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La culpa de la ilusión
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Con el peso de vivir en la capital cultural del mundo, un escritor mexicano sufre la vergüenza de no poder ejercer más que el estereotipo del artista: un autor sin obra leída. Pero las circunstancias cambian y bajo su alicaída estrella lo llaman desde su país e invitan a un homenaje para su figura.

Para entender la anécdota, sólo esas líneas son necesarias, pero quizá convenga elaborar sobre los puntos que hacen de esta novela un, entiéndase, lugar común, de desencuentros y humor negro: el escritor frustrado descubre que tras su homenaje un río de sorpresas y una tormenta sin consideraciones se cierne sobre él.

Antes de partir a México el autor, como si aspirara a la redención por volver a lugar que lo vio crecer, hace un recuento de su existencia durante los últimos años en Nueva York. Sospecha que su vida dedicada a la literatura y la contemplación estética tropezó en algún momento y lo justifica con una relación sentimental. Su pareja de entonces, una mujer malhumorada y sin ningún talento específico, lo convenció de adoptar una hija. De la manera más insensible arribaron a China, donde una aspiración por convertirse en padre se transformó rápidamente en una pesadilla materializada. La travesía, irracional y desproporcionada, los enfrenta a peligros y malas decisiones que se multiplicaron a causa de la necedad y la inercia.

Sin embargo, el autor recurre a la memoria positiva cuando trae a su cabeza la ocasión en que pensó que la luz al final del túnel no era, por así decirlo, un tren dirigido a sí mismo. Debe escarbar en todos lugares para descubrir que su historia de fracaso es en realidad un ejemplo de entereza y resiliencia. Trata, digamos, de ser un héroe de las causas perdidas.

Las cenizas y las cosas es alucinante y se supera a sí misma. En algunos sentidos ajena a la realidad, encuentra afortunados ecos que asombran por su relación con la actualidad. Volcanes activos, miembros élite de castas culturales, atentados terroristas y una pequeña alma atormentada hacen comunión en esta novela, donde cada acción desemboca en una suerte ambigua y cada paso es un presagio de calamidades.

Una novela que refleja la realidad construida por el miedo y la paranoia de los tiempos actuales y donde la verdadera aventura es salir airoso de una vida en la que todo momento es calculado según el grado de implicación que se tenga sobre la falta en una sociedad al brinco de la culpa.

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