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El misterio del Swan
Fernanda Palacios comment 0 Comentarios

Contar una historia se puede tornar severamente complicado, conlleva una capacidad excepcional para narrar; es y aunque cualquiera puede relatar un hecho que ha presenciado, la forma en que la enuncia determina el interés de quien lo escucha, lee o ve.

“Hay historias que pueden contarse en voz alta e historias que deben contarse en susurros, y hay historias que no se cuentan nunca.”

Es lo que dice Diane Setterfield en su libro Érase una vez la taberna Swan, donde justamente relata la importancia de las historias y leyendas que alimentan los lugares y hacen que se vuelvan históricos.

Por medio de una sencilla descripción, Diane ambienta una vieja taberna del pueblo de Radcot conocida como la taberna Swan. Ésta se caracteriza porque cada noche se relatan historias, leyendas y, ¿por qué no?, cuentos que nacen de la imaginación de quienes asisten recurrentemente a beber.

El libro comienza una noche, mientras los excavadores de graba, recolectores de berros y barqueros bebían en la taberna y la historia de Joe, el esposo de la dueña de la taberna, estaba a punto de comenzar. Pero es interrumpida por la llegada de un hombre empapado, ensangrentado y con una niña en brazos que se desploma en la puerta.

La niña está muerta, al menos eso creen todos, incluyendo a la comadrona, pero minutos después abre los ojos y todos descubren sorprendidos lo bella que es y quieren tenerla a su lado. Al día siguiente, tres familias reclaman a la pequeña: la familia de los Vaughan (quienes siguen buscando a su hija, pues fue secuestrada hace dos años), la familia de los Armstrong (buscan a su nieta después del suicidio de su madre) y Lily White (quien asegura que es su hermana).

Las tres familias vivieron diferentes experiencias y es necesario adentrarse en el pasado para entender su presente. Mientras se desarrolla el tema principal sobre quién se queda con la niña, la autora cuenta diferentes historias sobre cada familia, persona, matrimonio, animal y lugar por medio de una narración llena de color.

Setterfield narra cada historia de forma lenta mas no aburrida, es muy descriptiva en sus escenas y logra rescatar la preocupación, desesperación y agonía de quienes buscan a alguien. Explica de forma muy natural la vivencia de las familias e intercala sus historias, pues conforme avanza el relato, todas se entrelazan.

Dianne Setterfield por Ricardo Gutiérrez en El País

“¿Quién es la niña?” es la pregunta que el lector se va a hacer constantemente, pues en una trama de suspenso, tristeza, felicidad y confusión, Diane logra mantenerte atrapado, cada quien puede hacer sus hipótesis del origen de la pequeña. La historia de la niña que revivió se propaga no sólo en Radcot, sino en todos los pueblos aledaños que están cerca del Rio Támesis.

Éste se vuelve el testigo principal y el único que sabe la verdad. La autora convierte al río en un protagonista, un testigo y un cómplice que poco antes del final obliga y ayuda a todas las personas para que la verdad sea descubierta.

Mapa del «Padre Támesis» por Walter Higgins (1923), en thames.me.uk

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