No habrá flores para nadie

Atzin Nieto

28 July 2023

Les dijo que había una persona capaz de encontrar a la niña: un ex policía.

Martín Solares

Hace unos días, mientras acomodaba mi biblioteca personal, encontré entre las pilas de cajas, mi ejemplar de No manden flores, (Random House, 2015) una de las mejores novelas negras de los últimos años, obra del escritor mexicano Martín Solares.

Algo que recuerdo es al protagonista, Carlos Treviño, un expolicía que comparte algunas similitudes con el Agente de la Continental, uno de los detectives más rudos del famoso hard-boiled norteamericano y personaje principal de la novela Cosecha Roja del escritor Dashiell Hammett. Ya que ambos sabuesos, tienen que de algún modo “limpiar” una ciudad donde la ley es un chiste del sistema y la justicia es algo que se vende al mejor postor. Aunque en el caso de Treviño, la cosa se complica, pues no sólo debe sobrevivir a los tres grupos criminales que se disputan por tener el control de La Eternidad, sino que además de Los Tres Chiflados, está el jefe de la policía, el Comandante Margarito, quien tiene deudas pendientes con él y buscará cobrárselas de cualquier modo. Sumado a todo eso, su principal objetivo será sobrevivir para investigar la desaparición de Cristina De León, una rica heredera. Algo que en definitiva, resulta ser un caso bastante complejo para un simpe expolicía con una Taurus PT99 como compañera y mucho valor por delante.

Mientras hojeaba el libro, leía las múltiples notas que había escrito, como el hecho de que la manera en que Solares maneja el suspense y la forma en que la obra está estructurada ayuda a que el lector sea testigo de dos caras de la misma moneda: por un lado se narra la historia del detective en cuestión, Carlos Treviño, así como de su pasado negro, que gracias a las pequeños flashbacks uno puede conocer y, hasta cierto punto, llegar a comprender ese carácter taciturno que lo caracteriza. Por el otro lado, tenemos la versión del Comandante Margarito, y su ascenso dentro de un mundo donde la corrupción y el compadrazgo son el leivmotiv de una sociedad que no dista mucho de la nuestra, después vendrá el ocaso de aquellos años maravillosos y la perra tristeza junto con las nuevas generaciones de criminales que intentarán eliminarlo, ya que lo ven como un mueble viejo que sólo estorba y puede ser fácilmente reemplazado.

Algo difícil de olvidar en No manden flores, son por supuesto las escenas de acción; no sólo por lo bien descritas sino también por contar con una narración sumamente fina, al grado que te transmiten la adrenalina del momento, generándote buenas dosis de ansiedad; como es el caso en donde el Comandante Margarito, al ser emboscado, debe hacer uso de cada una de sus habilidades para sobrevivir al fuego cruzado.

Otro dato curioso es que el título encierra un pequeño homenaje que hace Solares, hacia el escritor inglés René Babrazon Raymond, mejor conocido por firmar como James Hadley Chase, ya que su primer novela No orchids for Miss Blandish, traducida al español como: No hay orquídeas para Miss Blandish o El secuestro de miss Blandish, en la edición de Bruguera y como No habrá orquídeas para la señorita Blandish, dentro de la colección de La puerta negra de la editorial Océano. Donde se narra cómo una banda de gangsters, dirigidos por Ma Grisson, secuestran a una bella y rica heredera con el único fin de que su hijo Slim pueda poseerla sin temor. Algo que desatará una serie de persecuciones y disparos, que darán como resultado una de las más crudas y sanguinarias obras que se hayan escrito en la primera mitad del siglo XX.

Antes de devolver el libro a su lugar, no me resta más que decir que No manden flores es una de esas obras que uno disfruta por la calidad en cuanto a construcción de personajes, se agradece por las tramas paralelas que se van complejizando hasta su máxima expresión y difícilmente se olvidan por los sutiles giros de tuerca que hacen que la diégesis funcione, por lo que no dudaría en recomendar sobre todo por el nivel de ficción mezclado con sobredosis de realidad que demuestran a un escritor maduro que no sólo conoce, sino también domina el género negro y propone algo diferente a cualquiera de sus correligionarios. Así que esta vez no habría flores para nadie.