Roth: la interminable espera de los rechazados

Saraí García

27 September 2016
A la pregunta: “¿Phillip Roth ganará el Nobel de literatura este año?”, la respuesta es no, no ganará este año y probablemente nunca. (Aunque siempre hay que tener el cirio prendido.) A estas alturas, no creo que esto sea una sorpresa sino más bien, como lo señaló Emma Brockes en 2014, Philip Roth no es para el Nobel más que “el autor más alegremente comentado como perdedor del año”. Créanme que no lo cito con maldad, sino con plena conciencia de su realidad y como partidaria del lamento anual por saber que es casi un hecho que Philip Roth y Joyce Carol Oates nunca tendrán un Nobel. ¿Las razones? Son varias y justificadas, bajo los criterios que suponemos que el premio toma en cuenta. Quizá entre las tres razones más fuertes —refiriéndonos al primero— se encuentra en primer lugar el hecho de que Roth es un autor retirado. Desde el 2012 anunció que no publicaría nada más, lo que hace poco viable suponer que si aún en sus épocas de mayor prolijidad y madurez literaria no lo ganó, ahora que ya no publica difícilmente podría ganar. Luego está el factor de ser estadounidense e invariablemente ser parte de la leyenda urbana de que los autores norteamericanos no ganarán el premio por un buen rato debido a que acaparan el mercado con su “popularidad”: ya tienen muchos premios sólo para autores estadounidenses o de habla inglesa y no son tan abiertos a otro tipo de literatura salvo la de su tradición. Posiblemente esto se relacione más con el hecho de que a la Academia le gusta hacer visible una literatura y a unos autores que, de no ser por el Nobel, difícilmente serían conocidos por el mundo; y debemos reconocer que en efecto han acertado varias veces. Al final es una crítica a voces, ya que en teoría cualquier autor, sin importar su nacionalidad o reconocimiento, tiene todas las posibilidades: el ejemplo es Alice Munro. Y en tercer lugar, si a la Academia Sueca le interesara Philip Roth como laureado, desde hace un par de años nos hubieran levantado el suplicio y ya se lo hubieran entregado. Eso y que quizá (hablando en términos del Nobel, aunque comúnmente se señala también como característica de los Óscar) al currículum de Roth le faltaron lágrimas, dramatismo, y solemnidad para complacer a la Academia. O tal vez no sea ninguna de las causas anteriores, pero lo cierto es que Philip Roth es un contendiente obligatorio en la terna. Pese a su polémica fama con El mal de Portnoy, no es para menos que este autor haya sido galardonado con el Pulitzer por su brillante novela Pastoral Americana, así como con el premio Man Booker International, o que sea tres veces ganador del premio Pen/Faulkner por sus novelas La mancha humana, Operación Shylock y Elegía, o que se haya hecho acreedor a unas decenas de reconocimientos por sus brillantes trabajos, como la llamada Trilogía Zuckerman. Un autor en pocas palabras avasallante. No sólo por la extensión de su obra, que aunque es bastante amplia aún existen autores más prolíficos, sino por la brutal forma de contarnos sus historias, la calidad de su lenguaje y la articulación que subyace entre sus ideas. Considerado uno de los autores vivos más relevantes de la literatura norteamericana, Roth logra que cualquier lector que le dé una oportunidad a su obra quede absorto y con ánimo de conocer más. Dicho esto, antes de continuar con este cabildeo langostino, les pasaré un enlace con cinco consejos muy valiosos de Hillary Kelly para estas épocas de Nobel, que francamente creo que pueden ayudarles a superarlo todo: “5 Steps to Getting Over Your Ignorance of the Nobel Winner for Literature”.[1] Y solo recuperaré el consejo que me repito todo octubre como lema personal. Si eres partidario de Philip, pon tu nombre en la línea en blanco:
________, recuérdate que Philip Roth sabe que es un genio. Él sabe que es querido por millones de lectores en todo el mundo. Él ha tenido críticas exitosas, éxito económico; a decir verdad, casi toda clase de éxito. Él no necesita del Nobel para probarse a sí mismo, y tú no necesitas que él gane el Nobel para probar que tu aprecio hacia él es valioso.
Sí Phillip, lo sé, tú eres grande, pero aunque tu país le apuesta al “Make America Great Again” creo que no se refieren a ti y este año tampoco será el tuyo (aunque ya casi todos lo superamos). Luego entonces, tenemos que las apuestas este año se inclinan de nuevo hacia Murakami, Don DeLillo, Ngugi Wa Thiong'o, Adunis, Ko Un, Isamil Kadaré, László Krasznahorkai y algunos más que quizá nos puedan dar la sorpresa. Personalmente, lo creo difícil para Murakami y Adunis, pero mi esperanza este año se la lleva Isamil Kadaré y Ko Un. Los londinenses siempre son los más entusiasmados con sus apuestas y arriesgues, pero tampoco debemos caer en la finta, pues rara vez sus apuestas aciertan con el ganador. Sin embargo, todos ellos tienen una oportunidad, y al mismo tiempo quién sabe. Lo asombroso del Nobel es su capacidad de ponernos a elucubrar y discutir sobre la premisa de que exista un autor superior a otro, lo que en última instancia resulta muy relativo y difícil de adivinar. Sea cual sea, bienvenida la próxima lectura del año. [1] Hillary, Kelly, The New Republic, “5 Steps to Getting Over Your Ignorance of the Nobel Winner for Literature”, 9 de octubre de 2014.

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