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Hacia la belleza de la verdad
Daniela Arroyo comment 0 Comentarios

No hay magia más pura que la se crea entre un libro y su lector. Es aquella que nace cuando las chispas explotan entre los dedos al recorrer cada página de un libro que te engancha de inicio a fin. David Foenkinos logra la conexión, esa que te provoca no querer terminar, pero sí recorrer cada línea como si fuera un terreno lleno de excentricidades jamás vistas antes nuestros ojos. Hacia la belleza es una novela que no te va a abandonar.

La historia de Antoine Duris, un profesor de la Escuela de Bellas Artes de Lyon, entra de manera suave y directa, y es por eso mismo que adoptamos a este confundido personaje que emana tristeza y desesperación. Cuando nos da un pincelazo de belleza aunado al sufrimiento, sólo nos provoca saber más allá para conocer su historia y que podamos abrazarle las decisiones o quitar las vendas del sufrimiento.

Lo que inicia como una historia misteriosamente enternecedora nos lleva por caminos en los que las dificultades y miedos más profundos van saliendo a flote, a pesar de los días o situaciones que transcurran. Foenkinos no sólo nos habla de la belleza de una obra de arte: una pintura, una canción, una escultura o hasta un poema, sino que nos habla también de la belleza de la fortaleza, de la inocencia y de la vida.

Los elementos que cautivan llegan desde el momento en que se tiene el libro en las manos. La portada y su diseño ejemplifican la sala de Modigliani del museo de Lyon en donde Duris buscaba respuestas, pero también en donde se iba cautivando por Mathilde, la directora del museo que lo acompaña en ese viaje hacia la belleza de la verdad. Se convierten en sus mutuos ladrones de tristeza.

Palacio St. Pierre, Museo de Bellas Artes de Lyon.

«Frente a un cuadro no somos juzgados, el intercambio es puro, la obra parece entender nuestro dolor y nos consuela a través del silencio, permanecer en una eternidad fija y tranquilizadora, su único objetivo es colmarnos mediante las ondas de lo bello.»

La sensibilidad con la que el autor nos lleva hace que se vuelva una novela limpia y llena de empatía con los personajes. El arte de la escritura y la pintura se enfrascan en uno solo; por eso, las frases que adornan las situaciones se adecúan sin mostrarse forzadas a una melancolía impuesta.

El autor no se queda con la simple historia de amor que surge en la trama, sino que se aventura por el saneamiento personal que llega a través de lo que nos llena. Camille Perrotin, uno de los personajes más importantes de esta historia, nos hace ver que la medicina puede llegar por medio de lo que satisface a los sentidos y llega a curar hasta más que cualquier pastilla indicada en el recetario.

«Las tristezas se olvidan con Botticelli, los miedos se atenúan con Rembrandt y las penas se reducen con Chagall.»

El nacimiento de Venus de Sandro Botticelli.

Tener un corazón no basta para vivir cuando no se tiene un motivo para hacerlo. A lo largo de esta historia pasarás por el desamor, el desapego, la pasión, la creación y hasta la aplicación de un pensamiento en nuestra vida. Los personajes de la historia demuestran que hay muchas formas para encender el motor del instrumento que nos guiará hacia el libre y subjetivo término de la belleza.

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