Bosquejo de Jorge Luis Borges. Homenaje a Borges de María Kodama

Carlos Priego Vargas

24 October 2024

Sin presumir su lenguaje lírico ni el uso de la prosa poética y los análisis literarios, María Kodama dejó un importante legado crítico. Fallecida el año pasado, su Homenaje a Borges es una apuesta —no por su exploración filosófica y metafísica menos legible— a favor de todo tipo de lector.

¿Qué es el tiempo, quién podrá explicarlo fácil y brevemente?, se preguntó San Agustín en el capítulo XIV del libro XI de sus confesiones. Estas son, precisamente, las preguntas que podrían hacerse acerca de la obra de Borges con las cuales llegaríamos a una realidad inasible. Imposible adentrarse en ella. Imposible contestar plenamente una cuestión tal. Pero mientras encuentro una fórmula fácil de hacerme entender, diré que la muerte de María Kodama representó la pérdida de una autoridad en la obra del escritor porteño, quién a través de múltiples conferencias dejó un espléndido testimonio —en forma de pláticas e intervenciones— que estoy lejos de haber agotado. En estas semanas releí Homenaje a Borges (Lumen, 2016), una antología de veinte de aquellas charlas que fueron pronunciadas en universidades e instituciones a lo largo y ancho del mundo, antología escasa comparada contra las más de cien ocasiones en las que Kodama analizó la obra del autor de Fervor de Buenos Aires; convenciéndome, más aún de lo que ya estaba, de que María fue una de las mejores especialistas en la obra del escritor que contribuyó a afianzar la literatura en lengua española en su dimensión universal. 

Nacida en Buenos Aires, treinta y ocho años después del nacimiento del artífice de La biblioteca de Babel, Kodama salió de la Universidad de Buenos Aires sin otra pretensión que la traducción y la literatura, no publicó nada mientras Borges vivía. Pocos, entre los expertos sobre el escritor argentino, conocieron como ella la obra de Borges, en el poema "El mar" el autor de El Aleph se pregunta: “¿Qué es el mar, ¿quién soy yo?” a lo que Kodama contesta a través de su libro: “es una multiplicidad de seres que lo habitan, como Whitman, como Emerson, como Homero o Shakespeare”.

Kodama no presumía de sus dotes literarios ni militó fervorosamente en defensa de sus cuentos tal cual lo reconoce en una entrevista para promocionar su libro, en aquella conversación aseguró que no quería publicarlo, pero que los editores —quizá Andrew Wylie y Jeff Posternak— habían insistido tanto “que era pelearse o publicar”. Ese desinterés por firmar libros encontró su contracara en una actividad ejecutada religiosamente que consistió en hablar de Borges. De toda la vida, Borges —afirma la experta— consideró las biografías como “meras cronologías que ayudan a ubicar algunos hechos de la existencia de un hombre o de una civilización”, para escalar en la montaña del revisionismo, Kodama debió batallar, antes que con la literatura, con la objetividad y la documentación.

De tal modo que la causante de este Homenaje a Borges se acercó en son de paz a la figura del argentino, en vez de principios o teorías la especialista explora la profunda conexión que compartió con el autor, así como su influencia en su vida (también en su pensamiento), en Borges y el Oriente, por ejemplo, enumera algunas —lo judío, lo árabe y lo japonés— que intervinieron en la creación de infinitos poemas y cuentos que Borges desarrolló a lo largo de su vida. Por supuesto también está la veta de los autores, sobre todo ingleses, como Kipling, Coleridge, Stevenson, que también se sintieron atraídos por la región donde se ve nacer el sol.

Siendo una fiel creyente de que el que escribe una biografía es un creyente de lo que se imagina que el biografiado puede ser, Kodama encuentra en el formato de la conferencia una objetividad, sensibilidad —y una pasión muy semejante a la de Borges— que le permite evocar recuerdos y reflexiones sobre la figura del escritor, abordando temas como la literatura, la filosofía y la identidad. A través de sus páginas, se siente la admiración y el amor que Kodama siente por Borges, así como su deseo de preservar su legado. Kodama también ofrece una mirada íntima a los momentos compartidos con Borges, revelando no solo su genialidad literaria, sino también su humanidad. La obra es un recorrido nostálgico que invita al lector a sumergirse en el universo borgiano, al tiempo que se aprecia la singularidad de la relación entre ambos.

En los cuentos "Agosto 25", "1983", "El sur" y "El otro" Kodama investiga cómo funciona lo fantástico o lo sobrenatural en la tradición narrativa de occidente contrastándola contra la de oriente; la relación de Borges con el sueño —cuya evocación se encuentra en diversos poemas y prosas— es explorada a partir del análisis de la obra de los de escritores admirados por él; Borges y su relación con la memoria o con el periodismo; el interés del escritor sudamericano nacido a fines del siglo XIX por algo tan remoto en esa época como Islandia, todos son temas que confluyen en el libro regalando espectaculares imágenes como cuando las corrientes que se unen son tan diferentes entre sí que no se mezclan fácilmente.

En cada conferencia la autora logra crear una conexión personal con el lector, compartiendo recuerdos y anécdotas íntimas sobre su relación con Borges. Esto permite una comprensión más profunda de su figura no solo como escritor, sino también como ser humano. Kodama entrelaza sus recuerdos con reflexiones sobre la literatura, la identidad y la existencia. Su estilo invita a la meditación sobre estos temas, en línea con las preocupaciones que también abordaba Borges en su obra.

A lo largo del volumen, se pueden encontrar numerosas referencias a las obras de Borges y a otros autores, lo que enriquece el texto y establece un diálogo literario que resalta la influencia de Borges en la literatura. La obra está impregnada de una sensación de melancolía y nostalgia, reflejando el profundo amor y la pérdida que siente Kodama. Esta atmósfera añade una capa emocional a su escritura. La narrativa no sigue una línea temporal estricta. En lugar de una cronología, Kodama organiza sus pensamientos y recuerdos de manera más libre, lo que refleja la naturaleza fragmentaria de la memoria. A través de descripciones vívidas, Kodama pinta cuadros detallados de momentos y lugares que compartió con Borges, lo que permite al lector visualizar y sentir la intimidad de esas experiencias. 

Por ello, María Kodama fue tan importante para la obra de Borges, cada conferencia destaca diversos aspectos de su personalidad, su literatura y su legado. En cierta forma la autora, como experta, incluye interpretaciones sobre la obra de Borges, explorando temas recurrentes como el infinito, los laberintos, la identidad y el tiempo. Kodama profundiza en la singularidad de su estilo y su influencia en la literatura contemporánea. También contextualiza la obra de Borges en relación con su tiempo, los movimientos literarios y filosóficos que lo influyeron y su importancia en la literatura argentina y mundial. Más allá de la crítica académica, el libro es un homenaje emotivo a Borges, un testimonio de su genialidad y su impacto en aquellos que lo conocieron y lo leyeron.

En resumen, Homenaje a Borges no sólo es un análisis crítico de la obra de uno de los grandes maestros de la literatura, sino también un testimonio personal de su vida y su influencia, escrito por alguien que lo conoció profundamente. María Kodama repensó el universo a través de la obra de Jorge Luis Borges y con este libro dibujó su cara.

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