Marilyn Monroe fue una mujer valiente, talentosa, dedicada, brillante y creativa. Quizá estos adjetivos no son los primeros con los que asocian a la actriz estadounidense, porque durante la “época de oro” de Hollywood la encasillaron en sus papeles y el público la idealizó como tal: una mujer vacía y frívola, preocupada sólo por diamantes y su belleza. La ilustradora, María Hesse, nos muestra la verdadera faceta de Monroe en su nuevo libro Marilyn: Una biografía (publicado a finales del 2020). La autora española investigó a fondo la vida de la actriz a través de documentales, entrevistas y sus escrituras personales, como poemas que guardó para sí, cartas y demás textos sueltos donde encontró refugio. Volvió a ver sus películas con una perspectiva renovada y nos pide a nosotros, los lectores, que también regresemos a estos filmes para deshacernos de juicios vanos y disfrutar del talento de Marilyn.
María Hesse juega con la realidad y los hechos biográficos para entretejerlos con la ficción, con el fin de presentarnos a una Marilyn Monroe fantástica y en segunda dimensión. A través de sus ilustraciones centra a la actriz en el papel que más disfrutaba: el de lectora. Aunque en aquella época pocos creyeron en el intelecto de Marilyn, ella siempre se entendió a sí misma por medio de sus lecturas favoritas y plasmaba su introspección en la escritura. Hesse dibuja con empatía la evolución de Norma Jeane Baker (su verdadero nombre), desde la inocencia de su infancia, su sensualidad y conexión con la naturaleza, hasta sus últimos días, melancólicos y reflexivos. En esta biografía la autora no monopoliza la historia con su voz, sino que le cede la narración a la misma Marilyn-Norma Jeane y deja que ella nos cuente su historia como nunca se lo permitieron. El libro es refrescante porque nos muestra a un personaje con el que todos podemos simpatizar y entendernos, alguien que sufrió traumas y buscó formas para sobrellevarlos; una persona que sí ansiaba cariño y afecto, no necesariamente la atención de los reflectores como los medios la quisieron retratar. Marilyn, como muchos de nosotros, simplemente fue un ser humano que intentó encontrar su lugar en el mundo, una familia y un espacio seguro donde pudiera desenvolverse.
Es claro desde el inicio que Hesse quiere recrear la historia de la actriz centrándola en su distintiva imaginación activa y dándonos pequeñas pistas de su personalidad al compartirnos algunos de sus libros favoritos. Las primeras ilustraciones son un libro y Norma Jeane escribiendo apasionadamente, y, más adelante, los dibujos que ayudan a narrar la historia siempre se encuentran acompañados ya sea de naturaleza o libros. Era una mujer sensible que disfrutaba de la poesía de Emily Dickinson, Dorothy Parker, Rilke y Walt Whitman. Era una mujer empática que releyó varias veces Crimen y castigo de Dostoievski. Era una mujer honesta que, como muchos de nosotros, nunca pudo terminar el Ulises de James Joyce, pero disfrutaba leerlo en voz alta. Era una lectora voraz que visitaba librerías con regularidad, anotaba en sus libros y doblaba esquinas en las páginas que querría releer. Hesse deja atrás a Marilyn Monroe el sex symbol, opta por ilustrar a las dos personas que convergieron en ella y puntualiza ese factor que nunca la abandonó: el refugio de las palabras y la ficción.
En la introducción, la autora nos pide que “tras la lectura, volváis a sus películas y, quizá desde otra óptica, encontréis a la verdadera Marilyn” y seguí su consejo. Debo decir que, para mí, la icónica escena musical de Diamonds Are a Girl’s Best Friend cambió por completo. No sólo pude apreciar mejor su talento como actriz, sino que también pude comprender y sentir su frustración. Ahora quizá nos parezca ridículo creer que una actriz no pueda leer un guion antes de aceptarlo, pero Marilyn luchó con coraje para que esto fuera una realidad no sólo para ella, pero también para otras actrices. Es decepcionante imaginar cómo en aquel entonces nunca respetaron su maravilloso trabajo ni sus colegas, ni sus amistades cercanas, ni sus parejas. Como María Hesse nos cuenta, la revolución feminista llegó tarde para Norma Jeane, pero me gusta pensar que ella inició una pequeña por su cuenta y, además, ganó batallas importantes. Lamentablemente a la industria del entretenimiento aún le falta madurez, pero la historia de Marilyn Monroe debe ser un ejemplo, así como un recordatorio de respetar la libertad de las mujeres en todos los ámbitos y dejar atrás esas nociones arcaicas con las que intentan definirnos. Estoy segura que, tanto Norma Jeane como Marilyn, estarían contentas de verse retratadas en este fantástico libro. Es hora de valorar su increíble trabajo en la pantalla grande, pero buscarla mejor en esas páginas donde gustaba perderse, para recordar que, en realidad, los libros fueron sus mejores amigos, no los diamantes.