Tengo muchos personajes favoritos que me han acompañado a lo largo de los años porque sus personalidades y aventuras, hicieron que no pudiera olvidarlos una vez que cerré sus libros al terminar la lectura. Seguramente muchos coincidirán conmigo. Hay personajes que no se pueden olvidar fácilmente. Muchos de ellos generalmente hacen la novela en cuestión más que la historia que nos narran los autores.
Una de mis mejores amigas literarias siempre será Josephine March de la novela Mujercitas de Louisa May Alcott. Pero también incluyo entre mis fieles compañeras a Jane Eyre, Demelza Poldark, Elinor Dashwood, Margaret Hale y Cassie Maddox (les encargo de tarea averiguar en qué novela figuran). Cuando terminé de leer Lecciones de Química (Salamandra, 2023) de Bonnie Garmus, añadí una amiga literaria más.
Elizabeth Zott, la protagonista de Lecciones de química es una mujer inteligente, que lucha y cree en sus sueños y que está dispuesta a enfrentarse a las personas que se interponen en su camino. Y claro, estas ideas pueden parecer genéricas en nuestro mundo contemporáneo, pero si tomamos en cuenta que la novela toma lugar en los años sesenta, naturalmente esta perspectiva resulta revolucionaria pues como sabemos, la mujer de ese entonces era una mujer de familia, ama de casa, entregada al cuidado y servicio de su esposo e hijos. Elizabeth es lo opuesto a la mujer de esos años; es una joven química y es una madre soltera.
De esta manera, Elizabeth es una mujer moderna en un contexto antiguo. A mí manera de ver, ella responde como a muchas mujeres nos gustaría responder ante las situaciones injustas y machistas que hemos vivido; es uno de los aspectos más destacables de su personaje. Un ejemplo de ello es cuando la quieren despedir de su trabajo por estar embarazada (y esto no es un spoiler) y cuando Elizabeth les explica que un embarazo no es motivo para tener vergüenza porque es el comienzo de todo ser humano, el jefe se indigna ya que cuestiona que una mujer “le venga a decir a él qué es un embarazo” ¿Quién se ha creído que es?, Elizabeth responde: “Pues una mujer”. Así de simple.
Para mí, el personaje de Elizabeth lograr reunir situaciones y temáticas universales con los cuales nos podemos identificar. Para las mujeres a las que nuestra carrera ha sido nuestro enfoque, nuestro sueño y nuestra meta en la vida, nos enseña a no darnos por vencida ante los miles de obstáculos con los que podremos toparnos en el largo camino de perseguir nuestra meta laboral y, sobre todo, a no tener culpa por querer lo que queremos y por saber por qué lo queremos. Para los románticos, vemos este lado en Elizabeth con la historia de amor que tiene con Calvin Evans. Su relación es muy diferente a las relaciones de pareja de esos años, pero en ella reina lo más importante: el amor y la admiración por la pareja. Además, en Elizabeth también está su papel de madre, sus dudas sobre su desempeño como madre y la crianza de su hija Madeline siendo una madre soltera.
Vemos también el desarrollo de una amistad de Elizabeth con su vecina Harriet Slone y con el hombre que le da el trabajo en el programa de cocina, Walter Pine, una de las amistades más inusuales y bonitas en la novela. Un último aspecto por mencionar es que Elizabeth tiene un perro que forma parte de su pequeña familia y podemos ver otra faceta más del personaje como su ama (¡además de que el perro es un personaje con voz en la novela!) y su excéntrica manera de enseñarle hábitos.
Conocemos a Elizabeth en el pasado y en el presente. En el pasado, la autora nos narra cómo fue que llegó a trabajar en el Instituto de Investigación Hastings de California, alrededor de un ambiente masculino y machista, cómo conoció a Calvin; y en el presente, cómo es que empieza a trabajar en un programa de cocina, combinando la química con las recetas de cocina.
Está es una novela que se lee de forma muy rápida pues el estilo narrativo de Garmus es sencillo y adictivo. Los capítulos son cortos y a mí me encantó que tuvieran nombre. Me hizo recordar los libros que leía en el pasado que con solo leer el título del capítulo te daban un “preliminar” de lo que trataría, te podías imaginar lo que pasaría o los personajes que saldrían en él para que te emocionaras y leyeras con más avidez. Más que la historia, Lecciones de Química se convierte en una novela memorable por el personaje protagonista. Ante las situaciones trágicas, Elizabeth Zott se mantiene inquebrantable sin caer en lo increíble. Sin lugar a duda, resultará inspirador para los lectores.