Lo violento del fracaso es perder el dominio del propio destino.

 Es la sumisión a las decisiones de otro.

Foenkinos David, Número dos, 2022

¿Quién no ha deseado ser el número uno, el mejor, el ganador, el campeón del mundo, dejar de ser uno más del montón y entrar al podio privilegiado de la gloria, la fama y las riquezas, eso que solo unos cuantos alcanzan? ¿Cuántas veces no hemos quedado en segundo lugar, a un paso de ser famosos, y terminar olvidados y puestos detrás de los otros? Uno quisiera y hasta daría el alma por lograr la fama que otros no merecen, o eso creemos. Tan cerca hemos estado de conseguir otra vida, y sin embargo, no es posible. Solo nos queda luchar por salir de nosotros, de nuestro destino.

David Foenkinos partiendo de la idea de lo que es ser el segundo, nos narra en Número dos (Alfaguara, 2022) la vida y frustración de Martin Hill, un niño que al no ser elegido para encarnar a Harry Potter, lleva consigo la carga de vivir a la sombra. Una historia que une la vida ficcional de Martin con la fama real y contundente de, primero la novela, y luego la adaptación al cine con el actor Daniel Radcliffe.

Uno podrá decir que no es para tanto, pero para alguien que roza la fama es demasiado. Son personas que llevan a cuestas la carga de no haber sido lo que podían ser. Nadie recuerda el nombre de los segundones: todos recuerdan a Ringo Starr, pero menciónales a Pete Best y pasará desapercibido. Incluso los que lo conocen, sabrán que su fama se debe porque fue despedido de The Beatles justo antes de que el grupo se volviera famoso. Su fama corresponde a su fracaso.

Martin Hill tenía todo para ser el primero: se parecía demasiado a Harry, tenía carisma y también cierta vulnerabilidad como el protagonista de las novelas. Sin embargo, al último momento eligieron al otro. Su destino desembocó en el fracaso, que corre paralelo a la vida de un padre inventor sin éxito, la de una madre que se alejó de su vida y la de un padrastro que lo torturó minimizando su herida ante la saga de Harry Potter.

Ante la fama mundial del mago, Martin decidió huir del mundo, renunciar a su vida y dejar de disfrutar del cine, la literatura y conocer gente. No quería ver algún anuncio, libro o conocer fans de Harry Potter. Todo lo que le recordara su fracaso le dolía como alguien a quien le repasaran sus peores errores en vídeo una y otra vez.

Ante tal vivencia, su vida dejó de ser suya y se convirtió en víctima de la saga. Nacido en Londres y luego viviendo en Francia era imposible escapar de esta. Cuando salía una película o libro se escondía del mundo. Martin dejó que el destino del fracaso lo marcara. Mientras su existencia iba en detrimento la de Daniel Radcliffe iba en aumento. Martin comenzó a vivir en la sombra y Radcliffe a la luz de la fama.

Al no poder huir, Martin llegará a identificarse con el mago de la novela, fans lo terminarán de reconocer como el verdadero Harry coreando su nombre, pero no será hasta la última página en que se dará cuenta de que la luz de la fama es tanta que enceguece. Daniel Radcliffe nunca dejará de ser solo el actor que encarnó a Harry Potter. En otras cintas será recordado como el que hizo de Harry. Su nombre será olvidado. Por lo que su fama estará ensombrecida por un personaje del que no podrá escapar. La fama es una carga que pocos pueden sobrellevar. Solo conocemos parte de nuestra historia, lo demás, lo que pudo ser, pasa desapercibido. Nos juzgamos sin saber lo que vive nuestro opuesto.

“Es raro que uno tenga acceso a su destino opuesto; nuestro camino único no brinda el menor acceso a los senderos que no tomamos.”

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