Cada vez que una amiga me pregunta por una buena novela, siempre recomiendo alguna en la que la protagonista esté desesperada y haga de todo por salir de aquel estado. Creo que durante mucho tiempo las mujeres hemos vivido desesperadas, ya sea por asumir cierta independencia, por sobrevivir a un día más dentro del mundo o simplemente por vivir que ya es mucho decir para cualquier ser humano.
De los sentimientos que surgen al leer Tuya de Claudia Piñeiro, definitivamente la rabia es el más intenso que se desata desde que aparecen estas palabras: “Por más que a una le pese, a toda mujer, en algún momento, le meten los cuernos. Es como la menopausia, puede tardar más o menos, pero ninguna se salva.” Y es que es brutal la manera en la que deja caer una máxima por completo racional acerca del matrimonio que a su vez está llena de resignación acerca de la experiencia femenina frente al sufrimiento que conlleva el mismo.
Piñeiro posee una voz que desborda fuerza ante situaciones extremas. Ingrediente perfectamente conveniente para el policial, pues a pesar de que tradicionalmente se le vincule sólo con mentes frías y calculadoras, el personaje de Inés, la protagonista de la historia, puede combinar perfecto esas características con las que se ciñen a la convención de los personajes femeninos como lo son la pasión y el amor.
Una mujer que descubre el engaño de su esposo, experimenta varias reacciones posibles, sin embargo, Piñeiro elige una que, en un principio, desconcierta porque no rebosa de la furia que podría esperarse, sino que opta por dejarla salir poco a poco a medida que la historia avanza. Inés es una mujer inteligente que idea un plan en el que debe salvar todo lo importante para ella. Puede parecer generosa inicialmente, pero en realidad sólo busca el bienestar de sus intereses, lo que ella cree que debe ser defendido sin cabida a consideraciones externas.
Inés domina el relato de principio a fin. Su matrimonio está estancado y a ella no parecería importarle demasiado; mientras todo siga en orden, no tiene problema. Hay tanta necesidad de compañerismo y comunicación en su pareja, que al ser testigo del asesinato que él comete se siente cómplice, incluida y eso la alienta, la hace renacer en un intento desesperado por acercarse a su marido. Es así como, por momentos, pareciera que aquel accidente representa lo mejor que le ha pasado en años. La mujer que no tiene mucho que hacer en su vida encuentra el estímulo perdido en un crimen que ella decide cargar a cuestas. Durante toda la novela Inés planifica las coartadas, investiga a la víctima, trama estrategias y en esa vertiginosa tarea, termina descubriendo un sorprendente detalle que cambiará el curso de todo.
Efectúa su plan de una manera certera y sin dudas, con la determinación inescrupulosa de cualquier asesino plasmado en la literatura. Está dispuesta a lo que sea con tal de obtener los resultados por los que ha trabajado tanto, mismos que terminan por traicionarla, revelando un retorno a su carácter obsesivo inicial, enfocado ahora a una venganza cuyo único fin es retribuirse un poco de todos los actos tirados a la basura por una mentira.
Si bien, en esta novela no hay un investigador policial que domine el relato, es ella la que adopta un papel, aunque somero, en cuanto a investigaciones se refiere. Nos encontraremos con un cazador cazado, o dos, con una protagonista que cumple diferentes roles, una mirada cruda sobre el sexo y el matrimonio pero fundamentalmente una interesante observación sobre la conducta y los valores de una familia modelo de clase media.
En el momento en que el personaje se va desenvolviendo frente a nosotros, salen a relucir las opresiones a las que una esposa promedio se ve sujeta, como lo son la fidelidad y el soporte de la familia, en cuanto a estabilidad se refiere. Inés tiene, además del deseo (impuesto también por las costumbres de la sociedad en la que vive), la obligación de mantener la tranquilidad y el estatismo en su hogar; y es precisamente ese pensamiento el que la lleva a la obsesión por conseguirlo, cueste lo que cueste.
Tuya comprende una serie de eventos que en pocas páginas nos lleva por la compleja mente de una mujer que se enfrenta al peligro del débil equilibrio de lo que conoce como bueno. Todas las consecuencias de las decisiones que si bien podrían considerarse como aciertos al tener como único fin el regreso a ese equilibrio, terminan por resquebrajarlo. Refleja los efectos de una convicción que posee tal vez injustamente, pero que deriva en obsesión por su propia vida y por el amor en sí mismo.