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Los mejores y peores papás de la literatura
Citlalmina Guadarrama comment 0 Comentarios

Puede que el padre sea la inspiración inconsciente más recurrente en la literatura. Son pocos los escritores que reconocen que dentro de las obsesiones que invaden sus libros se encuentra la figura de su propio progenitor. Por eso aquí dejamos una lista de autores que se lanzaron a descifrar a esa persona llena de misterio tan ligada a nuestro origen y a la vez tan aparentemente lejana a nosotros.

Jack Torrance. El resplandor, Stephen King

En el cliché del mal padre tenemos casi siempre al alcohólico, sobre todo cuando tiene hijos pequeños. Si a esto se le suman numerosos fantasmas que juegan con su mente, resulta un hombre psicótico que es orillado por sus propios vicios a intentar asesinar a su esposa e hijo quien, en cierto sentido, toma el papel protector que le corresponde a su papá. Fuera de ser un mal ejemplo para su hijo, Jack pierde la última oportunidad de reconstruir la relación con su familia.

Víctor Frankenstein. Frankenstein o el moderno Prometeo, Mary Shelley

Si a alguien le fue mal en la novela de Mary Shelley fue a la criatura que Víctor Frankenstein trajo a la vida. Y gran parte de ese sufrimiento fue culpa de su “padre” quien muy irresponsablemente lo abandonó a su suerte primero y persiguió hasta el fin del mundo después. Uno de los dilemas más grandes del monstruo era concebir su propia existencia cuya aberración comprendió y culpó a Víctor por propiciarla.

Gepetto. Las aventuras de Pinocho, Carlo Collodi

Este es el ejemplo perfecto de que la paternidad es inmensamente mejor cuando es deseada. Gepetto es un padre que daría todo por su hijo y que hizo hasta lo imposible por brindarle enseñanzas que lo ayudaran. A pesar de todos los personajes que influenciaron a Pinocho y todas las ayudas que tuvo durante su viaje de maduración, fue gracias a su padre que pudo convertirse en un niño de verdad.

Vito Corleone. El padrino, Mario Puzo

Nunca entendí esa idea de ver a tu papá como un superhéroe, lo más probable es que los hijos de Batman ni siquiera sabrían que su papá es el murciélago. Pero a los que sí podría comprender es a los hijos de Vito Corleone. Sin duda un hombre que es benévolo y protector con todo aquél que le ofrece su lealtad y también lidera una familia con maestría, es digno de admirarse. Todo esto hasta que se muestra la extrema crueldad de la que es capaz, claro.

Humbert Humbert. Lolita, Vladimir Navokob

Tal vez el peor padre en la literatura. Se casó con la madre de Lolita sólo para estar cerca de ella y se alivió cuando esta murió porque eso le permitió comenzar un largo periodo de abuso a su propia hijastra. Toda la novela está escrita desde el punto de vista de él, quien nos cuenta avergonzado la historia desde la cárcel, tiempo después de la muerte de Lolita.

Mr. Bennet. Orgullo y prejuicio, Jane Austen

Los mejores personajes paternales no son compasivos o inmensamente sabios, sino por el contrario son cercanos a un ser humano común y corriente. El señor Bennet cuyos defectos y virtudes lo mantienen en constante vaivén entre un buen y un mal padre, es un personaje gris que funciona muy bien para una de las sátiras sociales más importantes de la literatura universal. Claro, apoyó la decisión de su hija de rechazar un matrimonio que no deseaba, pero también era sumamente evasivo con la crianza de sus hijas.

Dios. Caín, José Saramago

Si todos somos hijos de Dios, Caín también lo era. El creador de la humanidad en la novela de Saramago es un padre que exige devoción y obediencia sin cuestiones, uno que ve como soberbia el ejercicio del libre albedrío que él mismo otorgó a los humanos. Además de ser vengativo y cruel a la hora de castigar a su hijo en una guerra encarnizada por retar la omnipotencia “benévola” del creador.

Harry Wormwood. Matilda, Roald Dahl

El padre de Matilda tuvo un papel importante en el desarrollo de su hija, aunque no lo intentara o siquiera se enterara. A pesar de menospreciar cada pequeño logro de Matilda, decirle tonta por ser pequeña y enseñarle a modificar coches fraudulentamente; el señor Wormwood le dio un único consejo útil, “cuando una persona es mala, se le debe dar una lección”. Dejando así en ella la idea de castigar a sus padres que definitivamente eran personas malas.

“El padre”, Raymond Carver

El padre ausente es tristemente el más común en la sociedad. Ese personaje secundario a quien desde pequeño te dicen que te pareces muchísimo pero que no participa realmente en la historia de tu vida. En tan solo un par de páginas, Raymond Carver crea a un personaje por completo verosímil, que podría ser el papá de cualquier persona, ajeno a la existencia de ese ser que ayudó a engendrar.

Esteban Trueba. La casa de los espíritus, Isabel Allende

Es la imagen del padre latinoamericano de principios del siglo XX. Ese padre que jamás expresaba cariño hacia sus hijos y que al mismo tiempo tenía varios hijos ilegítimos que naturalmente nunca reconoció. Además de imponer su voluntad con terquedad y en ocasiones hasta con violencia, Esteban Trueba fundó una familia a la que perjudicó durante toda su vida.

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