- Es bastante obvio que los 175,000 dólares que vienen aparejados no te caerían mal. Probablemente, el dinero no te importa… pero sí te gusta. Esos dolarillos son suficientes para muchas cosas que tienes en mente y por ahora están fuera de tu alcance. Vamos, que hay días que no los gano.
- Cambiaría radicalmente tu concepto de fama. En comparación con la recién conquistada, por grande que sea la fama que tengas, te parecería local, confidencial, circunscrita, escasa… Luego de recibir el premio y de presentarlo en Madrid, harías una gira promocional por doce o más países de América, y durante ella te harían centenares de entrevistas, fotografías y grabaciones los principales medios impresos y electrónicos. Tu presencia en periódicos, revistas, radio, tele y portales web sería constante, casi ininterrumpida. Firmarías miles de autógrafos y verías crecer y consolidarse numerosos clubes de fans. Si no eres de esas personas que desean encerrarse de por vida en una torre de marfil, disfrutarías esta experiencia. Que dura ocho meses.
- Luego de la marejada de fama, te daría el blues. Sí, ni modo: tanta atención de tanta gente podría incluso marearte, hacerte creer que así será siempre, y no. Todo acaba, incluso tu gira alfaguaresca, y ahí vas, de regreso a la realidad… donde podrías sentir presión, porque ahora tienes un público numeroso que espera tu siguiente obra y exige en ella la misma calidad o incluso más. Podrías congelarte durante una temporada o decidir que simplemente harás lo que sabes: poner en tu escritura pasión, trabajo, fe… y adelante, a seguir escribiendo.
- Pasarías a formar parte de un grupo selecto de escritores que empezó a constituirse en 1998, con la primera premiación. Conocerías a varios de ellos durante la gira y disfrutarías de su conversación y de su bienvenida a la cofradía.
- Y todo comenzaría con una llamada. Imagina: suena el teléfono y una voz cálida te dice que ganaste. La voz de quien haya presidido el jurado. Para ciertos afortunados, tal voz ha sido la de José Saramago, Elena Poniatowska, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa. A ti, ¿qué voz te gustaría?