Pienso si es necesario que los autores que uno admira y lee obstinadamente deberían ganar un premio como el que otorga la Academia Sueca. Me respondo que no. Leer es también una búsqueda, es hurgar para construir afinidades.
El mundo será caótico con todo y nuestras buenas intenciones. Las guerras y la literatura que se ha construido en torno a esos procesos de devastación y exterminio, nos hacen sentirnos abatidos en una realidad cada vez más fría, más cruel y deshumanizada.
La historia de los premios Nobel es realmente extensa.
¿Qué une a Maurice Maeterlink que escribió La inteligencia de las flores, editado recientemente por Zopilote Rey en Oaxaca, a Wisława Szymborska, a Imre Kertész, Elfriede Jelinek, Peter Handke y Camilo José Cela? Han ganado un premio acordado por un comité, en años distintos. Kertész sobrevivió a Auschwitz, Handke ha sido criticado por sus posturas políticas, Elfriede Jelinek ha mostrado en sus textos la crueldad del mundo y la desolación de saber que todo está ya devastado. Maurice Maeterlink nos hace poner la mirada en las flores y su obstinación por sobrevivir mientras la humanidad ha desatado una cacería contra lo diverso.
El Premio Nobel de Literatura es quizás una oportunidad para que las voces premiadas puedan ser escuchadas.
Tengo, claro, una lista de escritores que nunca ganaron/ganarán el Nobel y que me gustaría compartir aquí. Por ahora recomendaré a tres escritoras que deberían tener el Nobel de Literatura. Son las tres muy diversas entre sí, pero regreso a ellas para asombrarme y ser feliz.
-Ida Vitale: Nacida en 1923, en Montevideo, es una escritora que ha con sus poemas, ensayos y traducciones nos hace descubrir un microuniversos. “Voy hacia mi límite sin modificar el hábito infantil de asombro ante el mundo que acompaña incluso a los humanos desentendidos de inútiles minucias”, declara en alguno de sus libros. El asombro ante lo que creemos ya conocido y que revela sus mecanismos secretos, nos hace continuar con todo el dolor y la pesadumbre de estos días.
-Elena Garro: Tenía quince años cuando leí Los recuerdos del porvenir y me sentí triste por Isabel Moncada, intenté emular la manera en que un pueblo contaba la historia de sus habitantes. Era la historia vista al otro lado del espejo. Pienso si esa escritura necesita premios como el Premio Nobel de Literatura. Me respondo que no. Elena Garro sobrevive, en estantes y bibliotecas. Resplandece y brilla como una piedrita encontrada en un río y tomada como amuleto para nuestra existencia. Elena Garro nació en 1916.
-Anne Carson: En su libro Hombres en sus horas libres, Anne Carson comienza hablando de las cronologías. Menciona a Virginia Woolf y a Tucídides. Se pregunta por la muerte, para responder secretamente algo sobre la vida. Pero más allá de ese libro, en todos los libros de Carson hay una constante búsqueda de la belleza, de indagar sobre la poesía y su conexión con el mundo. Estas autoras, que no han ganado ni ganarán el Nobel, son parte de una larga lista de autores que me gustaría que ganaran un premio. Quizás para sentir que gano por primera vez una apuesta.