Anna Ajmátova (1889-1966) fue una poeta rusa que formó parte del movimiento Acmeísta cuyo propósito radicaba en el distanciamiento del Simbolismo para proponer un estilo claro, directo, cotidiano y sintético despojado de adornos, metáforas y demás figuras retóricas propias del simbolismo. “Amad más la existencia de una cosa que a la cosa misma y vuestra vida más que a vosotros mismos” rezaba el primer mandamiento del manifiesto acmeísta que resonaba en los cabarés de entonces, lugares de reunión del grupo. El movimiento surgiría en 1910 y acabaría perseguido por la Rusia comunista en la década de los años veinte. Bajo un intenso acecho por parte de Stalin, la vida de Anna Ajmátova sería marcada trágicamente con:
- El fusilamiento de su primer marido, el poeta acmeísta Nikolai Gumiliov.
- Los tres arrestos y deportación a Siberia de su hijo.
- Y la prohibición de sus poemas (incluso la prohibición de que ella escribiera), junto con su deportación y acusación de traidora.
En detalle, Alberto Ruy Sánchez narra la vida de la poeta en su octava novela, El expediente Anna Ajmátova. A través del registro burocrático elaborado por la espía comunista encomendada de vigilar la vida de Ajmátova, el lector es testigo de la crisis social, política e identitaria de la Rusia estalinista que sufrirían millones de personas como Anna. Confiesa Vera Tamara Beridze, espía y admiradora de la literata:
“La gente vería en él a un ser único. Insistían, argumentaban, defendían. Eran capaces de sacrificarlo todo por él o de matar por su causa. Dispuestos a transformar en su cuerpo y en su mente la necesidad de creer en la necesidad de su vasallaje. Millones de personas reducidas, de rodillas, dispuestos a creer como verdad absoluta todo lo que saliera de su boca. Aún teniendo en su entorno la evidencia que el ícono mentía. Ni dudas ni desobediencias podían existir…”
El autor -galardonado con el Premio Nacional de Artes y Literatura en 2017, editor de la icónica revista Artes de México y merecedor del reconocimiento de Octavio Paz (“Ruy Sánchez no se limita a relatar: examina y desentraña”)- retoma también el romance que Anna sostuvo con el pintor y escultor italiano Amedeo Modigliani en el París de 1910. “Modigliani fue el único hombre en mi vida que, a cualquier hora, de cualquier día, sigue apareciendo al pie de mi ventana. Yo lo acepto sin reservas y él nunca sabe que yo lo observo”, contaría Anna en 1958.
Asimismo, es significativa la descripción que Ruy Sánchez hace de la divulgación del poema clandestino Réquiem (1946) a través del testimonio de Vera: “… cuando Anna necesitaba continuar escribiendo el poema, llegaba alguien de verdad cercano. Ella recibía a su amiga o amigo, le ofrecía un cigarrillo. Se sentaban y tenían una conversación banal, de preferencia. Que era grabada seguramente por la policía. El micrófono era visible y todavía esta ahí, arriba de una gran ventana, a la izquierda. Anna, en aquel momento escribía con letra menuda uno o dos o tres versos sobre el papel de un cigarrillo o de una cajetilla. Su acompañante, mientras hablaban de otra cosa, lo memorizaba. Anna quemaba luego lo escrito en el cenicero de metal que estaba sobre su mesa. La persona salía del departamento, era revisada de pies a cabeza por los guardias a la entrada del edificio y nunca encontraban nada.”
¿Por qué esta tortura de Stalin contra Anna? ¿Cómo y dónde surge? El autor lo revela de una manera íntima y detallada. Sin embargo, no lo recuperaremos aquí para, como dicen, no spoilear la lectura del libro.
En su poema A solas de 1914, Anna presagiaría la resistencia de su alma frente al despiadado acoso que sufriría años más tarde por parte del régimen comunista:
“Tantas piedras han arrojado en mi contra,
que ni una de ellas ya me infunde miedo.
Esta grácil torre se ha convertido en la trampa
más alta entre estas torres altas.
Agradezco a quienes para mí la construyeron,
los quiero a salvo del pesar y la tristeza.
Desde aquí veo antes el amanecer y
aquí brilla victorioso el último rayo del día…”
Recomendamos escuchar la playlist que el propio Alberto Ruy Sánchez hizo para acompañar la lectura de El expediente Anna Ajmátova.