Con el lanzamiento de Yo soy el otoño de Jorge Alberto Gudiño, una historia de venganza, violencia y periferia. Me surge la duda de ¿Por qué escribir sobre violencia? ¿Por qué los escritores escriben de esto? Esa literatura que se hunde en lo “obscuro” del ser humano. No es que el escritor sea un apologeta de asesinos, narcos, secuestradores o sociópatas. Tampoco es que sean sus fantasías sombrías sublimadas en papel. Uno al leer esta literatura, que habla de las zonas límites de lo que es ser humano, se quiebra con ciertos prejuicios. En México, ante una guerra fallida en el periodo de 2006 a 2012, generó que escritores mexicanos se preguntarán, ¿quiénes eran estos sujetos? ¿Eran aún humanos? ¿Se puede empatizar con ellos? ¿Qué los motivaba? Cada uno de los narradores buscó entender quiénes eran estas personas desplazadas de la “normalidad”. Entender, ¿quiénes se escondían detrás de la violencia?
Juan Pablo Villalobos con su novela Fiesta en la madriguera explora la vida de Tochtli. Un niño “adelantado”, como él mismo se describe, que disfruta su tiempo viendo películas de samuráis, aprendiendo palabras del diccionario y paseando por su enorme casa aislada del mundo por protección. Desde la perspectiva de Tochtli vemos lo que es ser hijo de un narco poderoso, Yolcaut, y cómo este busca la felicidad de su hijo y complacerlo en todo. Le regala sombreros que Tochtli colecciona, lo educa desde casa con su maestro Mazatzin, quién echa la culpa de todo al gobierno y al sistema, e incluso le quiere cumplir el capricho de tener unos hipopótamos enanos de Liberia. Pero lo más importante no son los regalos; Tochtli no será siempre un niño ingenuo de lo que hace su padre. Tochtli lo que más desea es tener mamá, sentirse parte de una familia, donde no haya secretos entre él y su padre. La novela es el camino del niño-héroe que dejara de ser un pequeño conejo.
Tierras arrasadas de Emliano Monge es una novela escrita en un estilo épico que narra las desgracias de los inmigrantes en su paso por México a Estados-Unidos. En esta novela donde el infierno está en la tierra misma, podemos ver a dos traficantes: Epitafio y Estela vivir una tragedia. Lo que genera un choque emocional al ver a dos traficantes de personas sufrir de amor y observar las torturas a las que son sometidos los que no tienen voz. A ellos solo los escuchamos anónimamente: Nos amarraron y aventaron allí adentro… con cordones de zapatos en los pies… con cordones de cargadores de celulares en las manos… en las bocas nuestros propios calcetines. Dentro de la historia son personas sin nombre ni rostro: Cuando volvió todo a empezar, la verdad, sí me puse a llorar… yo tengo dos hijos, estaba haciendo el viaje porque no tengo dinero… porque no tengo oportunidades… por esto estaba haciendo el viaje… y Dios me estaba haciendo a mí esto… lo odié y odié a mis padres y a la tierra. Lo que nos hace preguntarnos, ¿unos delincuentes desalmados pueden tener sentimientos? ¿Sufrir de amor? ¿Pueden tener la esperanza de ser amados? Está novela toca fibras muy sensibles, ya que inspirado por el infierno de Dante, Emiliano Monge muestra que el infierno ha sido trabajado por seres de carne y hueso que sufren y viven como nosotros.
En Paradais Fernanda Melchor nos retrata la vida de Franco Andrade, un junior adinerado que vive en Paradais una zona residencial de lujo en Veracruz, y Polo un joven que trabaja de jardinero, y que proviene de un pueblo pobre y sin oportunidades. Polo nos dice desde el principio que Todo fue culpa del gordo, eso iba a decirles. Todo fue culpa de Franco Andrade y su obsesión con la señora Marián. Por lo que en este caso la violencia no comienzapor las clases bajas, lo que es un error, un cliché, sino que también se ejerce y es más brutal cuando lo hacen las clases dominantes. Por eso la autora nos cuenta que Polo no hizo nada más que obedecer, seguir las órdenes que le dictaba el gordo. En esta historia Franco desea enfermizamente a una bellísima conductora de televisión. Por lo que junto con Polo planea hacerla suya a la fuerza. En esta novela Melchor nos muestra que, en el paraíso terrenal, casas junto a la playa, pastos siempre verdes, albercas de aguas cristalinas y lujos que llegan a lo obsceno, también hay motivos para lo violento. El deseo desmedido de creer que se puede tener todo. Franco es la encarnación de ese deseo: gordo, consentido, con todos los lujos que se pueda imaginar y con un padre abogado que lo puede sacar de cualquier crimen atroz. En cambio, Polo es un joven que vive en una casa de tejas, duerme en el suelo de la sala, escasea el agua potable y tiene que trabajar como jardinero sometiéndose a los mandatos de su madre, Urquiza y Franco. Por lo que Polo no tiene nada que perder y desea tener lo suficiente para huir con su primo-hermano Milton, que fue secuestrado y reclutado a la fuerza por aquellos, los que viven al límite y contra la ley, pero tienen “libertad”. Es una novela cruda, en un estilo narrativo vertiginoso que nos muestra que las motivaciones retorcidas de dos jóvenes que desean todo y que han perdido toda esperanza.
En Los trabajos del reino Yuri herrera nos cuenta la historia del Artista o Lobo. Un joven talentoso para cantar y escribir corridos, que vive en la pobreza hasta que el Rey lo invita a su palacio. El joven un día, en un bar cualquier conoce al Rey que lo puede todo. Lo oyen cantar y lo invita a su palacio para cumplir su tarea de juglar, cantor de gestas para engrandecer su fama. Conforme nos adentramos en la historia, escrita en forma poética, como un corrido, nos encontramos con conspiraciones, juegos de poder y un rey que poco a poco pierde su poder. Desde dentro del palacio nos damos cuenta de que el Rey no es tan magnánimo como aparenta. No tiene todo el poder y la grandeza del castillo solo es una fachada de lo falso que es el poder. Una mujer, una hechicera que lo engatusa, una niña que sería la oportunidad del rey de continuar su estirpe y el hijo del rey que desea usurparle su poder por la violencia. Esta novela nos muestra a Lobo labrar su propio destino por medio de la música, aunque tal vez no salga vivo.