Seleccionamos once libros, uno por cada mes que ya terminó este año. En este mapeo literario hay relaciones entre padres e hijos, libros infantiles, novela negra, semblanzas que dialogan con la biografiada, epístola, novela histórica, tribus de lectoras y más.
Como todos los años, llega la lista de los mejores libros publicados. En esta cartografía literaria, no me canso de repetirlo cada temporada: esta es una disposición que no tiene nada de científica y sí mucho de personal. De esta forma, este listado no busca sentar cátedra ni marcar ninguna tendencia. Este listado no es más que una instantánea sobre los volúmenes publicados en un momento dado que intenta ordenar aquellas publicaciones que más me impresionaron a lo largo del curso de los últimos meses.
Conviene apuntar que soy muy desordenado para este tipo de repasos y siempre me dejo algún libro por el camino. Libros que no pude leer —pese a la intención— o que no leí, pero a la hora de elaborar estas selecciones, se me termina pasando incluirlos. Pido una disculpa a todos los autores por esto. Pero no creo que sea algo trágico. A fin de cuentas, pienso en las listas de fin de año como una simple orientación y, sobre todo, un mero divertimento — o un aeróbic literario, en este caso— que permite marcar una pauta anual. También me permite descubrir cosas, o reeler obras que a lo mejor leí en un primer momento sin demasiada atención. Pero, sobre todo, permite seguir compartiendo lecturas, que es, a mi juicio, lo más importante.
Este año, la lista está formada por las once obras que más me arrebataron sin necesidad de ser mejores o peores. Quise que fueran once, porque aún no termina el mes doce y eso es un pretexto para anotarme una lectura más. Se tuvieron que quedar fuera varios que podrían incluirse en una lista con la etiqueta de “los mejores” sin problemas. Pienso, por ejemplo en Me llamo cuerpo, de Cristina Rivera Garza; Todo pueblo es cicatriz, de Hiram Ruvalcaba; Umbilical, de Andrés Neuman, Las indignas, de Agustina Bazterrica; El lado izquierdo del sol, de Cristian Lagunas, Cien cuyes, de Gustavo Rodríguez, Sexografías, de Gabriela Weiner o en La alegría del padre, de Didí Gutíerrez.
Lo dicho, esta lista, de “Lo mejor del año”, es lo mejor para un lector y es él quien habla y dice.
Sara Uribe / Verónica Gerber
Materia que arde

Sara Uribe (Antígona González) y Verónica Gerber (Conjunto vacío), dando seguimiento a su exitosa carrera como escritoras —en el caso de ambas— y además como artista plástica —en el caso de la segunda—, realizaron una meticulosa investigación basada en la lectura y relectura de las cartas, artículos, obras de teatro, ensayos, cuentos, poemas y novelas de la escritora Rosario Castellanos para dibujar una imagen lo más completa de la autora de Balún Canán; sin embargo, la minusiocidad que convierte esta biografía en un libro intervenido es el espacio abierto para diálogar, interpretar y cuestionar la obra de la biografiada. Materia que arde supone una creación en segundo grado, en tanto que se levanta sobre un objeto conocido—la biografía convencional—. El objeto estético producido es un significante que se inserta en una cadena de significates que se evocan, uno tras otro, sin alcanzar un significado estable para ninguno en el recorrido de la cadena. La experiencia estética para el lector, en todo caso, pasa a ser el recorrido mismo, siempre distinto y diverso alrededor de la vida de la escritora repasada. Procediendo etapa por etapa, Uribe revisa la infancia de Castellanos; la muerte de su hermano —que luego utilizó como inspiración para escribir La despedida—, sus días en la preparatoria, la amistad con Dolores Castro —compañera de estudios universitarios—, las condiciones de vida de la escritora en Chiapas y luego en Ciudad de México, la orfandad a los 22 años, el primer viaje a Europa. No se deja piedra sin remover mientras Gerber procede a ilustrar con llaves, lámparas o rocas cada parte de la vida de la escritora chiapaneca. La dupla de escritoras logra retratar una imagen familiar de una escritora inquieta que siempre buscó renovarse. Esta biografía es un cadil que alumbra la vida turbulenta de la autora mexicana de fama mundial y una grandiosa ganzúa que abre la puerta a la obra que abarca todos los géneros literarios.
Gisela Leal
La soledad en tres actos

