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Libros para mis abuelos rebeldes
Frida Juárez comment 0 Comentarios

Generalmente solemos asociar la vejez con madurez y experiencia, y resulta innegable que ese pensamiento no está errado, pues con los años vamos acumulando un sinfín de recuerdos, vivencias y aprendizajes. Sin embargo, con el paso de los años, aunque el cuerpo lo vuelve más complicado, no hay un día en el que dejemos de aprender y de intentar experimentar cosas nuevas.  

En esta ocasión traemos un listado de historias en las que descubriremos personajes de gran edad haciendo cosas sorprendentes—quizá imposibles–, pero que nos muestran esa otra forma de ver la vida y el transcurrir de los años; son abuelos que dejan de ser una imagen de la vida que se agota y el cuerpo que languidece y se convierten en una oportunidad para hacer cosas inesperadas.

El abuelo que saltó por la ventana y se largó de Jonas Jonasson

Allan Karlsson, un hombre sueco, cumple cien años un lunes 2 de mayo de 2005. Se encuentra en Malmköping, una residencia de adultos mayores, y ese día tendrá una fiesta de cumpleaños a la que acudirá el alcalde. Sin embargo, de forma inimaginable huye por la ventana y toma el primer tren hacia un lugar desconocido; mejor dicho, hacia la aventura.

A lo largo de esos cien años, su conocimiento sobre la dinamita lo llevó a conocer y participar en hechos significativos para la historia del mundo, tales como colaborar con el ejército de Miguel Primo de Rivera, formar parte de una misión del presidente Roosevelt, salvar a la esposa de Mao Zedong y recorrer el Himalaya.

A pesar de haber tenido una vida bastante agitada, los 100 años no detuvieron a Allan Karlsson, quien tras huir de la estancia se involucró de forma fortuita en el robo de una maleta con treinta y siete millones de coronas y, a partir de eso, en una serie de asesinatos y en la huida de sus crímenes.

El abuelo que volvió para salvar el mundo de Jonas Jonasson

Tras salir bien librado de las aventuras o crímenes que experimentó Allan Karlsson a sus cien años, ahora se encuentra en una playa en Bali, junto con Julius—su amigo que lo acompañó desde que descendió del tren—. El dinero de aquella maleta está por acabarse y las deudas con el hotel en el que se hospedan aumentan; sin embargo, tras el regalo de Julius por sus ahora 101 años, se enfrentan a otra hazaña.

El paseo por globo que recibió de regalo no resultó favorable y tras un mal manejo, terminaron varados en el mar. Ahí fueron rescatados por un buque norcoreano que transportaba uranio y los lleva a Pyongyang, un lugar donde se desarrollaba un programa nuclear. El uso de la tecnología y el descubrimiento de estos planes que ponen en peligro a la humanidad, llevan a Allan y a Julius a una nueva aventura en la que se involucrarán con importantes mandatarios, como Donald Trump, Angela Merkel y Vladimir Putin. Sobre todo, a sus 101 años comenzó a hacer lo que nunca había hecho: preocuparse por lo que acontecía en el mundo.

La nieta del señor Linh de Philippe Claudel

Tras la guerra que azotó a su país, Linh perdió a toda su familia, menos a su nieta Sang Diu. La aldea en la que vivía era un espacio tranquilo y seguro, rodeado por hermosos paisajes, olores y amigos. Al perder todo, arriba a un nuevo lugar en el que no se reconoce y lo único que conserva de su hogar es una maleta, una fotografía, un puñado de tierra y su nieta Sang Diu. A lo largo de las páginas de esta entrañable historia, conocemos no solo aquel desprendimiento y pérdidas que provoca una guerra, sino seremos parte del complejo trabajo que enfrenta un anciano: reconstruir su vida y criar a su nieta.

A su llegada a ese nuevo lugar, Linh se enfrenta al problema del idioma; sin embargo, la necesidad de ofrecerle un buen futuro a su nieta y la amistad que entabla con Bark, un hombre que acababa de perder a su esposa, le ayudará a salir adelante y disfrutar la vida en esa ciudad; sobre todo, recobrará las fuerzas para emprender una aventura y auxiliar a su amigo, quien fue recluido en una residencia de adultos mayores.

La sonrisa etrusca de José Luis Sampedro

Salvatore Roncone, un hombre de gran edad, tiene que dejar su hogar en el campo para llegar a Milán. Ahí lo cuidará su hijo y recibirá el tratamiento necesario para el tumor cancerígeno que le detectaron. Desde su llegada a esta ciudad, Salvatore se enfrentará a un choque cultural que lo mantendrá siempre renuente y rechazando la comida, los lugares, las costumbres y todo lo que lo rodea en aquella ciudad. 

La compañía y el amor de su hijo y nieto serán un impulso para ese anciano que aprenderá a vivir ahí, pero que, sobre todo, recuperará ese amor por la vida y el deseo de seguir experimentando cosas nuevas; conocerá el amor de nuevo, perderá el miedo a demostrar sus sentimientos y saldrá avante de esa lucha que tiene contra el cáncer.  

El viejo y el mar de Ernest Hemingway

Santiago, conocido por todos como “El viejo”, es un hombre de gran edad que ha dedicado su vida a la pesca. Tras enfrentarse a una mala racha y no atrapar ningún pez por muchos días, decide ir solo al mar y emprender esa aventura. Después de dos días sin éxito, al tercer día captura un marlín (pez vela parecido al pez espada). Tras su regreso, Santiago tiene que enfrentar a tiburones que se encuentran atraídos por la sangre de su pez y logra matar a 5 de ellos, pero pierde gran parte de su presa: conserva solo la cola y la cabeza. Lo que podría significar un fracaso, sorprende a todos, quienes observan los restos del marlín que pescó.

«Todo en él era viejo, salvo sus ojos; y estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos». Más allá de las innumerables interpretaciones que ha tenido este libro, la historia forma parte de este listado porque encontramos en Santiago a una persona de gran edad que lucha contra la soledad que lo acompaña y que rompe con la idea de que la vejez está acompañada, entre otras cosas, de resignación y espera.

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