Postales africanas

Joaquín Guillén

13 July 2017
I.
La primera vez que leí algo sobre Chinua Achebe fue a través de un escritor igual de comprometido con su sociedad, pero en una latitud y tiempo totalmente diferentes a los del escritor nigeriano. Fue el poeta irlandés W. B. Yeats, que en su poema The Second Coming usa una  frase que quedaría para siempre impregnada en la memoria de Achebe: “things fall apart”. ¡Cómo me gustaba Yeats! Ese irlandés bárbaro. En verdad amo cómo amó el lenguaje, su fluidez. Sus ideas caóticas me parecían lo correcto para un poeta. ¡Pasión! [...] Escribió bellísima poesía.  [...] Yo solía escribir líneas con cualquier cosa que me viniera a la mente o me pareciera interesante. Yeats era eso para mí. Fue hasta después que descubrí su teoría de los círculos o ciclos de la civilización. Yo no pensaba en nada de eso cuando tuve que pensar en el título. Esa frase “things fall apart” [todo se desmorona] me parecía justa y apropiada. Todo se desmorona, dice Yeats. El centro no se sostiene.
II.
Porque debo decir que así leí a Achebe. Con la mirada occidental sobre la literatura poscolonial. Con ideas sobre el privilegio. Con Yeats en la cabeza. Con cierto grado de curiosidad porque era africano y cada cuando leía algo no escrito por Hombres Blancos. Con la preocupación de que aunque yo mismo fuera privilegiado, al final somos más que lo que la sociedad nos impone. Con una frase en mi mente. Todo se desmorona, el centro no se sostiene.
III.
La Trilogía africana de Achebe está compuesta por tres novelas que, separadas, son un excelente retrato de una comunidad tradicional, unida acaso más por un sentimiento de otredad que los hermana que por voluntad propia. Sin embargo, en conjunto son un claro ejemplo de por qué Achebe es uno de los grandes narradores del siglo XX, el personaje que le dio un sentido nuevo a lo que significaba ser poscolonial, el mismo al que Nadine Gordimer calificó como el padre de la literatura africana, el escritor que de su experiencia local tomó unas viñetas que arrojan verdades que aplican a toda región, a todo momento:
No hay ninguna historia que no sea cierta [...]. El mundo no tiene fin y lo que es bueno en un pueblo es abominable en otros»; «Te crees la persona más desgraciada del mundo. ¿Sabes que a veces a los hombres les destierran para siempre? ¿Sabes que a veces los hombres pierden todos sus ñames y hasta a sus hijos? Yo tuve una vez seis esposas. Ahora sólo tengo a esa joven que no distingue la mano derecha de la izquierda. ¿Sabes cuántos hijos, que engendré en la flor de la vida, he enterrado? Veintidós. Y no me ahorqué y aún sigo vivo. Si te consideras la persona más desgraciada del mundo, pregúntale a mi hija Akueni cuántos gemelos ha parido y tirado. ¿No has oído nunca la canción que cantan cuando muere una mujer? ¿Para quién está bien, para quién? Para nadie está bien.
De los tres títulos que componen Trilogía africana, Todo se desmorona, Me alegraría de otra muerte y La flecha del dios, la primera es la que me parece mejor lograda y la que mejor recepción crítica y lectora ha tenido. No creo en contar tramas a la hora de hablar de un libro porque, como nos recuerda Achebe, lo importante no es contar una historia (lo que es importante para unos es nimio para otros), sino la manera en la que se cuenta. Para Achebe, eso significa narrar la vida Okonkwo, una persona respetada en su aldea principalmente por su destreza física. A partir de este personaje, Achebe traza un mapa con el que sus lectores pueden descubrir un poco más de la historia de África, de la importancia de la identidad, del amor/odio por el terruño, de caerse, de las pérdidas, de la tristeza, de las glorias pasadas, del sufrimiento.
V.
Porque así es como uno debe leer la trilogía africana de Achebe: desmoronándose.

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