Con La soledad en tres actos, Gisela leal publicó, la que es hasta el momento, la novela de su vida. Al solitario universo que alberga su trabajo cruzado por una infinidad de temas, referencias y puntos de vista; la autora, de El club de los abandonados, El maravilloso y trágico arte de morir de amor y Oda a la soledad, integra en La soledad en tres actos una capa de profundidad con la introducción de una mirada inédita en su obra: la inspección de un futuro distópico no muy alejado de nuestra época.La literatura es, para la escritora, sobre todo un territorio que refleja la idiosincrasia respecto a ideologías, comportamientos y maneras de ser tanto individuales como sociales que son comunes entre los países que configuran Latinoamérica. La obra de la mexicana se preocupa por responder dos preguntas claves: ¿qué es esto que vemos?, y ¿qué se supone que hacemos aquí?
Nació de la necesidad de darle una voz a las muchas y variadas ansiedades que parece vivimos día a día. Llevados de la mano por un narrador omnipresente, que siempre tiene muchas opiniones que dar respecto a todo, en esta historia conocemos a personajes que viven situaciones que son el común denominador en los tiempos que vivimos: la soledad, la falta de pertenencia, la corrupción del hombre a partir del poder, las consecuencias que tiene en nuestra salud —física y mental— la desconexión que tenemos con la naturaleza, la incertidumbre de vivir en un mundo regido por tecnologías de las cuales desconocemos su alcance.
Juan Villoro
La figura del mundo

Juan Villoro (La tierra de la gran promesa) atendió el llamado mayor de la narrativa latinoamerica y escribió la historia de un padre (el suyo) que no supo (o lo hizo con sus diferentes matices) estar con su familia. El comienzo de La figura del mundo, esta breve, pero compleja, obra es engañosamente simple, Juan se propone contar la biografía de Luis Villoro, su padre, pero huye del ajuste de cuentas o la hagiografía y cuida no caer en el chisme, la historia íntima o la confesión no pedida. Este logro del escritor y periodista mexicano cuenta la historia no solo del filósofo, investigador, profesor, diplomático español —y autor de libros tan importantes como: Creer, saber, conocer—, sino también de México. Por supuesto, apenas importa que el personaje principal sea su padre la historia de Luis —desde su infancia en España, su traslado a un internado a Europa, la llegada a México o la constante necesidad de aprender a ser mexicano— es facinante en sí misma, pero la inclusión de momentos relevantes de la historia nacional narrados como si fueran recortes de periódicos, bocetos antiguos y comentarios, crea un collage de imágenes que pretende mostrar, primero, la evidencia de que la vida de Luis Villoro por sí sola es digna de ser contada, pero a medida que se revela, como capas de cebolla, la historia personal del padre, también lo hacen los sucesos relevantes de México del siglo XX, un recorrido tumultuoso, un tanto desordenado, apoyado en la idea de la memoria que mezcla pasado y presente. La lúcida capacidad de cronista del autor hace justicia a una vida que está firmemente arraigada en su propia cultura, pero tan profundamente humana en su enfoque que habla a través de las fronteras culturales. No se equivoquen: este libro de múltiples capas es una obra maestra.
Kurt Vonnegut
Cartas

