Simone de Beauvoir, una amiga feminista

Citlalmina Guadarrama

09 April 2021

Cuando he platicado con cualquier mujer de feminismo y cómo llegó a él, todas las historias son diferentes, precisamente porque es la propia historia la que la hace a una ser feminista. Todas hemos sufrido opresión patriarcal en mayor o menor medida, pero la razón de que todas tengamos esto en común es porque el patriarcado existe y es universal. Una pensaría que una de las figuras más emblemáticas del feminismo como lo fue Simone de Beauvoir vivió rodeada de machismo y tuvo que sortear muchos obstáculos que la construyeron y la fortalecieron. Una de las sorpresas que se lleva una al leer Un paseo por la vida de Simone de Beauvoir (Lumen) es que en realidad no fue así, ella no se declaró feminista sino hasta después de la publicación de El segundo sexo (Debolsillo) en 1949.

Al conocer su vida vemos que su conciencia de género despertó después de que su conciencia de clase lo hiciera, cuando comenzaron a identificarla como una simple discípula de Sartre. Fue en ese momento en el que se dio cuenta de esa existencia relativa que sufre la mujer en general (de ahí el título de su gran ensayo). La frase despectiva que le decía su padre “Tienes cerebro de hombre” nunca le pareció machista sino hasta teorizar sobre ello. Como a muchas de nosotras, una de las aproximaciones más claras al movimiento se le dio hablando con mujeres de su entorno, porque así una se da cuenta de que muchas formas de violencia y opresión también las viven prácticamente todas. Postulado tremendo hasta nuestros días como en el #MeToo.

Era tanta la insistencia de los reporteros por saber sobre su relación con Hemingway, que Martha Gellhorn escribió un libro para cerrar absolutamente ese tema “No voy a ser el pie de página en la vida de alguien más”, decía. Esa es la maldición de la mayoría de las escritoras que se han relacionado con hombres intelectuales célebres, y Beauvoir no fue la excepción. Es curioso que en muchas fuentes podemos encontrar artículos completos sobre Jean-Paul Sartre en los que no se mencione a Beauvoir, pero en viceversa, la cosa cambia. Una de las razones de su celebridad ha sido por muchos años su peculiar vida amorosa. Y es por eso que el libro de Carmen G. de la Cueva da un respiro significativo al reducir al mínimo la relación con Sartre en el libro, abriendo paso a pasajes poco conocidos de su vida, como su estancia en Marsella o su condición de flâneuse tanto en París, como en todos los lugares del mundo que visitó.

La autora bien afirma que caminar por la vida de Simone es como conocer a una amiga. Se aleja de la típica biografía en la que se idealiza la vida de la autor, para mostrarnos a la mujer y no a la “precursora del feminismo moderno”. Es así como conocemos sucesos que no se mencionan en todas las fuentes como su estadía en París durante la ocupación nazi que sin duda contribuyó en su compromiso con las luchas sociales, así como sus viajes de militancia en defensa del comunismo. Conocemos también el momento de los inicios de su activismo, al firmar el Manifiesto de las 343 en el que muchas mujeres relevantes declararon que habían abortado. Simone, con todo y su origen burgués, sabía que las mujeres abortaban fuera legal o no, tuviesen dinero o no; eso conllevaba un peligro de salud para las de menores recursos y se exigía así, el aborto libre, seguro y gratuito. Comprendía entonces que el aborto seguro, desde su época como hasta ahora, es un privilegio de clase.

Los temas de El segundo sexo (Debolsillo) no eran vistos como políticos por hablar del cuerpo y la familia, así lo sintió la misma Beauvoir cuando recibió todas las críticas no sólo de instituciones como la iglesia sino del mismo círculo intelectual (Albert Camus entre ellos). Era el nacimiento de la premisa “lo personal es político” abriendo así la posibilidad de poner en tema de reflexión todos aquellos problemas que estaban destinados a sobrellevarse a puerta cerrada, pues pertenecían al ámbito del hogar como prácticamente todo lo convencionalmente femenino. A pesar de no haber tenido problemas como los que tenían las mujeres de clase media o baja (embarazos no deseados o violencia intrafamiliar), Simone nunca dejó de luchar por hacer un cambio en ello, no invisibilizaba la opresión. Es por ello que conocer esa historia que sólo fue suya y sus ideas, tan vigentes hasta hoy, nos deja ver que su privilegio nunca nubló su empatía.

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