Esta lista es lo que es. Así pues, hipotético lector, si de plano no le agarras la onda, ya ni modo.
- Haré (relativa) trampa, por supuesto: le pongo un altar a toda la saga del capitán Alatriste (siete volúmenes, Alfaguara) escrita por Arturo Pérez Reverte. La he leído cuatro veces, completita. Y cada que la empiezo de nuevo, en mis orejas atruenan épicamente un par de rolas de Iron Maiden: The trooper y Run to the hills.
- Aquí, otra saga (y otra relativa trampa): la de Canción de Hielo y Fuego, de George R. R. Martin. Oh, Daenerys Targaryen, aspiro a ser digno de ti. Mientras tanto, pensándote, escucho I touch myself con los Divinyls.
- Las primeras lágrimas que me hizo derramar un libro fluyeron con Los miserables, de Victor Hugo (Debolsillo), leyendo las palabras que el obispo Myriel le dice a Jean Valjean en su despedida. Agridulces, gozosas lágrimas, como Comfortably numb de Pink Floyd.
- La Dalia Negra de James Ellroy (Literatura Random House) es tan oscura que me manda a imaginar otros escenarios posibles para Elizabeth Short y por ello también a escuchar una rolaza de Tito and Tarantula: After dark.
- Y, con un deleitoso viaje por las psicotrópicas profundidades del alma, pongo Tales of brave Ulysses de Cream para entrar en el mood y releer por enésima vez Se está haciendo tarde (final en laguna) de José Agustín (Debolsillo).
- Bonus track, ¡a güevo!: leo American Psycho de Bret Easton Ellis mientras en el Ipod suena Enter Sandman en su versión original: la de Metallica. “Enter night, exit light…”.