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Shakespeare en King’s Landing
Joaquín Guillén comment 0 Comentarios

En uno de los episodios fundamentales de Game of Thrones (en adelante GoT), el rey Joffrey observa desde la mesa de honor (es su boda) la representación teatral de la Guerra de los Cinco Reyes, un conflicto bélico donde él mismo está involucrado.  El público está alrededor del escenario, un tipo arena que, además de servir como método para una representación teatral al aire libre, sirve para hablar de lo que está pasando en Westeros: un enfrentamiento por la corona. A la muerte del padre de Joffrey (que, spoiler, en realidad no es su padre biológico), queda un vacío político que familiares, amigos, aliados y enemigos aprovechan para tratar de hacerse con el poder. Aquella escena resonó en mí porque en el teatro, en los personajes, en el tema de la obra ficticia, en el diálogo, encontré a William Shakespeare.

Escena de la boda del rey Joffrey en Juego de Tronos en orgullodeser.com

Pensar a Shakespeare en el contexto de GoT es valioso: hay pocas obras artísticas tan redondas como las del Bardo. En él hay algo para todos los públicos, desde adaptaciones ligeras como El rey león hasta la extravagante Romeo + Juliet. GoT es apenas una más a la lista de obras que toman a Shakespeare como inspiración. Sobra decir que no me refiero a que George R.R. Martin adapte a televisión a Shakespeare, sino a que GoT toma mucho de su historia en conflictos históricos reales de los que Shakespeare escribió, y ocupa varios recursos similares para explorar las profundidades y matices de varios de sus personajes.

El principal paralelismo entre la obra de Shakespeare y George R.R. Martin está en cómo ambos abordan la historia, en particular el conflicto de la Guerra de las Rosas, una guerra civil entre dos familias aristócratas de Inglaterra (los Lancaster y los York) por el trono del reino. En Shakespeare lo vemos en las ocho obras que componen la Henriada; en la saga de George R.R. Martin se ocupa la Guerra de las Rosas como una fuente de inspiración para la trama principal de la saga: un conflicto entre diferentes familias que se creen con el derecho (divino, social) para quedarse con la silla.

En cuanto al estilo, Shakespeare empleó el monólogo como una de sus herramientas para dar exposición, motivos y profundidad a todo tipo de personajes. En particular, pienso en el bufón shakespeareano, sujetos que están marginados por su condición social o física, pero cuya perspectiva es única y verdadera. En GoT, desde Tyrion hasta Hodor, se nos ofrece una ventana única a cada personaje por más alejado al trono que esté, una técnica que emula los monólogos shakespeareanos.

Como toda buena obra de fantasía y ciencia ficción, GoT ocupa su ambientación para apelar también a preocupaciones contemporáneas. Shakespeare lo hizo de diferentes maneras: la Henriada fue para dar sentido al estado de Inglaterra; Macbeth y Hamlet fueron obras ambientadas en otros países pero que igual se ocuparon para advertir sobre la situación política. En GoT, estas parábolas quizá respondan más a inquietudes filosóficas que tenemos que a sucesos históricos: ¿cómo entendemos el poder? ¿Qué es lo que hace a un buen líder y a un jefe de estado? ¿Debemos seguir manteniendo a cierta clase política en la cima sólo porque eso es lo que conocemos? ¿No es mejor concentrarnos en arreglar al mundo ante la amenaza natural que está sobre nosotros?

Macbeth y las brujas, por Joseph Anton Koch en britannica.com

Una última comparación: parece destino que la obra de George R.R. Martin alcance el éxito gracias a la televisión, justo como Shakespeare ocupó el medio más popular de su tiempo para hablar sobre el amor, el poder, la locura y los juegos de tronos.

 

Imagen de portada: lossietereinos.com

Game of Thrones George R. R. Martin Juego de tronos Shakespeare

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