folder Publicado en Autores
Información deformativa. Comunicación acumulativa
Malinalli Rodríguez comment 0 Comentarios

Al pensar en las revoluciones industriales que han ocurrido a lo largo de la historia, resulta increíble cómo la tecnología ha avanzado exponencialmente. Desde las herramientas del Neolítico, pasando por utilizar el carbón para hacer funcionar todo tipo de maquinaria, los hidrocarburos y la primera globalización, hasta las energías limpias y la era digital; no es de extrañarse que hemos cambiado al mundo para que sea más fácil para nosotros vivir en él. Aunque no hay que olvidar que los cambios tecnológicos no sólo nos aportan bienestar, también alteran las relaciones humanas siendo estas las que modifican el ámbito económico y político del mundo.

La obra de Byung-Chul Han ilustra cómo ha ido cambiando la sociedad a raíz del Neoliberalismo. El famoso filósofo surcoreano reflexiona alrededor de la vida y la sociedad contemporánea. Se centra en un universo digital donde todos estamos inmersos y del que es muy difícil salir. Todo es tan complaciente e inmediato a la vez que se puede personalizar a nuestras exigencias, siendo estas últimas moldeadas por la élite. El adoctrinamiento infundido por los medios de comunicación masivos, guiados por un capitalismo que está a la vanguardia de lo que él mismo va desechando, nos ha hecho creer que la autoexplotación es necesaria para la vida tan acelerada y aplastante que pasa sobre nosotros día con día. Las reflexiones de Byung-Chul Han son necesarias para poder sobrellevar (o no) la existencia en esta “sociedad del cansancio” donde ser amo y esclavo de uno mismo es el ingrediente principal.

En términos generales, podemos notar la crítica hacia el capitalismo y a la alienación del individuo. Porque si bien Han habla y reflexiona por el bien de toda una sociedad, no deja de tomar en cuenta al poder y la importancia de lo que es ser un individuo. Por otra parte, para ahondar en estas reflexiones, se pueden retomar estos libros donde habla específicamente de tres aspectos que conforman a esta sociedad moderna y llena de dudas por un futuro donde lo único seguro es la incertidumbre.

En Infocracia (Taurus, 2022), nos presenta la crisis de la democracia en una sociedad altamente digitalizada. Las nuevas formas de organización política y la resolución de problemas para las mismas distan mucho de lo que se conocía anteriormente. Hace una comparación de algunos componentes que rigen la sociedad. Lo separa en dos regímenes que dictan formas de dominación distintas y estas, a su vez, determinan cómo se ven a los individuos, los procesos políticos, económicos y sociales, así como el acoplamiento del capitalismo para cada situación.

El primero es el régimen de la información. Para acceder al poder es necesario acceder a la información. La forma de dominio es mediante algoritmos e Inteligencias Artificiales. El acoplamiento del capitalismo es el de la información que está basado en la comunicación y la creación de redes. Estas últimas, producen un aislamiento espacial de los individuos; sin embargo, crear personas dóciles no es el objetivo de esta adaptación del capitalismo, sino que las personas se crean libres, creativas y auténticas. Poder apoderarse de la psique mediante la psicopolítica es lo esencial.

Por otro lado, está el régimen de la disciplina, donde la forma de dominación la encontramos en el capitalismo industrial. Las personas adoptan una forma de engranajes en una máquina disciplinaria del poder. Encontramos aquí una sociedad vigilante donde el ser visto constantemente se ha vuelto necesario, ya que interiorizamos la vigilancia del otro teniendo una falsa idea de control. Este control no es para nuestro beneficio, sino para el verdadero poder político. Los gobernados nos convertimos ahora en los entes visibles que realizamos el trabajo de castigar.

Y a todo esto, ¿qué es la infocracia? Byung-Chul Han crea sus propios conceptos para poder explicar sus reflexiones y que hacen que nos queden más claras situaciones que experimentamos diario sin saberlo. Al «tsunami de información que desemboca en la esfera política que provoca distorsiones y trastornos masivos en el proceso democrático» se le conoce como infocracia. El mirar sociológico de Han de la actualidad nos ayuda a cuestionarnos qué es lo que consumimos y por qué lo hacemos. Nos hemos convertido en datos creados para seguir consumiendo. Se trata de una sobredosis de información en proporciones inimaginables. La política se vende de esta forma (sí, se vende porque también es un producto que nos somete y que nosotros felizmente compramos en cada elección). El dominio y la política siempre han estado fuertemente conectados, lo que tal vez cambie son las pantallas con las que nos lo muestran: La caverna de Platón, 1984 de Orwell o Un mundo feliz de Huxley.