A lo largo de sus quinientas páginas, Cartas (Ediciones B) de Kurt Vonnegut brinda otra perspectiva sobre la imaginación inquieta que produjo grandes novelas como Matadero cinco. Con el mismo tipo de ingenio satírico que caracteriza su ficción, la epístola, tremendamente variada y que cubre seis décadas de vida del escritor, incluye: mucha ira, mucha bebida, mucha nicotina y varios episodios depresivos. En ellas el autor de Las sirenas de Titán escribe encarecidamente sobre la idea vanguardista que tenía sobre la pareja (ver el contrato entre Kurt y Jane Vonnegut), la guerra (“por salvajes que puedan ser mis historias, nunca haría que la Tercera Guerra Mundial pareciera sólo un poco más arriesgada que un viaje en coche entre Nueva York y Los Ángeles”), Dresde (“posiblemente la ciudad más hermosa del mundo”), el futuro (“mis propias visiones del futuro son famosas por deprimentes. Preferiría mucho más hablar del pasado o escuchar a otras personas que hablen de él. Pero qué demonios”), observaciones sobre la literatura (“narrar es un juego para dos y un narrador maduro es sociable, una cita a ciegas con un completo desconocido que sale bien”) y brinda consejos (“deberíamos dejar de ser tan serios. Los chistes son de gran ayuda. Y conseguíos un perro, si no tenéis ya uno”). Dividida en secciones correspondientes a cada década, precedidas por un breve ensayo y comentarios antes de algunas de las esquelas —una acertada decisión editorial que sustituye las notas al pie de página—, esta antología ofrece un retrato íntimo de uno de los escritores contemporáneos más celebrados. La belleza del libro no radica en el esfuerzo de reunir sus cartas sino en la forma en cómo el autor se va por las ramas para revelarse y mostrar al lector algunos de sus pensamientos más libres, tras su lectura uno se da cuenta de que la magia existe cuando las conversaciones se vuelven literatura.
V.V.A.A.
Tribu de lectoras

Once lectoras y creadoras de contenido —Alejandra Arévalo, Abril G. Karera, Alaide Mo, Ativka Díaz Berman, Karen Rodríguez, Gabriela Elizondo González, Mayra P. Dávila, Lidia A. Fernández, Jimena Celis, Andrea Vega y Raquel González Franco— escriben en este libro sobre los aspectos de sus vidas personales y de distintas escritoras que funcionan en sus vidas como guías en momentos adversos o que les dieron respuestas a preguntas que en algún momento se formularon. Tribu de lectoras es una carta de amor a Ursula K. Le Guin, Ámparo Dávila, Agatha Christie, Alfonsina Storni, Angélica Gorodischer, María Moliner, Elena Ferrante o Verónica Gerber Bicecci en la que buscan dar a conocer la producción de autoras de diferentes momentos, nacionalidades y géneros. Porque un error histórico es hablar de la literatura escrita por mujeres como un bloque de obras que prácticamente no presentan diferencias entre sí.
Erick de Kerpel
El tatuaje invisible

Como en un ingenioso truco de magia, en esta astuta intriga de persecución, Erick de Kerpel (Bungaloww 77) promete una recompensa final satisfactoria, pero solo para los lectores que estén dispuestos a perseverar a través de la primera mitad del libro donde se presentan el cúmulo de circunstancias —con todas las muchas tragedias de sus vidas— que llevaron a actuar a los personajes de la manera en que se presenta en la historia. Samuel es un sujeto provocador marcado por la muerte de su sobrino y con apariciones misteriosas en su departamento. Emma es una joven radióloga que lucha con la ausencia afectiva de su madre y la esquizofrenia de su hermana gemela. Un día, su mundo da un giro de 180 grados cuando visitan el estudio de H, un tatuador de la Ciudad de México. En las páginas de esta novela están las calles de la Ciudad de México, llenas de marcas de otros tiempos, los lugares y las violencias que las atraviesan, esas rudezas de todo tipo que sus habitantes viven con insólito desenfado. Toda la ciudad está bañada por la crudeza en forma de una lluvia áspera e incesante que anuncia un diluvio de cualquier tipo, los personajes la recorren a trompicones día tras día y el narrador, tan parecido a un testigo, aguarda escondido entre las sombras para convertirse en cronista de la crudeza de la urbe. Los lectores de Erick de Kerpel disfrutarán mucho con este reflexivo thriller que transporta y no permite dejar de dar vuelta a las páginas. Si pudiéramos combinar la magia que conjuran los relatos policiacos de Rafael Bernal con el oscuro reconocimiento al sector urbano de Vicente Leñero, habremos recorrido al menos una parte del camino para entender lo que hace a El tatuaje invisible tan especial.
Julio Cortázar, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa
Las cartas del Boom

