La hostilidad del mundo comienza en casa

Graciela Manjarrez

22 January 2018
Psiquiátricos
Para el Instituto de Psiquiatría los días de internamiento que se necesitan para estabilizar a un paciente son 22. Este periodo se puede prolongar a tres meses o a tres años. Lo que determina la permanencia en las instalaciones es la respuesta del paciente a los medicamentos y que haya un diagnóstico certero para determinar qué rumbo tomará  su vida. Josephine Mary Aspers llega, en medio de la oscuridad, a un psiquiátrico en Real de Monte donde se encuentra internado su hermano. Juan padece de epilepsia y esquizofrenia desde temprana edad. Josephine piensa que su presencia obedece a otra crisis que lo aqueja, sin embargo la crisis esta vez la ha provocado el propio Juan: ha embarazado a otra interna. Así comienza Arde Josefina, primera novela de Luisa Reyes Retana, ganadora del tercer premio Mauricio Achar/Literatura Random House. A partir de una estructura narrativa sencilla, que oscila entre el presente y el pasado, Reyes Retana explora de manera punzante y sin miramientos la hostilidad y la violencia del entorno familiar.
Familia
Según los testimonios de familiares cercanos de un paciente interno, el miedo al estigma y a la discriminación hace que se niegue la enfermedad o que se oculte al círculo social cercano la condición de la pareja, el hijo, el padre, el hermano. A partir de la alternancia temporal, la autora va construyendo la historia familiar de Josephine y Juan. Los hermanos Aspers van y vienen de una incomprensión del padre a una indiferencia de la madre. Lo que edifica a los hermanos es la actitud que toman para enfrentar el odio expreso de sus padres. Mientras él se mueve entre la cordura y la locura, ella se instala en la soledad y en el cuidado enfermizo de una esquizofrenia ajena. A lo largo de la novela, Reyes Retana subvierte, una y otra vez, la pregunta de quién necesita a quién. Y es en esta cuestión que radica la valía de la novela, pues la autora construye personajes con mundos emocionales y mentales complejos. Josephine es, a la vez, el contenedor y el contenido de los reclamos, los golpes, los escupitajos, los arañazos y las masturbaciones públicas de su hermano. Él la odia pero no puede vivir sin ella. La aleja y la acerca según su necesidad emocional lo requiera. La autora no escatima en descripciones dolorosas para reflejar el lazo peculiar, retorcido, de estos hermanos. Por su parte, Josephine odia a Juan, pero no vacila en ayudarlo. Acepta con mucho dolor, pero acepta, hacerse cargo de su hermano después de que sus padres los abandonan. Siente culpa cuando llega el amor y Juan no está incluido en la pareja. Asimila la enfermedad de su hermano como propia. Después de 150 páginas sabemos que Josephine necesita la enfermedad, que no a Juan, para darle sentido a su existencia. Es en esta fluctuación de la locura y la cordura, del internamiento y la vida afuera, del pasado y del presente que Reyes Retana indaga cuestiones fundamentales al ser humano: la familia, el amor filial, la culpa, el miedo, la maternidad. Arde Josefina apuesta por señalar el qué pasaría si… la familia no es lo que se espera; qué pasaría si el amor filial parece más al de una pareja; qué pasaría si el que está cuerdo es en realidad el que necesita ayuda; qué pasaría si la genética perpetúa el sufrimiento, el dolor y la incapacidad de ser feliz. Luisa Reyes Retana le lanza estas preguntas al lector.

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