Pasando a un terreno un poco más individual, y tal vez menos conspiranoico, encontramos No-cosas (Taurus, 2021). Las redes de comunicación de las que se habla anteriormente se han vuelto tan importantes que es raro no salir de casa sin postear una story de lo que desayunamos o es más probable que, cuando nos quedamos solos en casa, nos pongamos a platicar con nuestro asistente virtual que mandarle mensaje a un amigo. Este libro nos adentra a la reflexión de dos mundos en los que vivimos simultáneamente (aunque tal vez más en uno que en otro): el tangible y el intangible. El primero se caracteriza por las “cosas”, como nuestro hogar, los parques, el trabajo (si es que no es remoto) o las pertenencias de cada quien como nuestros libros, muebles o cualquier otro objeto. El mundo intangible son los datos que proporcionamos. Nuestra ubicación, redes sociales, buscadores, archivos y un largo etcétera. Lo que podría conectar ambos mundos sería nuestro smartphone. Es algo físico que nos pertenece, pero también contiene información privada, que obviamente también es nuestra.

Lo más importante del mundo intangible o digital es la creación de experiencias y la comunicación que tenemos con otras personas que también están conectadas a este mundo. Pero, aunque siempre estemos conectados, pocas veces creamos conexiones o vínculos con los demás. Este aislamiento es perfecto para encerrarnos en una burbuja que cubre todas nuestras necesidades inmediatas. El disgusto y las malas noticias pocas veces entran aquí. Si logran entrar, es solo para afirmar que tu punto de vista es el correcto y que tiene sentido que estés molesto. Todas estas interacciones no nos acercan más a la realidad como se podría llegar a creer, al contrario. Seleccionamos una parte de esta y nos es muy difícil salir de ahí. Esto pasa porque hay muchísima información creándose día a día y nos es imposible retenerla toda.

La caza de información, que está sesgada por las fake news y la manipulación de los medios de comunicación masiva, se ha convertido en nuestra rutina. Tan es así, que la empatía con realidades diferentes a la de nuestras burbujas es casi inexistente. Aquí es cuando se habla de que cada vez hay menos humanos en la humanidad. Nos olvidamos de las experiencias reales y la preservación de nuestros espacios por seguir alimentando a los algoritmos para que nos sigan vendiendo información que no necesitamos. Nos olvidamos de vivir en el mundo tangible por fundirnos en el intangible.

Ahora bien, también existen personas que se esfuerzan por vivir sin redes sociales, contar con muy pocas o limitar el uso de estas. Además de bajar el nivel de actividad que realizan en su vida diaria, porque el capitalismo nos ha hecho creer que los momentos de ocio son malos. La productividad y la autoexplotación es lo que debemos hacer para ser personas exitosas. En Vida contemplativa (Taurus, 2023), Byung-Chul Han explora el cuestionamiento del qué pasaría si nos relajamos y vivimos en la Utopía de Tomás Moro. Trabajar solo lo necesario, tener la capacidad de no hacer nada y recuperar la búsqueda del sentido de nuestras vidas. Claro que esto no se puede hacer de la noche a la mañana.

La solución que se plantea es un nuevo diseño a la forma de vida. Cuestionar qué tanto esas que llamamos «necesidades» realmente lo son y no simplemente son infundadas por alguien más. Además de estar conscientes de que el sistema en el que estamos inmersos es el mismo que nos devuelve un «bueno, pero para eso trabajo».

Justificar nuestro consumo desmedido con el mismo sistema que lo perpetúa no es como tal la solución. Deconstruir el consumo es algo difícil que inicia por respetar los momentos de ocio como debería ser. Descansar se ha vuelto algo impensable. Muchas personas convierten su tiempo de trabajo en el tiempo total, porque «ponerte la camiseta» es lo que se debe de hacer en el capitalismo actual. Tanta información y estrés que recibimos a diario hace que los descansos reparadores se vuelvan o impensables o insuficientes por tanta carga acumulada. Y con todo esto, algo que podemos empezar a plantearnos es cuánto tiempo de nuestra vida dedicamos al trabajo o a actividades que realmente no queremos hacer y cuánto tiempo descansamos y lo dedicamos al ocio plenamente.

Byung-Chul Han ensayo era digital estrés filosofía Infocracia información literatura No-Cosas ocio Taurus Vida contemplativa

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Cancelar Publicar el comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.