La larga trayectoria política de la penúltima Secretaria de Estado, la primera mujer candidata a la presidencia en la historia de Estados Unidos y -lo menos sabido- ex integrante del Comité Independiente del Congreso que realizó una investigación pormenorizada sobre el escándalo Watergate, revelado al público por las investigaciones que el diario Washington Post realizó a principios de los años 70 y que obligarían a Richard Nixon a renunciar como presidente en 1974, respalda la sustancia de thriller político con la que Hillary Rodham Clinton crea su primer libro de ficción.

Al lado de Louise Penny -reconocida autora canadiense de novelas negras con más de 15 títulos en su haber (algunos editados por Salamandra Black bajo la serie del Inspector Gamache) y Miembro Real de la Orden de Canadá desde el 2013-, logra crear un auténtico tour de force a lo largo de las 500 páginas que componen Terror de Estado.

La intrincada base de la historia: Ellen Adams es designada por el nuevo presidente demócrata Douglas Williams como Secretaria de Estado. Sin embargo, este nombramiento encubre la renuncia de Adams como directora de la cadena internacional de medios que criticó al propio Williams en la carrera presidencial. En pleno inicio de la administración de Williams -y con la complicada relación entre Adams y el presidente- tres bombas cobran miles de vidas de civiles inocentes en las ciudades de Londres, París y Fráncfort, con la amenaza de detonación de otra tríada de explosivos en las ciudades de Nueva York, Kansas City y Washington. Con la ayuda de su consejera personal -Betsy Jameson-, la Secretaria de Estado intentará descifrar a contrarreloj la desactivación de las bombas y la conjura detrás de los actos terroristas en la que múltiples personajes parecen sospechosos: desde el incompetente presidente del turno anterior (el lector hará la analogía), pasando por la mafia rusa, traficantes de armas nucleares pakistanís, hasta la eficaz jefa de gabinete de Williams.

Con un pequeño cameo del mismísimo inspector Gamache, Adams intentará resolver este mortal acertijo geopolítico en el que las autoras realizan una crítica doble. Por una parte, hacia las maniobras internacionales que el gobierno republicano realizó en el periodo presidencial pasado bajo la amenaza del reforzamiento de grupos terroristas del Oriente Medio. Y por otra, hacia el fanatismo antiliberal disfrazado de patriotismo que Estados Unidos ha padecido a lo largo de su historia y exacerbado en años recientes.

Este último aspecto es plasmado en la novela con el descubrimiento, por parte de la prensa, de un foro web “conspiracionista” administrado por peligrosos grupos de ultraderecha cuyos miembros están vinculados a altos mandos de la Casa Blanca. En entrevistas públicas, Penny ha declarado que las ideas del libro han surgido de una lista de las peores pesadillas de Rodham Clinton.

Así también, el libro es una especie de combinación de memoria y espejo de Hillary y Louise en la que los personajes son cargados de intimidades confesadas en los memorables agradecimientos de la novela. Declara Penny en estos: “Si has leído Terror de Estado sabrás que está escrito como un thriller político y como una especie de análisis del odio, pero en última instancia es una celebración del amor. Hillary y yo deseábamos de todo corazón reflejar las profundas relaciones que ambas tenemos con otras mujeres: el lazo indestructible de la amistad”.

A mediados de febrero de este año se ha anunciado la puesta en marcha para la adaptación a cine de Terror de Estado. Aún sin nombres definitivos de actores y directores, sólo se sabe que la producción correrá a cargo de la compañía Madison Wells con la asesoría de Rodham Clinton y Penny como productoras ejecutivas.

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