¿Y si el fin del mundo fuera tan silencioso como una nevada interminable? “Todo lo que amamos y dejamos atrás” nos sumerge en una distopía climática en la que la Tierra, devastada por un invierno sin final, ha dejado atrás su ritmo natural. En medio de esta helada catástrofe, los protagonistas no solo luchan por sobrevivir, sino también por recordar lo que significa ser humanos. Con una prosa íntima y visual, su autora, Elisa de Gortari, construye un escenario donde el cambio climático ya no es una advertencia, sino una realidad asfixiante que transforma la forma en que las personas aman, se despiden de aquellos que deben quedar atrás y siguen adelante.
No se necesitan explosiones ni criaturas mutantes para sacudirnos. Lo hace con pequeños gestos: una carta que no llega a ser leída, una despedida congelada en el tiempo y una decisión imposible en medio del hielo. Los personajes están construidos con tanta veracidad, que uno siente el frío en los huesos pero también en la sensibilidad humana. Su evolución emocional, marcada por la pérdida y la esperanza, es el verdadero motor de la historia. El estilo narrativo es sobrio, pero poético; sin adornos innecesarios, pero con la fuerza suficiente para dejarnos pensando mucho después de haber cerrado el libro. Nos vuelca en un momento de soledad para repensar seriamente si podemos cambiar algo en nuestra cotidianidad. La edición de Penguin Random House acompaña perfectamente este tono: con una portada sobria pero evocadora, un formato cómodo y una traducción cuidada, hace que la lectura fluya con naturalidad y profundidad. El mensaje sobre la devastación del mundo llega sin disfraces ni artificialidades.
Siguiendo con dramas distópicos, en “Este vacío que hierve” de Jorge Comensal, la pregunta conductora de todo el texto es: ¿Qué secretos se ocultan bajo las cenizas de un bosque incendiado? La novela nos transporta a un México del 2030 donde la vida cotidiana está marcada por la catástrofe ambiental. En este escenario, Karina, una joven física, se ve arrastrada por un incendio que no solo consume el Bosque de Chapultepec, sino también la memoria de su padre y los vínculos familiares que parecían firmes antes de la catástrofe. Comensal no plantea un futuro lejano: pone el foco en un mañana que se siente peligrosamente cercano, y lo hace con una mezcla de crítica social, humor oscuro y un trasfondo de duelo y redención.
La escritura ágil y cerebral de Comensal se balancea entre la ciencia y la emoción, construyendo una protagonista que no necesita salvar al mundo, sino reconstruir el suyo como salvación propia; lo cual ya es bastante entre tanto caos. Es una lectura breve pero poderosa, ideal para jóvenes lectores que buscan historias con ciencia, misterio y un profundo comentario social. Además, la novela destaca por su habilidad para hacer del cambio climático algo personal. Comensal no nos muestra solo un planeta que muere, sino una generación que crece entre ruinas y humo, que trata de amar y entender mientras el entorno se desmorona. Esta es una lectura especialmente valiosa para jóvenes lectores que buscan historias que hablen de su tiempo, que no se conformen con el “qué pasaría si”. La edición de Alfaguara (Penguin Random House) es precisa: portada que impacta por el ojo vigilante que lo mira y una edición pulcra que respeta cada pausa y cada revelación no tan ficcional sobre lo que ocurre en la historia narrada.
¿Podría la biotecnología ser nuestra salvación o más bien nuestra perdición? La trilogía “MaddAddam” de Margaret Atwood —compuesta por “Oryx y Crake”, “El año del diluvio” y “MaddAddam”— construye un universo donde la ciencia se ha desbordado, la ética se ha diluido hasta no tener reconocimiento social, y el mundo ha colapsado tras una pandemia artificial. Así, a través de diferentes voces y puntos de vista, Atwood explora cómo el desastre puede ser fabricado por la arrogancia humana, y cómo la comunidad puede seguir formando una nueva civilización siempre que haya humanos.
Así, con una visión profética, Atwood hace más que narrar una distopía: nos entrega una mitología del fin del mundo que no es más bien muy probable. Sus personajes, llenos de contradicciones, no son héroes convencionales, pero sí nos representan en nuestra fragilidad y en nuestro instinto de supervivencia. Su estilo es denso pero magnético, ideal para lectores que disfrutan de tramas complejos y que no temen adentrarse en futuros incómodos que posiblemente te dejen sin dormir. Las ediciones de Penguin Random House presentan traducciones fluidas, portadas atractivas y una edición pensada para acompañarte por años en tu librero y en tu día a día.
Del mismo modo, para quienes buscan una historia donde el cambio climático no es solo una vaga idea de lo que un día puede ocurrir, sino una visión oscura del presente, “Solar” de Ian McEwan ofrece una perspectiva distinta. Aquí el apocalipsis no llega con fuego o hielo, o muertes prematuras, sino con sarcasmo. A través del protagonista —un físico premiado, cínico y torpe—, McEwan critica el ego detrás de los grandes proyectos científicos mientras el planeta se desmorona. No es una novela de acción, sino de ideas, de ironía y de culpa, ideal para quienes disfrutan del humor ácido con trasfondo filosófico.
McEwan revela, trae a la superficie todo aquello que queremos ignorar, y lo hace con una inteligencia narrativa que te arrastra entre carcajadas incómodas y momentos de realidad brutal. Aunque Anagrama publica la versión en español, esta novela complementa perfectamente la oferta de Penguin Random House en cuanto a narrativa climática crítica, pero siendo quizá este libro destacado en guiarse por la ironía, algo que pocas distopías climáticas se atreven a explorar.
¿Por qué leer estas historias ahora? ¿Por qué tenerlas en tu librero?
Son más que libros sobre el fin del mundo: son mapas emocionales para entender este presente que ya no es del todo “normal”. Las distopías climáticas que ofrece Penguin Random House no solo tienen calidad narrativa, sino también un compromiso editorial con la forma en que estos temas se comunican: ediciones accesibles, cuidadas, visualmente atractivas y con traducciones que respetan el estilo original de cada autor. Leer estos títulos no es solo una experiencia literaria, sino también un acto de conciencia.
Si quieres leer algo que se quede contigo, que te mueva el piso (y quizá también el clima emocional), estos libros son para ti.