Los últimos días de nuestros padres: cuando la guerra tiene nombre propio

Ketrín Nacif Goddard

26 September 2018

Nunca había leído al escritor suizo Joël Dicker, a pesar de la fama de su novela La verdad sobre el caso Harry Quebert publicada en 2012 y merecedora del Gran Premio de Novela de la Academia Francesa. Ahora, tras leer Los últimos días de nuestros padres, su primer obra, que fue rechazada para publicarse durante varios años, me quedó un gran sabor de boca.

Esta novela está ubicada en la Segunda Guerra Mundial, específicamente en un momento histórico que durante muchos años permaneció en el anonimato: la creación por parte de Winston Churchill de una nueva sección de los servicios secretos llamado Special Operations Executive (SOE), para llevar acabo espionaje y sabotaje contra las Potencias del Eje en la Europa ocupada por la Alemania nazi. Los personajes son reclutados por esta organización para ser entrenados y poder servir como pieza clave para combatir de manera desprevenida al enemigo.

Los últimos días de nuestros padres es una historia de guerra, pero no hay que esperar encontrar en sus páginas grandes relatos sobre batallas, es una novela que podría considerarse como la de “una guerra íntima”, en donde presenciamos las vivencias de los personajes desde una perspectiva personal, e inevitablemente cruel. A lo largo de sus casi cuatrocientas páginas, Paul-Émilie, alías Palo, Gordo, Key, Laura, Claude y otros más, experimentan el amor, el miedo, la muerte y la amistad, poniendo el acento en esa historia en minúsculas que todos vivimos al margen de la gran Historia.

Desde que abrí el libro por primera vez me inquietaba saber por qué se titulaba así y tras leer sus páginas pude descubrir la esencia del título permeada en toda la obra. Cuando la guerra se vuelve una realidad y una obligación, se debe partir hacia un escenario que no permite muchas posibilidades, el triunfo o la muerte. Cuando la guerra llama a tu puerta, debes despedirte de los tuyos guardando en tu memoria, casi como un amuleto, aquellos últimos días que compartiste a su lado, esos últimos días de nuestros padres.