Alcoholismo en la literatura: entre la condena y la resistencia

Redacción Langosta

24 March 2025

El alcoholismo ha sido un tema recurrente en la literatura, no solo como una enfermedad devastadora sino también como una metáfora del vacío existencial, la auto destrucción y la lucha interna del ser humano. En esta conjura semanal, exploramos como Bajo el volcán de Malcolm Lowry y La broma infinita de David Foster Wallace abordan el alcoholismo desde perspectivas diferentes, pero igualmente desoladoras y profundas.

El consulado de la perdición: Bajo el volcán

Malcolm Lowry construye en Bajo el volcán (1947) una de las narraciones más brutales y poéticas sobre el alcoholismo. La novela sigue a Geoffrey Firmin, un cónsul británico en México que, en el Día de Muertos de 1938, se hunde en una espiral autodestructiva de alcohol y desesperación.

Firmin no solo es alcohólico, sino que está completamente entregado a su adicción, viendo en la bebida tanto refugio como condena. Su realidad está fragmentada por la embriaguez constante, y el mundo que lo rodea se vuelve un torbellino de alucinaciones, recuerdos y culpas. México, con su paisaje ardiente y sus símbolos de muerte, es el escenario perfecto para este descenso al infierno personal.

Adicciones y vacío en La broma infinita

David Foster Wallace, en La broma infinita (1996), lleva la exploración del alcoholismo y la adicción a otro nivel. La novela transcurre en un futuro cercano y sigue múltiples tramas, entre ellas la historia de Don Gately, un exdelincuente y adicto en recuperación que trabaja en una casa de rehabilitación.

Wallace no solo muestra el alcoholismo como un problema individual, sino como un síntoma de un mundo obsesionado con el placer inmediato y el entretenimiento sin fin. En la novela, la adicción no es solo a sustancias, sino también a la televisión, el consumo y la evasión de la realidad. Gately, a diferencia de Firmin, intenta recuperarse, pero la lucha contra la adicción es titánica, marcada por el dolor, la vergüenza y la constante tentación de recaer.

Uno de los aciertos de Wallace es la forma en la que representa al pensamiento de un adicto, La broma infinita no solo habla de alcoholismo, sino de la compulsión humana por llenar el vacío existencial con cualquier cosa que pueda anestesiar el dolor.

Alcoholismo: entre la condena y la resistencia

Mientras que en Bajo el volcán el alcoholismo es una sentencia de muerte, en La broma infinita es una batalla continua. Firmin se entrega al abismo sin reservas, mientras que Gately lucha por mantenerse a flote en un mundo que no facilita la sobriedad.

Ambas novelas muestran que el alcoholismo no es solo un problema médico, sino también una cuestión filosófica y social. A través de sus personajes, Lowry y Wallace revelan la complejidad de la adicción: el placer inicial que se convierte en castigo, la búsqueda de alivio que solo conduce a más sufrimiento.

En esta conjura semanal, nos enfrentamos a dos visiones del alcoholismo en la literatura, ambas crudas, dolorosas y profundamente humanas. Porque, como bien sabían Lowry y Wallace, escribir sobre la adicción es también escribir sobre el alma humana y sus contradicciones más oscuras.

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