Memorias de Elena Garro 2019

Natalia Rodríguez

22 October 2019

«Yo solo soy memoria y la memoria que de mí se tenga», escribe Elena Garro en voz de Ixtepec, el pueblo narrador de su novela más premiada y aplaudida: Los recuerdos del porvenir (Alfaguara, 2019). Esta frase encierra una sentencia a modo de testamento por parte de su autora, una guía para entenderla, leerla y, sobre todo, recordarla. Por ello vale la pena preguntarnos: ¿cuál es la memoria que tenemos de Elena Garro? Basta buscar su nombre en internet, en reseñas y artículos para encontrarnos adjetivos como polémica, contradictoria, inquieta, seductora... Ella misma llegó a autorreferirse como una “partícula revoltosa”. Curiosamente estas palabras también las encontramos acompañando nombres de otras mujeres con una biografía similar, como Pita Amor, Alejandra Pizarnik, Nahui Ollin, por mencionar algunas.

Elena Garro en muyinteresante.com.mx

Como escritora se ha dicho que, después de Sor Juana Inés de la Cruz, es la mejor autora de México, precursora del realismo mágico, una de las mentes más geniales de nuestras letras. Y, sin embargo, su obra, como la de muchas otras mujeres —insisto— ha tenido que sortear diversos obstáculos para visibilizarse, para no caer en el olvido, para ser leída y reconocida. Ahondar en los porqués de este destino tan desafortunado y de la memoria colectiva cargada de prejuicios que hemos construido en torno a Garro es ya inútil, aunque su vida se antoje para hablar, especular y discutir por horas. 

Elena Garro vivió gran parte del siglo xx, una de las épocas de mayor intensidad cultural, por lo que conoció y convivió con la pura crema y nata de la intelectualidad mexicana e internacional de aquellos años. Viajó mucho y permaneció largas estancias en el extranjero; fue una lectora voraz y escritora proclive; fue una mujer curiosa y ávida por conocer mundo, por aprehender su entorno y a la gente que la rodeaba. Esta profunda sensibilidad queda plasmada en gran parte de su obra, especialmente en el trazado de sus personajes tan desarrollados que resulta difícil clasificarlos en principales y secundarios; todos son un universo en sí mismos como vemos en Los recuerdos del porvenir o en Reencuentro de personajes (Debolsillo, 2019). Igualmente, en sus obras de no ficción o en  sus obras de teatro, en donde aparecen personajes históricos, la pluma de Garro logra perfilarlos y describirlos con tal profundidad que los muestra con todas sus complejidades y contradicciones humanas. 

Esta capacidad de observar y absorber el mundo le permitió abordar casi todos los géneros literarios de forma magistral. Escribió desde guiones de teatro hasta crónicas periodísticas, pasando por la novela, los cuentos y las memorias. Incluso incursionó en la poesía, pero a Octavio Paz no le hizo gracia y la instó a destruir sus manuscritos y a dejar de explorar este género. A pesar de que los textos de Garro sufrieron un sinfín de desventuras (fueron salvados del fuego, de la basura, de los ires y venires en maletas, y de las manos de gente que quiso borrarla de la escena cultural), hoy podemos leerla y deleitarnos con su genialidad de la que tanto se ha hablado. Como lectores, nuestro deber es rememorarla a través de sus letras, de sus personajes, de sus universos literarios más allá de su vida y de la gente que intentó opacar su brillo.