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De nuevo, el amor
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Doris Lessing 1
De nuevo, el amor / DEBOLS!LLO, 2014
 

Resulta curioso que el concepto amor sea uno de los grandes temas explorados por la humanidad y la literatura y que, a pesar de tanta reflexión y tanto desastre, siga siendo tan misteriosa la forma de manifestarse. No importa si es un amor fraternal, amistoso, pasional o meramente platónico, siempre hay un halo de misterio que rodea a eso que no podemos encerrar del todo en un único sentimiento.

Doris Lessing intenta no explicarlo, sino mostrarlo en De nuevo, el amor a través de Sarah Durham, viuda por veinte años, productora de teatro que ha olvidado qué es sentirse enamorada.

Me gustaría decir que me siento identificado con Sarah, que a mí también se me ha olvidado el amor y que tengo que redescubrirlo después de una experiencia y pérdida tan dolorosa que no nos queda más que recluirnos en nosotros mismos y llorar nuestras penas, nuestras catástrofes. Mas eso sería sólo una farsa: cada vez que llevo demasiado tiempo soltero digo lo mismo. Además, estaría ignorando algo importante: a Sarah le sobra algo que yo apenas estoy empezando a recolectar: experiencia de vida, una visión más completa que se nutre de la observación acumulada por los años.

Sin embargo puedo entender las expresiones que Lessing utiliza en su novela: sé cómo es el ardor que alguien nos despierta y conozco bien la identificación mutua, de tal modo que el dolor que experimenta el otro se vuelve propio. Es complicado, como el amor. Lo ideal sería que las cosas fueran sencillas –claro, si no somos de aquellas personas que gustan de los amores complicados–, que la pasión sea algo que venga con el entendimiento y la amistad, no separados en distintos entes, y que en su consumación no existieran miles de rodeos y titubeos. Es casi barroco y siempre distinto, no hay fórmula para ello, pero así es toda la vida.

Y todo esto vuelve a experimentar Sarah cuando decide producir una obra sobre la vida de Julie Vairon, transformando la constelación de sus relaciones de manera abrupta, introduciendo personas que tomarán el papel de cada una de esas expresiones amorosas, de esas experiencias que nos aturden y llenan, paradójicamente, de intranquilidad y sosiego, cayendo en cuenta que lo importante es querer y que nunca es demasiado tarde para ello ni para redescubrirlo.

 

Andrés Borchácalas

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