A la vuelta de la esquina

Elizabeth Ruíz

05 June 2023

Cuando Álvaro Uribe tenía 55 años le diagnosticaron cáncer, habían localizado un tumor en su pulmón derecho. Para regresar al mundo de los saludables debía tolerar una estancia extendida en el terreno inhóspito de la enfermedad, además de ampliar su vocabulario con términos farmacológicos específicos para su condición: del paracetamol y el ibuprofeno, pasó al Lexotan, Seretide y Zofran, por mencionar algunos. A pesar de que una cirugía lo libró del tumor, la quimioterapia fue inevitable. Se convirtió en un paciente que se expresaba de manera fluida en el lenguaje de la enfermedad, aunque aún batallaba para descifrar el código de las y los médicos especialistas en los resultados de diversos estudios.

Durante este forzoso confinamiento en su propio cuerpo, empezó a escribir una bitácora que llamó Cuaderno de la paciencia, donde declaró que “todo canceroso es un condenado a muerte. Pero también lo son, y sin el regalo envenenado de saberlo, los demás”. ¿Acaso no lo somos desde el instante en que rompimos en llanto, luego de abandonar el vientre de materno? Incluso antes. Con suerte, es posible desviar la mirada de este hecho durante bastante tiempo, pero de una u otra manera la muerte nos exigirá hacerle frente. “Como una certeza fisiológica y no como una juvenil verdad metafísica”, aclara.

La enfermedad es la emisaria de una serie de advertencias que son recibidas a veces desde muy temprana edad. Diez años después de haber sobrevivido a ese tumor en su pulmón derecho, el cáncer regresó (en la próstata) para escoltarlo otra vez hacia su rol, ya bien conocido, de paciente. “Lo que no te mata siempre espera una segunda oportunidad”, Rafael Pérez Gay comparte en el prólogo de Tríptico del Cangrejo (Alfaguara, 2023) una frase que le mencionó a Álvaro Uribe durante alguna conversación. Entonces ese primer Cuaderno de la paciencia desempolvó sus páginas para que su autor reiniciara la bitácora y escribiera El árbol.

En 2021, durante la pandemia del covid-19, descubrieron que el cáncer había echado raíces ahora en su pulmón derecho. No era posible extraerlo mediante cirugía, así que fue necesario comenzar la radioterapia junto a la quimioterapia. Parecía que la enfermedad ya no era una simple emisaria que lo incomodaba con su visita. En esta ocasión no se apartaría de su lado, lo que lo agobió de manera indescriptible; su compañía lo sofocaba, literalmente. Tres Cangrejo fue el último diario de Álvaro Uribe, escrito entre noviembre de 2021 y marzo de 2022, cuando falleció.

Tríptico del Cangrejo reúne estos tres diarios donde Álvaro Uribe relata su cotidianidad como paciente de cáncer, como huésped en un estado que él mismo describe como un limbo en términos teológicos o un paréntesis en términos gramaticales. Por supuesto que su testimonio goza de una cualidad literaria ineludible para el autor, que caracteriza su extensa obra, sin embargo, él confiesa que su única estrategia literaria en estas páginas fue la sinceridad. Aquí el Álvaro Uribe escritor es sólo una de las facetas de su persona, aquella que compartió sus últimos momentos con su esposa, Tedi López Mills; que disfrutaba de reunirse con sus amigos los miércoles por la noche; que se frustraba por no poder tomar vino cuando se le antojaba…

La lectura de este libro es como atravesar un túnel hacia una realidad en la que aún existe Álvaro Uribe, donde es posible acompañarlo en su día a día, advertir su personalidad ingeniosa, que soltaba a diestra y siniestra comentarios mordaces y divertidos en plena convalecencia. Sin duda es una oportunidad para estar presente y coincidir una vez más. Pero además Tríptico del Cangrejo es un remedio fabricado por el autor no sólo para quien ya cayó presa de la enfermedad, sino para cualquiera que viva con la muerte acechando a la vuelta de la esquina.