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Noventa y un años de recolectar hojas (y rosas) en primavera
Carlos Priego Vargas comment 0 Comentarios

La historia de las cosas, entre ellas las celebraciones, remite a orígenes sorprendentes e improbables. Por decreto del rey Alfonso XIII, desde 1926 al libro se le celebraba en otoño, concretamente el 7 de octubre, porque se creía que coincidía con el nacimiento de Cervantes.  Curiosamente eso también se correspondía con lo que Italo Calvino decía de la mayoría de las ferias del libro: se celebran en otoño porque es cuando los árboles cambian las hojas.

La historia, como los bosques –que es de donde provienen los árboles que sirven para hacer los libros–, tienen caminos ocultos, no trazados por la ingeniería sino por el uso. Lo cierto es que realmente no se sabe con exactitud el día en que nació Miguel de Cervantes; dada la tradición de recibir el nombre del santoral del día del nacimiento hoy se piensa que pudo ser el 29 de septiembre, fecha reservada para honrar al arcángel San Miguel. Quizá por eso pronto surgieron las dudas y críticas al día elegido para celebrar a la letra impresa, así que se decidió hacer un cambio y, considerando que se trata de una festividad lo ideal era que fuera en primavera, en 1930 se acordó trasladar la Fiesta del Libro al 23 de abril de manera definitiva.

Sant Jordi, día de libros, rosas y dragones

El amor cortés es un concepto literario que acompañó a la historia de las letras por siglos y surgió en la Europa medieval. En el amor cortés los caballeros ya no sólo conquistaban batallas, sino también el amor de alguna dama, como la historia de Sant Jordi (vocablo en catalán para San Jorge).

Cuenta la leyenda que en la ciudad de Silca (en la provincia de Libia), vivía un gran dragón que causaba daños entre la población. Para tranquilizarlo, los habitantes del pueblo acordaron dar a la bestia una persona en sacrificio y, para ello, todos los días se realizaba un sorteo en el que sería elegido el voluntario que debía ser entregado a él, un mal día le toco a la hija del rey.

No sin una carga resignación, la princesa abandonó la ciudad hacia su destino. De pronto, apareció un joven caballero con armadura montado sobre un caballo blanco. El caballero estaba dispuesto a salvarla a ella y a todos los habitantes del pueblo. Se enfrentó al fantástico lagarto y libraron una gran batalla. De la sangre que derramó el réptil nació un hermoso rosal que Jorge entregó a la princesa después de haber ganado la batalla. Hoy, el santoral tiene reservado el 23 de abril como la fecha dedicada a Jorge de Capadocia. Algunas ciudades europeas aprovechan esto para convertir las calles en una librería y acostumbran regalar, entre otras cosas, libros y rosas.

En 1995, por iniciativa del gobierno español, se presentó a la UNESCO la propuesta de la Unión Internacional de Editores para establecer el 23 de abril como Día del Libro a nivel mundial. Al coincidir el día con las muertes de William Shakespeare, Inca Garcilaso de la Vega y en parte con la de Cervantes –murió el 22 pero fue sepultado al día siguiente–; el organismo internacional aceptó la propuesta de ovacionar a nivel global al libro y sus autores con la intención de estimular el descubrimiento del placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. 

Diez lecturas en español para festejar un pandémico día del libro

Como parte de los festejos las editoriales organizan sorteos, concursos, recomendaciones, encuentros virtuales con autores y lecturas conjuntas. Acercarse a algunos de los clásicos también es una buena forma de sumarse al festejo.

No cabe la menor duda, leer El Quijote es la mejor manera de celebrar el día del libro, es uno de los libros más divertidos de la literatura universal. Cuenta la leyenda que un día el rey Felipe III miró a un joven partido de la risa y sentenció: ese joven ha perdido el juicio o está leyendo El Quijote. En su momento Dostoievski lo calificó como la última y más sublime palabra del pensamiento humano. En 2016, con motivo de la conmemoración de la muerte de su autor, la Asociación de Academias de la Lengua Española y Alfaguara reeditaron este clásico universal, incluyendo un texto crítico y notas del filólogo e historiador Francisco Rico, además se completa con estudios de escritores y expertos de la talla de Mario Vargas Llosa, Francisco Ayala y Martín de Riquer.

Cuatro años antes de publicar Lolita, Vladimir Nabokov aceptó un nombramiento de profesor visitante en la Universidad de Harvard durante el semestre de primavera del año académico 1951-1952. Ahí dictó sus Lecciones sobre el Quijote, calificándola como una mala novela ante los seiscientos estudiantes que siguieron aquellas conferencias, intentó desmitificar el libro y hacerles evidentes, con idéntico ahínco, sus defectos y sus aciertos a lo largo de los diversos temas en los que centró las sesiones. Al final, no fue Nabokov quien diera vida al libro. Sino sus alumnos quienes decidieron escribir el curso.

Nombrada como probablemente la obra dramática más famosa de la literatura occidental y uno de los libros que ha originado mayor número de traducciones, análisis, y comentarios críticos; Hamlet es el más extenso drama de Shakespeare, y se encuentra entre las más influyentes y principales tragedias de la lengua inglesa. Tomás Segovia señaló en su momento que su traducción no pretendía en absoluto ser una edición erudita, académica o educativa. Pero, la lectura de su Hamlet es, en primer lugar, un placer en el que se aprecian los distintos matices de la lengua española y, precisamente por eso es un revulsivo de muchas cosas aceptadas sin pensarlas bien, sobre la obra, sobre la traducción, y principalmente sobre la naturaleza del verso en español.

Garcilaso de la Vega fue un poeta y militar español del Siglo de Oro, considerado uno de los escritores de habla hispana más grandes de la historia. La antología: Poesía contextualizada por José Rico Verdú ubica el espacio temporal que vivió el poeta, sus influencias y la construcción de su estilo. Aunque al principio hubo algunos que rechazaron la poesía de Garcilaso, al final sus contemporáneos lo aceptaron como modelo. ¡Sus poemas debían saberse de memoria! Esto ha perdurado hasta nuestros días.

«Hoy los libros son nuestros ancianos». Señala el italiano Umberto Eco en La memoria vegetal, y continúa: “aunque sabemos que a menudo se equivocan, de todas maneras nos los tomamos en serio. Les pedimos que nos den más memoria que la que nos permitirá acumular la brevedad.” En vida, el escritor y semiólogo fue un gran amante y conocedor de los libros, a ellos dedicó gran parte de su vida y obra. No era sorpresa, poseía una gran habilidad para saltar de santo Tomás de Aquino a Snoopy, de Supermán a Joyce, del Beato de Liébana a Agatha Christie y Mafalda pasando por Gertrude Stein a los hermanos Marx. Este volumen póstumo es un viaje ligero y divertido, que va desde el nacimiento del papel hasta el libro electrónico, con títulos irónicos y cobijados por la bandera de su inagotable inteligencia.

Al día de hoy existen dos libros que se disputan en título de ser los más leídos de la historia. Uno es el escrito por Cervantes y el otro: La Biblia. Ningún otro libro ha influido tanto en la cultura e historia de occidente como La Biblia. Este libro ha servido para justificar algunos de los derroteros más funestos del mundo, pero también ha sido la inspiración de los logros más grandiosos en el campo artístico y literario. Por cierto, el nombre de la Biblia proviene del griego biblia que significa libros, plural de libro que a su vez deriva del nombre de la ciudad fenicia Byblos de la que procedía el material sobre el que se escribía en la antigüedad. 

En su libro La cultura. Todo lo que hay que saber, el escritor alemán Dietrich Schwanitz señala que occidente está formado por dos culturas, dos pueblos y dos textos: La Biblia y La Odisea. Para contar la historia del mundo occidental, este alemán arranca desde la Biblia y los griegos y persas del siglo IV antes de Cristo y no para hasta llegar a la actualidad, sin fórmulas ni barreras esta es una obra para todos aquellos que quieren tener un acercamiento, una relación viva con su cultura. Al presentar su trabajo, Schwanitz recibió cientos de elogios incluyendo uno de Fernando Savater quién lo calificó como un espíritu irónico que sobrevuela en forma de repaso general a la cultura occidental. Corriendo el riesgo de banalizar esa cultura que trata de mostrarnos, el autor intenta ofrecer conceptos en forma de anécdotas para entender el proceso de modernización de la sociedad a la que califica como una mutación única en el mundo.

En 1922 el escritor James Joyce publicó Ulises, calificada por algunos como la novela del siglo, en la que el irlandés describe las aventuras de Leopold Blomm a lo largo del 16 de junio de 1904. Siguiendo el modelo de La Odisea, lo que intenta recordarnos Joyce es que nuestra cultura es un país atravesado y bañado por pueblos, uno de ellos nace en Israel, el otro Grecia, y esas dos culturas aportan textos fundamentales que nutren a occidente con ricas historias. Ulises es una novela ambiciosa. El texto oscila entre la descripción de la sociedad, del alma, del espíritu y del cuerpo. Trata de todos los temas posibles, microbios de una servilleta sucia a los movimientos del universo. Incluidos en la forma literaria de la novela, James ofrece todo tipo de géneros para su construcción: novela, drama, ensayo, cuento, reportaje, tratado científico, entre otros.

La traducción al español de Valverde (segunda que apareció en la historia) fue saludada como un gran logro. Cuando apareció, un clima de desdén justiciero daba a entender que llegaba por fin para reparar la inepcia incalificable de la primera.

En 1994 el norteamericano Harold Bloom publicó un libro heterodoxo, provocador y polémico. Su canon de la literatura occidental –que estudió a fondo la obra de 26 autores clave de nuestra cultura, de Dante a Beckett, pasando por Shakespeare, Cervantes, Tolstói, Proust, Virginia Woolf, Borges– no tardó en ser criticado por marcar los pasos de la literatura universal desde una visión muy anglosajona. Para enmendar loa anterior, apareció en la escena cultural una joven alemana de apellido impronunciable Christiane Zschirnt. En su libro: Libros. Todo lo que hay que saber presenta una alternativa a las perspectivas clasicistas que enfrenten la cultura pop contra la alta cultura, afirmando que las dos cosas son esenciales en nuestro mundo y, lo más importante, se pueden compaginar.

Con la idea de hacer los libros accesibles a todo el mundo, la experta en filología inglesa, alemana e Historia del Arte, reunió a ingleses, estadounidenses, alemanes, rusos, franceses, italianos, centroeuropeos y escritores españoles y sentencia: si Cervantes no hubiese inventado el Quijote, la literatura moderna hubiera ido por otro lado.

Mario Vargas Llosa pertenece a un selecto grupo de escritores bifrontes. La cara que mira al sur no deja de imaginar mientras que la que mira hacia el norte no cesa de pensar. Producidos por el mismo ingenio privilegiado, todos los textos que escriben son igual de inteligentes pero sus ensayos sobre libros han sido eclipsados por sus novelas y cuentos. En otras palabras, los magistrales textos de La ciudad y los perros, La fiesta del Chivo, Rayuela, Todos los fuegos el fuego, Terra nostra, La región más transparente; han consolidado a Mario Vargas, Julio Cortázar y Carlos Fuentes como unos de los narradores más importantes de sus países y no es fácil digerir que brillantes escritores de ficción sean, además, brillantes autores de no ficción, sus ensayos sobre literatura han merecido la atención y el respeto que merecen hasta hoy.

O hasta antes de ayer, pues, entre 2013 y 2019, se publicaron en México Clases de Literatura, de Cortázar; Conversación en Princeton, de Llosa; y A viva voz, de Fuentes; que rápidamente se convirtieron en libros de culto. En ellos, los tres autores latinoamericanos recopilaron cursos, conferencias, ensayos sobre periodismo y política pero, sobre todo, de literatura. En estos textos los autores hablan del oficio de escribir y de los retos a los que se enfrentan en la construcción de sus libros. Gracias a esta colección que se desprende del sello Alfaguara es posible observar tres perspectivas complementarias de la literatura que coexisten armoniosamente: la del autor que desvela el proceso creativo, la del texto que propone una serie de lecturas críticas a un gran número de otras lecturas y la del lector. Acercarse a esta colección es asistir al encuentro cercano e íntimo con la palabra escrita y los pensadores más importantes de todos los tiempos.          

Todo libro representa un árbol, dice Villoro, y complementa: la actividad de leer (legere) se asocia con la cosecha. Este 2021 celebramos noventa y un años de recolectar hojas (y rosas en algunas partes del mundo) en plena primavera y gracias a eso es posible viajar entre las ramas del bosque, ese que siempre ha sido nuestro lugar seguro, donde es posible sentarse en la sombra porque alguien plantó un árbol ahí hace mucho tiempo.

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