“Tengo tres carreras: vivir, caer, levantarme.”
Todo el día barras
Toteking ft. Morodo
Este año se cumplen 50 años del nacimiento del Hip hop, al oeste del Bronx, en la década de los 70. Y qué mejor que hablar de uno de los referentes del rap español; Manuel González Rodríguez, mejor conocido como Toteking y su libro Búnker Memorias de encierro, rimas y tiburones blancos (Blackie Books, 2020).
Toteking, nació en Sevilla en 1978, fue jugador de basketball, heladero y hamburguesero antes de dedicarse por completo al mundo de las barras (forma de componer ingeniosamente rimas utilizando una serie de recursos literarios) y los flows (manera de fluir sobre una pueza instrumental) que lo llevarían a ser considerado uno de los mejores exponentes de su país. No quiero ni pensar qué habría sido de mí sin el rap. (32)
Mientras estudiaba Filología inglesa conoció al rapero Juaninacka, con quien formaría junto a Juanma y Dj Randy, el emblemático grupo de rap hardcore “La Alta Escuela”:
Juaninacka me parece uno de los tipos con más talento de la historia del rap en español. Aprendí a rimar escuchándolo, básicamente. De hecho, mi aportación en La Alta Escuela se la debo a él. Hacía dos años que lo había conocido haciendo la matrícula en la universidad. Era la época en la que reconocías a los tuyos porque pocos vestían Adidas XXL en Sevilla, así que en plena cola me acerqué al chico del chándal y le pregunté: «¿Tú escuchas hiphop?». Y nos hicimos amigos. (85)
Ahora, después de tantos años de escucharlo y seguir de cerca su evolución lírica, el poder leerlo desembocó una catarsis de emociones y sentimientos encontrados que me hizo enviarle un mensaje, a las tres de la madrugada, a uno de mis mejores amigos que vive en Argentina y a quien también le copa el Tote —al grado que en sus primeras novelas siempre hay una referencia al rapero—, para contarle que debía de leer sí o sí Búnker, ya que ahí Tote narra su cómo fue ser, hasta cierto punto, un chico introvertido con una risa estrambótica y pasó a convertirse en uno de los pesos pesados de la música. Sus miedos a olvidar la letra o quedarse afónico horas antes de salir a rapear. El pánico de cantar frente a públicos desconocidos o el simple hecho de pasar a exponer frente a la clase del instituto. La carga emocional que representa ser el mayor de tres hermanos y venir de una familia de médicos. Los meses en Irlanda, su estancia en Chicago en donde conoció los ghettos. Lo duro que representó perder a su padre, su máximo ídolo, al grado de querer dejar de hacer música ya que él siempre lo apoyo cuando apenas empezaba a rimar en el cuarto con su hermano. Tote, los negros que tú escuchas no suenan así. ¿No lo ves, hijo? Ellos van relajados, no corren tanto, no meten tantas palabras. ¿Por qué corres tanto, Totito? (182)
En Búnker Memorias de encierro, rimas y tiburones blanco, Tote nos revela no sólo sus temores más grandes, las distintas obsesiones, o los rituales antes de subirse a un escenario, también cómo es que ha escrito algunas de sus mejores canciones, que, hoy por hoy, son considerados himnos del rap hispanoparlante:
Almaceno una imagen o un concepto en mi cabeza, lo anoto en el bloc de notas del teléfono, dejo que repose aislado, madurando durante un tiempo, y lo voy combinando con otras ideas que igualmente apunto a medida que van apareciendo en mi vida. (140)
Le dije mi amigo que uno de los temas en el libro que me sacó la lagrímita, fue precisamente cuando toca se habla sobre la figura paterna. Y es que mi padre era un tipo duro. (180) Principal motor en la vida del rapero sevillano, ya que gracias a él descubre el amor por el baloncesto, el álbum más vendido de la historia del jazz “Kind of Blue” de Miles Davis y la pasión por la literatura:
Recuerdo perfectamente el día en que mi padre entró en el cuarto gritando: «¡Deja lo que estés haciendo, Totito, y vente al salón, que hoy aprendes algo!» (…) Hoy no vas a hacer nada hasta que te leas esta maravilla. ¡Empieza!» Era Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y por suerte para mí era un libro corto. (184)
Similar al poeta prerrenacentista, Jorge Manrique con sus “Coplas a la muerte de su padre” en donde hace un elogio de su progenitor con las características heroicas propias de la Edad Media, Tote va construyendo, a través de sus recuerdos, intercalados en distintos capítulos, las enseñanzas, los momentos y las charlas que sostuvo con su papá y la influencia de éste en su vida.
Cuando él se fue pasé de ser un lector adicto a un lector yonqui, porque hace años que la literatura es lo que más se acerca al poso que dejaron sus charlas conmigo. A veces leo una frase genial y tengo el impulso de levantar el teléfono y llamarle para discutirla. Cuando recuerdo que no está me quedo roto. (185)
Las referencias literarias en las canciones de Tote abundan y demuestran su amplio bagaje cultural. Por lo que pronto trabaría amistad con el escritor español Enrique Vila-Matas, quien no dudó en invitarlo a colaborar en su blog y posteriormente lo impulsaría a escribir el libro que hoy podemos disfrutar. Creo que no hace falta explicar lo que significa Enrique Vila-Matas para mí, porque el descubrimiento no solo animó mis lecturas, sino que las organizó para toda una vida. (34)
Yo conocí la música del Tote por allá del 2008, en donde la fiebre del rap procedente de España invadía algunos puestos de discos de música en los tianguis. Pronto sus rimas sonaban en nuestros respectivos Ipad, en los que reproducíamos una y otra vez sus canciones. Si bien, era cierto, llegó un punto en donde tenías una amplia lista con los diversos raperos que debías de escuchar, uno de los que siempre figurara, era el de sevillano Toteking, quien me atrapó gracias a su tono de voz tan particular y su forma de decir las cosas. Alguien que sonaba auténtico en su discurso y podía conectar barras con un buen punchline (cierre de un patrón de compases o líneas metafóricas que son utilizadas para terminar una canción, estrofa o improvisación) que inmediatamente hacían mover tu cabeza al sonido del bum-bap.
Después de leer Búnker Memorias de encierro, rimas y tiburones blancos entendí el por qué conecté desde aquel lejano 2008 con su música y ahora siento que conozco más al tipo que se sabe reír, literal, lo menciona bastante en el libro y hasta tiene un capítulo titulado así. Un libro que se terminó de gestar en la pandemia y que nos acerca más a esa persona que hoy la mayoría conoce y define (me incluyo junto con mi amigo argentino) como uno de los mejores raperos en España. Ahora sólo resta esperar ya que está por sacar un nuevo material discográfico y el sencillo que ha sacado demuestra que TOTE ha dominado en Haki del rey y está en sus mejores años.