Amores truculentos en la literatura

Jorge Bobadilla Vargas

14 October 2022

Entre San Valentín y un cercano Halloween elaboramos una breve lista de recomendaciones literarias cargadas de pasiones tormentosas cuyas tramas nos recuerdan a aquella pareja “imposible” que, motivada desde nuestro deseo, nos eleva hasta los cielos del éxtasis con el costo de una vertiginosa caída hasta los infiernos del mal amor. Seis novelas y un anecdotario dejan ver aquí las cruentas posibilidades de las relaciones equivocadas que en nuestra experiencia dejamos libre su agridulce curso traicionando así a nuestra protectora intuición.

La naturaleza del deseo
Carla Guelfenbein

En este 2022 se publicó por Alfaguara la octava novela de la escritora y editora chilena Carla Guelfenbein. En ella nos relata la relación clandestina que S y F mantienen como amantes; F como el marido infiel y S como la amante mal querida. Ciudades, cuartos de hotel, anécdotas eróticas literarias (como la concupiscente correspondencia que mantuvo James Joyce con Nora Barnacle) y el peso de una herida familiar son los márgenes que trazan el insoportable territorio para S, nuestra narradora abandonada de repente por F. En la búsqueda de una explicación, S hace un recuento de los daños e indaga en la psicología del engaño:

“Me encontraba frente a un extraño, un hombre que había convertido su vida en una gran mentira, tal vez en su mente de ganador, haberme engañado al punto de lograr que yo desarmara mi vida por él, fuera su mayor victoria. No podía dejar de preguntarme qué sentía cuando cerraba los ojos y se encontraba frente a lo oscuridad de sí mismo, al vacío de la existencia. Ese vacío que la mayoría de las personas paliamos con afectos y lealtades.”

Amores adúlteros
Beatriz Rivas y Federico Traeger

Editada por el legendario Ramón Córdoba en el 2020 por Alfaguara, esta novela corta, elaborada alimón por Beatriz Rivas y Federico Traeger, explora los detalles del adulterio en fervor poético. Como una visita a un motel, los autores nos relatan sin tapujo, directa y efímeramente las delicias y torturas de una pasión desbordadas de erotismo entre Él y Ella. La atrocidad, en este caso, no es el pecado de la infidelidad sino la desgracia del sometimiento familiar que cercena lastimosamente la imposibilidad de hacer el amor infinitamente:

“El deseo ha tomado el mando y no quiere devolverlos a sus condiciones de origen, a esas vidas cotidianas que, sin darse cuenta, los abrazan, asfixiándolos.”

Conversaciones entre amigos
Sally Rooney

La primera novela de la joven irlandesa Sally Rooney, Conversaciones entre amigos (Random House, 2018) -alabada por medios especializados y consagrados como Kirkus o The New Yorker- profundiza en las complejidades de las relaciones afectivas supeditadas a las diferencias generacionales, de clase y género. El núcleo narrativo compuesto por una pareja heterosexual aparentemente madura que coquetea con una joven pareja lésbica evidencia desde incisivos diálogos y brutales introspecciones, las posibilidades configurativas del deseo sobre infidelidades, convenciones formales y vínculos radicales.

“Debería haber sabido que lo nuestro no podría funcionar. ¿No lo hemos sabido siempre?, preguntó. Callé durante unos segundos. Luego me limité a contestar: Yo no lo sabía. Bueno, ¿qué significa que una relación «funcione»?, dijo... Lo nuestro nunca iba a ser algo convencional… Ni yo pensaba que tuviera que serlo, repliqué. Vale, ahora dices eso, pero evidentemente no te gustaba que yo quisiera a otra persona. No pasa nada, eso no te convierte en un monstruo. Pero yo también quería a otra persona. Sí, lo sé. Pero no querías que yo lo hiciera. No me habría importado, si… Busqué una forma de acabar la frase sin tener que decir: si yo fuera distinta, si yo fuera la persona que quiero ser.”

Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la Historia
Rosa Montero

La periodista y psicóloga española -multi premiada y traducida- reúne en Pasiones. Amores y desamores que han cambiado la Historia (Alfaguara, 2012) textos publicados en el suplemento Dominical de El País entre los años 1997 y 1998 cuyo eje rector son las biografías de las pasiones amorosas que vivieron figuras literarias e históricas como León Tolstoi, Oscar Wilde, Robert Louis Stevenson, Rimbaud (con Paul Verlaine), Lewis Carroll o Marco Antonio y Cleopatra. En la luminosa introducción del libro (previo a la sombría, tormentosa y desenfrenada galería de parejas expuestas en Pasiones), Rosa explica en un breve recorrido histórico los fundamentos de la pasión:

“…la esencia de lo pasional es la enajenación que produce: el enamorado sale de sí mismo y se pierde en el otro, o por mejor decir en lo que imagina del otro. Porque la pasión, y este es el segundo rasgo fundamental, es una especie de ensueño que se deteriora en contacto con la realidad. Tal vez sea por eso por lo que, tercera condición, la pasión parece exigir siempre su frustración, la imposibilidad de cumplimiento.”