Este milagroso volumen de cartas reunidas ofrece un retrato conmovedor y revelador de los autores de Rayuela, Julio Cortázar; La región más transparente, Carlos Fuentes; Cien años de soledad, Gabriel García Márquez; y La ciudad y los perros, Mario Vargas Llosa; los cuatro principales novelistas del Boom Latinoamericano. Organizadas cronológicamente por año, desde 1955 hasta 2012, los doscientos siete intercambios —entre cartas, postales, telegramas y faxes— trazan la vida del cuarteto de escritores desde sus primeros pasos en el mundo editorial, los comienzos del Boom, la construcción de sus obras cumbres, los premios y más allá, hasta la desintegración del cuarteto —por desaveniencias personales sumadas a catátrofes políticas—. La veta de las encantadoras voces de Cortázar, Fuentes, Márquez y Llosa es palpable junto con sus sentidos del humor y posiciones políticas que pruducen una narración inesperada casi en cada página.
Tanto los Cortázar, Fuentes, Márquez y Llosa públicos como los privados brillan, como en sus mágicas cartas en las que tocan temas personales, sus recomendaciones tanto en revistas como con editores o en sus brillantes reflexiones sobre literatura y acerca de sus novelas. En otras partes, los escritores latinoamericanos revelan aspectos de sus procesos de escritura, sus filosofías de la ficción y sus marcadas posturas hacia la censura. De particular interés son las cartas donde hacen referencia a todos los escritores y escritoras que fueron contemporáneos a ellos.
Editado por Carlos Aguirre, Gerald Martin, Javier Munguía y Augusto Wong Campos, el volumen comienza con una nota introductoria a manera de “reglas de participación” que explica la costumbre de empezar a contar el Boom con el cuarteto, así como notas útiles para explicar sus referencias. Los lectores encontrarán el epistolario tan fascinante como las mejores novelas de Julio, Carlos, Gabriel y Mario y los lectores ocasionales descubrirán cartas tan espléndidas a su manera como las novelas del Boom.
Sofía Guadarrama Collado
Las soldaderas

Con este libro Sofía Guadarrama arriesga mucho y sale como clara ganadora escapando del estrecho género de la novela histórica para atribuirse el mérito de una novela revolucionaria feminista de lectura apasionante, atmósferas y detalles auténticos y caracterización memorable. Ambientada en el inicio de la segunda década del siglo XX, la narración se refiere a Cecilia Lombardo, una joven mexicana de clase acomodada que, en 1910, viaja a Suiza para inscribirse en el prestigioso colegio para señoritas Château Mont Choisi. En tierras europeas pronto descubre que los lujos, los devenires del clasismo y las buenas costumbres, son temas que no le apasionan y comienza una travesía iniciática que la lleva a convertirse en soldadera de la Revolución Mexicana. Sofía Guadarrama seduce a sus lectores desde el principio con una voz narrativa suave y deliverada que es como un fuerte susurro. Sin embargo, su rango completo se revela rápidamente a medida que se adentra en los personajes con voces animadas que ejercen su verdadera esencia. Incluso a lo largo de la narración, Guadarrama, logra animar la voces de sus personajes que infunden energía a la historia. El único defecto es que el volumen resulta ser demasiado corto, abarca solo seis años de la lucha armada, pero al mismo tiempo eso se convierte en un acierto, la protagonista creada por la escritora mexicana, para rescatar del olvido a las mujeres que participaron en la Revolución Mexicana, termina su vida entre las más de cien mujeres fusiladas por Francisco Villa el 12 de diciembre de 1916 y en ese sentido sirve como un documento que exhuma del olvido ese espeluznante crimen.
Piedad Bonnett
Qué hacer con estos pedazos

