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Sobre "Paraíso en casa" de Adrián Curiel Rivera
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Regino Félix Félix es un chilango común y corriente que trabaja y va al súper y al banco como cualquier otro chilango, y como a cualquier habitante de la ciudad de los Imecas, un día lo asaltan al salir del banco en Centro Coyoacán, le roban miles de dólares que eran para la nómina de su empresa y para unas vacaciones en Miami con su familia.

Como cualquier chilango, Regino no puede sobreponerse al robo, por lo que decide refugiarse en provincia y de un día para otro, él, Nallely, su mujer, y sus hijos Álvaro de 8 años y Ana Claudia de 14, se van a vivir a la blanca y calurosa Mérida. Pero Regino no sabe que lo peor está por venir.

Después de un año de vivir en Mérida, Nallely no soporta el calor y los insectos, por lo que, en unas vacaciones escolares en la Ciudad de México decide ya no regresar a la capital de Yucatán, ella no nació para ser provinciana, le dice a Regino y pide que le mande sus pertenencias, las de sus hijos y el consentimiento de divorcio.

Regino Félix, al verse solo en Mérida y antes de que la depresión haga presa de él y para “paliar su frustración”, comienza a escribir una novela, Paraíso en casa, desarrollada en una tierra maldita: Traslasierra. Una historia donde las redes sociales irrumpen en un matrimonio. Una historia de impunidad y violencia, en la cual, la clase media hace justicia por su propia mano, “un mundo maniqueo de zetas buenos y zetas malos. Donde las familias decentes deciden armarse en hermandades, como a la que pertenece Humberto, el protagonista: Los Caballeros de la Fe Perdida, para combatir el cáncer que carcome los cimientos de la sociedad”.

¿Es en Paraíso en casa donde realmente Regino comienza a vivir? ¿Humberto Rodríguez Mézquita es acaso el alter ego que él necesita? Para lograr su propósito, Regino entra al Taller Literario Elenita Poniatowska Nueva Época, donde conocerá a Felipe Narváez, cronista oficial de Mérida, al poeta Tony Motolinía, a Laura Cárdenas y a quien lidera el grupo, Lula Azero, “el fenómeno de la Feria Internacional de la Lectura Alternativa Yucatán 2016” y una mujer de cierta edad que llena todas las expectativas físicas e intelectuales de Regino y que pudiera ser la mujer perfecta, si no fuera insaciable, casi ninfómana.

Adrián Curiel Rivera, como ya lo hizo en Blanco trópico, su anterior novela, también situada en la península de Yucatán y en la cual ironiza sobre el mundo de la academia, en Paraíso en casa con gran dosis de humor, repasa una tradición en la literatura mexicana: los talleres literarios, con el emblemático nombre de “Elenita Poniatowska” aunque Lula Azero “odia en conjunto la obra de Elena Poniatowska, y la autora tampoco le resulta particularmente simpática por ser un rábano: roja por fuera y blanca por dentro. Típico de la izquierda aristocrática mexicana”, nos dice.

Con escenarios reales, verdades ocultas entre líneas y punzante erotismo, Curiel Rivera hace que nos asomemos al universo de la creación literaria en el momento mismo de llevarse a cabo, alternando capítulos entre la vida de Regino en Mérida y la de Humberto en Traslasierra.

Asimismo, Adrián Curiel Rivera presenta una instantánea de la vida en provincia, sus chismes de infierno chico. Una fotografía de nuestro tiempo en donde la violencia y la impunidad, las familias, las redes sociales y hasta el amor se han convertido en una “ficción dentro de la ficción” donde no sólo un chilango común y corriente puede ver su vida reflejada.

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