La señora Osmond
John Banville

Después de 136 años de la publicación de Retrato de una Dama de Henry James (Penguin Clásicos), John Banville revisita la situación matrimonial de Isabel (Archer) Osmond en La Señora Osmond (Alfaguara, 2018). El estilo decimonónico es conservado en detalle por el multinominado al Nobel (no oficialmente) para recrear el cruel laberinto aristocrático del que Isabel y Gilbert Osmond son partícipes. El resultado de este matrimonio equivocado -de cual Isabel intenta liberarse-, así como de la obstinada y mezquina personalidad de Gilbert Osmond, es el conflictivo control sobre el provenir amoroso de la descendiente ilegítima Pansy:

“¿Cómo iba Gilbert Osmond, acérrimo defensor de las apariencias, y fanático de las convenciones, a exhibir ante los ojos complacidos de la sociedad la prueba de sus pecados pasados y de sus intolerables aprietos actuales? No, no podía ser. Aun así, Pansy tenía que vivir en alguna parte, tenía que tener un hogar. Isabel consideró ahora, con una especie de distante compasión por sí misma, lo patético de su plan -que esa mañana se había ido definitivamente al traste- de cuidar y proteger a Pansy, de convertirse sin más en su salvadora.”

Las tierras arrasadas
Emilano Monge

Como en una pesadilla donde el espacio es inestable y apenas unos atisbos de luz guían al durmiente, recorremos en Las tierras arrasadas (Random House, 2015) -galardonada con el IX Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska- una oscura e interminable selva pujante de violencia absurda que castiga a los que escaparon de sus tierras, los sinDios, los sinnombre. Como guías y verdugos de este periplo encontramos a Epitafio y Estela, cuyo mutuo amor los sostiene entre traiciones y venganzas para cumplir su misión de llevar en tráilers y camionetas a los Quienaunpresumendealma al lugar que unos llaman Ojo de Hierba y otros El Tiradero. Las tierras arrasadas es la historia de un amor imposible en medio de un holocausto latinoamericano donde los migrantes son el reflejo narrativo en una nada aplastante compartida con la perturbadora realidad.

“… desproveyendo de sentido el sueño en el que flota Estela: este sueño el que hablándole de tú a Epitafio lanza: sin ti el planeta ya no tiene centro… sin ti es todo cualquier parte… pura distancia… pura nada.”

Suave es la noche
Francis Scott Fitzgerald

La cuarta novela de F. Scott Fitzgerald (1934) sirve como un espejo literario que refleja la relación que el escritor mantuvo con su esposa Zelda. En Suave es la noche (Debolsillo, 2016) somos testigos a través de saltos narrativos en el tiempo del complicado matrimonio entre el alcohólico psiquiatra Dick y su paciente esquizofrénica Nicole, cuyo desenlace es acelerado por la infidelidad de Dick con la actriz de Hollywood Rosemary en la Riviera francesa. A lo largo de la novela somos testigos del genio con el que Fitzgerald dota a sus personajes de características psicológicas ultra específicas como peculiares, por ejemplo:

“En Salzburgo, en cierta ocasión, Dick había sentido la presencia acumulada de un siglo de música comprado y prestado. Y en otra ocasión, en los laboratorios de la Universidad de Zúrich, mientras hurgaba delicadamente en la corteza cervical de un cerebro, se había sentido más como un fabricante de juguetes…”.

Un ejemplo extraordinario más, donde Nicole enamorada escribe de una manera luminosa y delirante a un todavía desconocido Dick:

“Me dijeron que era usted médico, pero con tal de que sea un gato me da igual. Me duele mucho la cabeza, así que perdone ese paseo como supongo que diría un ordinario con un gato blanco. Hablo tres idiomas, cuatro con el inglés, y estoy segura de que podría ser útil como intérprete si usted lo arreglara en Francia estoy segura de que podría controlarlo todo con los cinturones todo el mundo abrochados como si fuera miércoles. Hoy es sábado y usted está lejos, tal vez muerto.”