La última novela de la poeta y dramaturga colombiana Piedad Bonnett, Qué hacer con estos pedazos, trata de una pareja, Emilia y su esposo, quienes se conocieron de jóvenes, formaron una familia y ahora se acercan a la vejez. Durante la mayor parte de su vida adulta, Emilia gastó buena parte de su energía en criar a su hija y cumplir con los caprichos de su marido. Ahora que Pilar, la hija, es una adulta independiente, la pareja de Emilia sugiere que remodelen la cocina y hagan una transición a una vida de mayor e innecesario lujo. La protagonista, por otro lado, disfruta su nueva paz y libertad. Por esta razón, y varias otras trivialidades —entre ellas la enfermedad del padre, el eminente divorcio de su hija y la violenta muerte de la hija de la asistenta doméstica—, Emilia se pelea con frecuencia, a veces estallando en cólera, con su marido.
Cuando el esposo descubre que el acto doméstico se convierte en un punto de inflexión y reflexión sobre la vida presente y pasada de Emilia, deja de discutir. En lugar de poner fin a las obras, de inmediato la lleva a visitar a su hija y a su nieta en Cuba. Una vez allí, Emilia lucha por encontrar un punto de equilibrio entre la frustración, una vida llena de sufrimientos, en la que recuerda el inicio de la relación tensa con su pareja, con sus hermanos y con sus padres, y en la que aparecen, también, temas como la relación y el dolor que causan los hijos, los cuidados o la entrada a la vejez. Narrada como una constelación de recuerdos, pensamientos y palabras sueltas, que conforme avanza la lectura se convierten en el soporte de la obra, Qué hacer con estos pedazos revela los procesos íntimos, las ideas, las inspiraciones, los intentos, los errores, los aprendizajes y los descubrimientos de la protagonista, mostrando que las personas son resistentes incluso cuando el mundo moderno se precipita hacia adelante.
Ekaterina Alvarez
¿Dónde está arte?

Los protagonistas de esta historia son una niña y su perro. Si al observar la tapa el lector encuentra las palabras: “huesos”, “perdido” o “búsqueda”, permítame pedirle a usted, lector, que no se espante. No es un libro que habla sobre la realidad del país, o bueno, no de toda. Es una fábula en la que la pequeña Otta busca a Artemio su mejor amigo desaparecido, pero no por un crimen sino más bien por una travesura. Artemio, o Arte como le llaman de cariño, es un perro que se escapó en busca de un hueso y en su travesía visitará algunos de los museos más interesantes de la Ciudad de México. La pequeña Otta, desesperada, preguntará a “el custodio de la magia”, “el señor del espacio”, “el velador”, “la señora brillantina”, “la señora de los objetos, objetos, objetos”, y “el señor aburrido” si han visto a Arte. Cada uno, desde su posición le contesta a la infanta que están rodeados de arte —esculturas, pinturas, vestigios arqueológicos, castillos—, pero ella lo que busca es a su acompañante canino.
¿Dónde está arte? Es un ambicioso libro álbum ilustrado en el que Ekaterina Alvarez explora la elasticidad del lenguaje y brinda a los niños una extraordinaria historia y un gran recorrido por los museos mexicanos. Pero el principal encanto de la fábula reside en el bien articulado deseo de Ekaterina y su entusiasmo inicial por entender el mundo que le rodea. Los jóvenes lectores sólo esperarán que esta no sea la última palabra de esta extraordinaria autora.
Pacasso (Francisco Almaraz)
Dr. Netas Interviene Romeo Y Julieta De W. Shakeaspeare

Tenemos todos los ingredientes para un buen cuento: una joven pareja de amantes desventurados (Romeo y Julieta); dos familias antagónicas (los Montesco y los Capuleto), un bailie, un balcón, una promesa de amor, un fraile, una pócima y varias anotaciones o miles, ¡quién sabe!... Y es que Francisco Almaraz “Dr. Netas” toma parte de esta versión del clásico de William Shakespeare interactuando con ella de una forma muy peculiar. ¿A 400 años de su publicación, es posible la reutilización subversiva de un material ajeno, la manipulación, el juego y la reescritura de una obra canónica? El humorista y caricaturísta considera que sí y hacer el contraste con lo que somos y vivimos hoy y el contexto de la época de Benvolio, Rosalina, Mercucio, Fray Lorenzo, Paris y compañía; es similar a una especie de persecución automovilística con algunos derrapes y accidentes en los que “Dr. Netas” (Stand Up) no duda en insertar notas a mano o con el teclado para redondear la historia, el resultado es el clásico narrado de otra manera y presentado de otra forma.
Una lectura llena de conexiones que da una muestra de como funciona el pensamiento humano. En el, autor constituye un interesante cuestionamiento a la obra que interviene y a las maneras en que los textos literarios se producen. El contenido del libro no es la invención singular de una mente, sino que está hecho con ideas ajenas y eso le da parte de su riqueza. La estrategia de Dr. Netas” de observar —con agudeza y sarcasmo— copiar o comentar el texto y darle un nuevo sentido al anotarlo supone una habilidad de crítica admirable.