imaginación. Y no es poca cosa que sirva también para revestir paredes, para hacerse el interesante y afectar erudición cuando lo llevamos bajo el brazo, o bien para apuntalar la pata tembleque de una mesa. En un libro podemos sumergirnos durante días y días de felicidad y también, en los trances difíciles, puede convertirse en una tabla de salvación, que nos aparta o distrae de las pasiones más tristes. Tras suspender la realidad o dejarla entre paréntesis por el lapso de algunas horas —ese paréntesis laberíntico que se desenvuelve a medida que damos vuelta a las páginas— ya no volvemos de la misma manera de sus pasillos imprevisibles, y no conozco mejor refugio para cambiar de ánimo o para disipar los sinsabores de un día cuesta arriba”.
Comentarios del mismo autor relacionados con la obra descrita pueden ser revisados en la presentación del libro en la FIL del Palacio de Minería 2025. Además, las entregas completas de la columna Fetiches Ordinarios se encuentran en la página web del periódico La Razón.
*Originariamente cada capítulo formó parte de la columna mensual que el autor realizó por cuatro años con el mismo nombre de Fetiches Ordinarios para el periódico La Razón.
**Luigi Amara ha escrito más de quince libros que abarcan poesía, ensayo, crítica, novela y narrativa infantil. Ha recibido la Medalla Gabino Barreda, el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino, el Premio Internacional Manuel Acuña de Poesía en Lengua Española y también ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores.