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México también era una fiesta
Diana Ellis Payán R. comment 4 Comentarios

¿Cómo se empieza a hablar de un libro que no cuenta una historia específica, sino que brinca de un personaje a otro de la cultura popular de México del siglo XX? ¿cómo se empieza una reseña sobre un libro que le aporta harta carnita a la bienamada cultura sentimental de los mexicanos, esa que de acuerdo con Paco Ignacio Taibo II se forja a partir de los libros, las películas, la música, y los ídolos culturales?

En El Lado B de la Cultura. Codazos, descaro y adulterio en el México del siglo XX, escrito por Julia Santibáñez (Reservoir Books), se encuentra material para curiosos, para los coleccionistas de las anécdotas, los cazadores del dato, para los que vivimos en la nostalgia de tiempos que no nos tocaron. Si alguna vez pronunció o se sintió de acuerdo con la frase “todo tiempo pasado fue mejor”, sumérjase por favor en las páginas del Lado B de la Cultura, para que refrende con provecho su decir.

En este libro Santibáñez dinamita -como ella misma dice en el prólogo- “seriedades entre la minoría bienpensante que engola la voz” al hablar de los artistas más representativos de México, y los humaniza, los muestra bellos, espléndidos, e innovadores tal cual eran, sin dejar de mirar los intríngulis, borracheras, escaramuzas, amoríos y pleitos con sus familias y/o con la justicia. Chismecito del bueno, pues.

Pero no es solo chismecito, al mostrar el lado humano de los artistas y creadores, la autora apuesta no por la exegesis de estos, sino por una mejor comprensión de la personalidad que llevó a cada uno a culminar su obra.

Este libro está plagado de datos que son oro molido, la historia no oficial de personajes de la talla de Tin Tan, María Félix, Elena Garro, Efraín Huerta, Marylin Monroe, entre muchos otros, que seguramente ha visto en la pantalla, en un mural, en su biblioteca, y quizá haya incluso coreado sus canciones con despecho.

“Todo empezó como un juego”, dice en el libro Santibáñez, quien comenzó el ejercicio de recolección de datos para una cápsula que se transmitía en el programa El Ombligo de La Luna, del Canal 21.2. La acogida fue tal, que la autora se encontró con más personas interesadas también en estos datos curiosos; entonces recabó y recabó cada vez más datos.

Para la materialización del libro, la autora optó por el amplio abanico de personajes que la cultura popular dio entre los años 20 y hasta la década de los 70, y eligió a aquellos cuyas vidas tenían más “tela de donde cortar”.

La investigación de estas ‘curiosidades’ las reseña con el sentido del humor que le conocemos a la autora por sus múltiples apariciones en TV UNAM y Canal 22, y el resultado termina siendo un inmenso almanaque de personajes imborrables para la cultura popular mexicana que, al volverse más humanos, se vuelven también más adorables.

La mujer sí estuvo, solo que no hay constancia

Durante la investigación Santibáñez quiso rescatar la labor de las pocas mujeres que en el siglo XX figuraron, y las enarbola como personas activas, pensantes, creativas, no meras bellezas de aparador.

Podemos leer entonces la historia de María Félix diciéndole a la secretaria del entonces Presidente de la República, Miguel de la Madrid, que si el señor presidente quería un autógrafo fuera él mismo por él, o la historia de Joan Vollmer, esposa de William Burroughs que era una lectura culta e inteligente que hablaba al tú por tú con su esposo y Jack Kerouac; o de Tina Modotti impulsando a una gran cantidad de artistas, o Inés Arredondo, metida hasta las trancas en la edición de la Revista Mexicana de Literatura, sin que figurara nunca su nombre en alguno de los números de la revista.

El ejercicio que hace de investigación del papel de las mujeres en el siglo XX es profundo al punto que en cada capítulo podrás encontrar con una o dos historias de mujeres.

Para la anécdota

El Lado B de la Cultura es un libro que puedes coger y empezar por el capítulo uno o por el 12, porque no es lineal, ya que te lleva de una historia a otra, y el cambio siempre es estrepitoso, como seguramente sucedieron la mayor parte de los sucesos ahí narrados. El ingenio a Santibáñez se le nota en la pluma, sin que por ello deje de notarse el conocimiento en letras, arte y cultura popular que la autora ha forjado a lo largo de su vida.

Como si estuvieras tomando el café con una amiga, te enterarás del escándalo de la muerte de la esposa de William Borrougs, por ejemplo, y del abogánster que se le contrató para sacarlo de Lecumbeerri, de algunos triángulos, no, cuadrángulos amorosos, box, poesía, envidias y traiciones. La lectura fluirá porque en ningún momento se te llena de fechas, no asemeja una clase de historia.

Como fanática de la Novela Negra me gustó llegar al “pinche” capitulo en donde se habla de esta palabra, usada con magistralidad en la novela de Rafael Bernal, El Complot Mongol, aquella que inauguró el género policiaco en el país, y que también fue una palabra explicada con sapiencia por José Emilio Pacheco y pronunciada como calificativo de ida y vuelta entre los dos “amigos” Efraín Huerta y Octavio Paz.

Este es un libro que no te dejará soltarlo porque el dato curioso se va anunciando apenas termina el anterior y cada uno es más revelador y divertido.La seriedad rompe toda conexión con los posibles lectores, por eso Santibáñez prescindió de este ingrediente al redactar El Lado B de la Cultura, ergo, son 250 páginas increíbles, irrisorias que a su vez son el preámbulo de nuevas lecturas, nuevas vistas a películas por decir lo menos, porque, de verdad que da bibliografía para aventar arriba y abre la curiosidad para explorar otra vez y con nuevos ojos las obras tan afamadas de los personajes.

Si no bastara con eso, El lado B de la cultura tiene una portada diseñada por Bernardo Fernández Bef, escritor, historietista y diseñador gráfico mexicano que te mantendrá entretenido identificando a los personajes.

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    1. Hola, Angi. Soy Julia Santibáñez, autora de El lado B de la cultura. Me alegra mucho que te interese leerlo. Creo que puedes disfrutarlo. Saludos.

  1. Hola, Diana Ellis, soy Julia Santibáñez. Qué bárbara, qué sabrosa manera de invitar a leer El lado B de la cultura. Aunque no te conozco, te agradezco enormemente el disfrute que pusiste en tu lectura y también en escribir la reseña. Va un abrazo.

    1. Me voy a chivear, y ni la autora del libro soy 🙂 gracias por aportarle otro tanto a mi cultura sentimental, yo a todo mundo se lo ando recomendando porque sí se disfruta