
“El insomne sabe, a diferencia del crítico, que no es dueño de sus premisas…” PETER SLOTERDIJK
Marguerite, intensidad y dolor de una vida ofrece un retrato inmejorable de una de las creadoras artísticas más penetrantes y polémicas del siglo xx. Es lugar común decir que obras como Hiroshima, mi amor, El arrebato de Lol von Stein o El amante le ganaron a Marguerite Duras un lugar privilegiado en la historia de la literatura.En esta novela biográfica, la apuesta de Sofía Buzali es alta, pues intenta recrear, a manera de homenaje, el propio estilo de Duras: fragmentario, dubitativo, y al mismo tiempo, punzante, efectivo. El resultado es notable. Con una prosa depurada, Buzali despliega la complejidad de un itinerario vital donde se entrecruzan varios de los acontecimientos que determinaron el curso del pasado siglo: el colonialismo europeo, el drama de la gran guerra o los sueños malogrados del comunismo.
En la novela se combinan dos voces narrativas: en primer lugar, Marguerite relata su convalecencia en una clínica. El alcohol, como la escritura, ha sido uno de los cauces por donde se ha manifestado su grito contra la existencia. En el escenario de desventuras en el que se ha convertido su cuerpo estrecho, la acompaña Yann, el inseparable cómplice de la escritora durante sus años de madurez. Otro narrador en tercera persona modera la nostalgia y pone en perspectiva los fantasmas del espíritu indómito de Marguerite, desde su nebulosa infancia en la antigua ciudad de Saigón hasta sus andanzas políticas en la convulsa París.
En el camino, se asoman célebres personajes del mundo intelectual francés, como Blanchot, Camus, Antelme o incluso Lacan, quienes compartían con Duras la escritura que conduce siempre hacia el abismo, ahí donde las palabras se desfiguran ante la potencia de lo inconfesable.
Sin duda, el libro de Sofía Buzali constituye un inquietante tributo a cien años del nacimiento de Marguerite Duras.
Enrique Calderón