Desde hace muchos años mi día a día no puede iniciar sin música. Normalmente me levanto y para tomar un baño, debe haber alguna playlist en reproducción. En otras ocasiones, mientras realizo mis actividades diarias, estoy tarareando alguna melodía o lanzando frases al aire de alguna canción que recuerde en ese momento.
Incluso hubo una época, antes de la universidad, en la que pensé en estudiar ingeniería y producción musical, pero al final terminé por decidir irme a comunicación. En la actualidad me gusta escuchar de todos los ritmos y géneros y aprender algo de ellos. De dónde salieron, cómo comenzaron, quiénes han sido sus grandes exponentes.
A lo largo de los años por mis odios, por mis walkmans, después discman y ahora mi celular han pasado diversas bandas, cantantes o conceptos. Cada una para momentos especiales o difíciles de mi vida.
Por poner un ejemplo, últimamente escucho más a Yoshi, un artista mexicano que combina el R&B con el Rap y en ocasiones con Trap. También con Álvaro Díaz, quien hace unos meses lanzó su disco Sayonara, con el que nos muestra todas las facetas de un rompimiento amoroso.
En mi adolescencia escuché mucho a Panda y Allison, para después pasar a Cypress Hill, Eminem, Nach o Aczino, quien años después terminaría forjando una leyenda dentro del freestyle internacional.
Pero, una vez que comencé en la universidad, por diversos amigos, me vi influenciado por la música Rock. O los subgéneros de éste. Me adentré mucho en las baladas de Scorpions, Aerosmith, Motley Crü, Tesla o Guns N’Roses.
En realidad, no me había puesto a pensar de dónde provenían estas bandas, más allá de la zona geográfica en las que estas se habían creado. Cuáles fueron sus antecedentes, quiénes fueron sus influencias o cuál fue el momento cumbre en el que todo comenzó ni cómo es que ciertos instrumentos se convirtieron en parte fundamental del género.
Fue hasta hace unas semanas cuando logré resolver varias de estas incógnitas. Con el libro 1966. El año del nacimiento del Rock (Reservoir Books, 2024) de Alberto Blanco, en el que nos presenta una tesis de cómo surgió el Rock, centrándose en un año en el que surgieron cuatro discos que revolucionaron la música pop en Estados Unidos e Inglaterra.
Para el autor mexicano, este año clave se da primero con The sound(s) of silence de Paul Simon y más adelante con cuatro álbumes históricos: Pet Sounds de Beach Boys, contándonos cómo éste sería considerado el primer disco conceptual de rock; Revolver de los ya en ese momento exitosos Beatles, quienes habían dado giras por Estados Unidos y en este disco mostrarían la influencia de Bob Dylan en su obra después de que éste les abrió los ojos hacía la mariguana; Blonde on blonde de Dylan, quien marcaría generaciones con sus letras a tal grado que ganó el Premio Nobel de Literatura en 2016 y Freak Out! de Frank Zappa & The Mothers of Invention.
Llevándonos a través de diversos músicos a conocer cómo fue la influencia de los autores del movimiento beat para diversos músicos londinenses, tomando además influencias de música negra como el jazz, el blues o el góspel. En especial después de la visita del poeta Allen Ginsberg.
Contándonos también sobre la influencia que tuvo el LSD en diversos autores, quienes lograron abrir su mente a nuevos horizontes y nuevas experiencias que después derivaron en el subgénero conocido como psicodélico, donde destacaron bandas como Pink Floyd.
A través de experiencias del autor y de un análisis profundo de esos años nos lleva desde 1964 hasta 1969 con los álbumes y bandas fundamentales por cada año, para conocer y entender cómo este género terminó por renovar la música popular de ese momento y cómo fue tal su alcance que países fuera del habla inglesa comenzaron a experimentar con este género.
Sin duda, un libro para amantes de la música, no sólo como escuchas sino como intérpretes del contexto y la historia de cada país.