Pensar en la maternidad siempre me lleva a pensar en mi madre, una mujer que ha antepuesto a sus hijos sobre sus propios deseos y necesidades. A lo largo de los años, la he visto distanciarse de amigos, dejar de asistir a lugares y sacrificar sus propios deseos por los de nosotros, por los míos. Sé que puso en un “después” sus intereses y motivaciones, y tomó como papel principal en su vida el de ser madre. Al reflexionar sobre esto, soy consciente que no hay una sola forma de ejercer la maternidad, pero también sé que las mujeres que deciden hacerlo, siguen siendo amigas, hermanas y personas con intereses y objetivos propios.
Durante el siglo XIX, por hablar de un caso concreto, la figura de la “madre perfecta” o “el ángel del hogar” fueron modelos impuestos para las mujeres y las madres de ese tiempo, quienes dedicaban su vida al cuidado de los hijos, del esposo y de la familia. Con el tiempo, esto se ha ido desdibujando, aunque siguen imperando muchos de estos preceptos. Sé que resulta imposible hablar de una sola forma de ejercer la maternidad, pues los miedos, las dudas, las experiencias y oportunidades son distintas en cada mujer. La siguiente lista de libros tiene como protagonistas a mujeres, hijas y madres, estas últimas ejercen de diferente forma la maternidad y rompen con el estereotipo de lo que implica ser madre.
Los abismos de Pilar Quintana
Los abismos (Alfaguara, 2021) es una novela sobre la infancia, las pérdidas y lo que muchas veces no se dice de la maternidad. Claudia es una niña que vive junto a sus padres en un departamento, ahí comparte una selva y los silencios con ellos, que resguardan las pérdidas con las que ha vivido cada uno. Cuando todo parecía estar en calma, la infidelidad de su madre, despierta una crisis en la casa y sus dolores comienzan a impactar en Claudia, quien irremediablemente comienza a involucrarse en los problemas de adultos.
Si bien un tema central en esta historia es el de la infancia, Pilar Quintana nos presenta, desde distintas perspectivas, formas diferentes de ejercer la maternidad. Desde las primeras páginas una mujer expresa abiertamente no haber querido tener hijos y otra, la madre de Claudia, sufre una depresión que le impide levantarse de la cama y cuidar a su hija.
La hija oscura de Elena Ferrante
Pocas veces escuchamos que una madre sienta alivio al no ver a sus hijos, pues estamos acostumbrados a entender a la maternidad como un acto de entrega total. En esta novela, somos parte de la historia de Leda, una profesora de literatura inglesa que ve a sus hijas partir y, contrario a lo que se esperaría, experimenta descanso.
“Por primera vez en casi veinticinco años no sentía el apremio de tener que cuidar de ellas”, expresa Leda, quien nos lleva por este proceso de desvinculación y adopción de una nueva forma de vida alejada de la maternidad.
Tras la partida de sus hijas a Canadá, este personaje decide tomar unas vacaciones en la playa y ahí comienza a observar detenidamente la relación que hay entre una madre y una hija, que le hace comenzar a desarrollar una serie de reflexiones sobre los sacrificios y cuidados que exigen los hijos, que en muchas ocasiones aplazan los deseos de una madre.
Radicales libres de Rosa Beltrán
Tres generaciones de mujeres conforman esta historia marcada por diferentes trasformaciones culturales, sociales e ideológicas, en las que la realidad y las formas de pensamiento fueron cambiando; mujeres transgresoras se apropiaron de su cuerpo, de sus derechos y de su forma de vivir.
Una mujer le narra a su hija, desde el encierro producido por la pandemia, las pérdidas y trasformaciones que vivió; la huida de su madre en compañía de su amante conformó su primera pérdida, que sin duda la orilló a enfrentarse a la vida sola. En Radicales libres (Alfaguara, 2021) las mujeres rompen y escapan de todo estereotipo, incluso del de ser madre.
Esta es una historia en la que la narradora intenta explicarle a su hija los motivos de la huida de su madre, pero al mismo tiempo le expresa el motivo por el que tuvo que separase de ella: el miedo a ponerla en riesgo en un país inseguro para todos.
Aquí todos nos estamos muriendo, tú te has ido por haber sufrido esa violencia y yo tengo que vivir sin ti como antes tuve que vivir sin mi madre, y aprender a sobrevivir.
Mi vida querida, Alice Munro
Catorce cuentos conforman este libro en el que personajes femeninos, en su mayoría, se enfrentan a la vida misma; amores, engaños, pérdidas y recuerdos las acompañan en ese devenir. Mujeres que sienten, se enamoran y protegen; protagonizan algunas historias de este libro, que presentan a personajes femeninos comunes que transgreden los guiones sociales y rompen con los roles maternales impuestos o esperados por la sociedad.
Son madres con deseos propios y vidas en las que compaginan la maternidad con la enfermedad, el dolor, las pérdidas, el amor y todo lo que acontece en la vida.
Beloved de Toni Morrison
En ocasiones leer es un acto que incomoda, pues nos confronta con otras experiencias, dolores y formas de vida. Esta novela no es la excepción, pues retrata, a través de un hecho perteneciente a la realidad, un momento de la historia en la que el esclavismo era un sistema que dominaba y los crímenes y explotación cometidos hacia las personas privadas de su libertad era legal y aceptado. Tener hijos bajo este sistema los condenaba a perder su libertad desde el nacimiento y a continuar el mismo destino de la esclavitud. Así, esta novela reflexiona, entre muchas cosas, sobre lo que implicaba ser madre y esclava a la vez.
Sethe es una esclava que logró huir de la plantación en la que se encontraba y llegó a Ohio, un estado abolicionista, en el que regía la Ley de los esclavos fugitivos, la cual permitía que los propietarios buscaran a sus esclavos y se los llevaran. Así, tras ser capturada de nuevo, Sethe decide matar a su hija más pequeña para protegerla de la esclavitud. A partir de este hecho, Sethe paga ante la justicia el delito que cometió y se acostumbra a vivir en compañía de un ser de otro mundo que habita en su casa y la atormenta. En esta novela la ausencia, el duelo y las heridas que guarda una madre son el reflejo de una maternidad diferente, pero guiada por el amor y el cuidado a los hijos.