Su esplendor se debe al reconstruir eras enteras a través de sus novelas, las cuales lidiaban con dilemas modernos, pero eran ambientadas en contextos históricos.
Huérfana de madre desde su nacimiento, fue educada con gran esmero por su padre, quien fomentó en ella el interés por la literatura. Es reconocida por ser la primera mujer en ser electa en la Academia Francesa. Publicó la primera colección de poemas en 1921 bajo el título El jardín de las quimeras y una segunda colección en 1922 denominada Los dioses no han muerto.
Otra de sus obras más aclamadas es Fuegos, escrita en 1935, alterna relatos basados en mitos clásicos con algunos fragmentos sobre la pasión amorosa, de la que se desprenden fragmentos como éste:
Espero que este libro no sea leído jamás.
Soledad…yo no creo como ellos creen, no vivió como ellos viven, no amo como ellos aman…Moriré como ellos mueren.
No hay nada que temer. He tocado fondo. No puedo caer más bajo que tu corazón.
¿Adónde huir? Tú llenas el mundo. No puedo huir más que en ti.
Soporto tus defectos. Uno se resigna a los defectos de Dios. Soporto tu ausencia. Uno se resigna a la ausencia de Dios.
Viajó a Estados Unidos en 1939 como catedrática de Literatura comparada en el Instituto Sarah Lawrence College de Nueva York y posteriormente estableció su residencia definitiva en el estado de Maine, obteniendo la nacionalidad norteamericana en 1948. Fue reconocida mundialmente por la publicación de la novela Las memorias de Adriano en 1951, fama consolidada con otras novelas entre las que sobresale Opus Nigrum en 1968. En 1980 fue galardonada con la Legión de Honor.
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