Marcus Goldman es el principal personaje en la bibliografía del joven escritor suizo Joël Dicker (37 años)[1]. Sin embrago, su aparición ocurre en sólo tres de sus seis novelas hasta ahora publicadas: La verdad sobre el caso Harry Quebert (Alfaguara, 2013), El libro de los Baltimore (Alfaguara, 2016) y El caso Alaska Sanders (Alfaguara, 2022).
En La verdad sobre el caso Harry Quebert, Marcus nos es presentado como un joven escritor que, tras haber alcanzado el éxito de ventas con su primera novela, se encuentra en un bloqueo creativo que lo lleva a buscar a su maestro de literatura de universidad, el consagrado escritor norteamericano Harry Quebert, cuya legendaria novela Los orígenes del mal publicada en los años 70 esconde el secreto de un crimen, el asesinato de Nola Kellergan de 15 años, en el que Quebert es señalado, 30 años después, como principal artífice. Así, Marcus investiga la verdad sobre el intrincado caso para absolver a su amigo y maestro Harry Quebert.

Aparte de notar las curiosas similitudes de Marcus con Joël Dicker[2] y sorprendernos con el finísimo y complejo entramado del relato noir construido a base de flashbacks y varias vueltas de tuerca, en La verdad… encontramos con la introducción de cada capítulo una especie de manual de escritura que Harry Quebert lega a Marcus del que rescatamos tres de sus consignas:
“Si los escritores son seres tan frágiles, Marcus, es porque pueden conocer dos clases de dolor afectivo, es decir, el doble que los seres humanos normales: las penas de amor y las penas de libro. Escribir un libro es como amar a alguien: puede ser muy doloroso.”
“Los escritores que se pasan la noche escribiendo, enfermos de cafeína y fumando tabaco de liar, son un mito, Marcus. Debe ser disciplinado, exactamente igual que en los entrenamientos de boxeo. Hay horarios que respetar, ejercicios que repetir. Conservar el ritmo, ser tenaz y respetar un orden impecable en sus asuntos…”
“… Apenas medio segundo después de haber terminado el libro, tras haber leído la última palabra, el lector debe sentirse invadido por un fuerte sentimiento; durante un instante, sólo debe pensar en todo lo que acaba de leer, mirar la portada y sonreír con un gramo de tristeza porque va a echar de menos a todos los personajes. Un buen libro, Marcus, es un libro que uno se arrepiente de terminar.”
En El libro de los Baltimore nos adentramos en la historia personal de Marcus cuando decide reparar “el Drama” que su segunda familia, los Goldman de Baltimore, padecieron después de una época de esplendor durante los años noventa. Lejos de presentarse como un thriller policiaco, El libro… nos ofrece (de nueva cuenta con saltos en el tiempo) el retrato desmitificado del american dream a través de la radiografía de “la familia ejemplar de suburbio” cuyas vacaciones por los Hamptons o Florida no impiden su gradual fractura, compuesta en este caso, por desvío de fondos, infidelidades o persecuciones judiciales. Pero en medio del doloroso relato familiar, descubrimos la vocación literaria de Marcus en florecimiento y como medio redentor:
“¿Por qué escribo? Porque los libros son más fuertes que la vida. Son su mejor revancha. Son testigos de la muralla inexpugnable de nuestra mente, de la impenetrable fortaleza de nuestra memoria.”
“Pronto no quedaría nada de la grandeza de los Goldman de Baltimore ni de lo que habían llegado a ser. Lo único que tenía para replicarle a la vida era mi libro. Gracias a los libros, todo quedaba borrado. Todo quedaba olvidado. Todo quedaba perdonado. Todo quedaba reparado.”

Finalmente, en El caso de Alaska Sanders, Marcus regresa a New Hampshire en busca del desaparecido Harry Quebert para ser absorbido en un nuevo caso policiaco con 11 años en carpeta. La víctima: Alaska Sanders de 22 años de edad, asesinada con un golpe en la cabeza, de la misma manera que fue ejecutada Nora Kellergan en los años 70. Con El Caso de Alaska Sanders se revisa entre saltos en el tiempo hacia el pasado y futuro -sello narrativo innegable de Joël- la idiosincrasia de Marcus, afectada por la pérdida de sus dos mentores, Harry Quebert (ilocalizable desde la investigación de su caso) y el tío Saul Goldman de Baltimore (distanciado de Marcus después del “Drama”); y se aclara su trayectoria literaria: ConG de Goldtsein (su primera novela publicada en el 2006), le sigue La verdad sobre el caso de Harry Quebert (2009), El Caso de Alaska Sanders (2011) y El Libro de los Baltimore (2012). De este último título de Goldman recuperamos las palabras del tío Saul: “Somos muchos los que buscamos darle algún sentido a la vida, pero la vida solo tiene sentido si somos capaces de cumplir estos tres propósitos: dar amor, recibirlo y saber perdonar. Todo lo demás es una pérdida de tiempo. Por encima de todo, sigue escribiendo. Porque estabas en lo cierto: todo admite reparación.” Creemos así que la vida personal y profesional de Marcus Goldman ha devenido oscilatoriamente entre la reparación de lazos afectivos deteriorados y la resolución (sinónimo aquí de reparación) de intrincados casos criminales.

[1] “… estábamos en la Feria del Libro de Guadalajara, rodeados de escritores, editores, agentes literarios y gente así, y precisamente un escritor tuvo a bien preguntarle a Joëlito, en perfecto british english: “¿Estás consciente de que todos aquí te odiamos? Y tenía razón: ¿Cómo no odiar a un bato que a sus entonces 28 años ya ha conseguido publicar un bestseller de escala mundial, ganar importantes premios literarios, ser invitado a eventos magnos y, además de haber sido niño prodigio, es joven, guapo, alto y de buen cuerpo (opinaron las damas presentes unánimemente), culto, amable, simpático, inteligente y mil etcéteras?” Ramón Córdoba sobre Joël Dicker en Los padres, las guerras mundiales y algunas razones por las cuales odiamos a Joel Dicker.
[2]“Mi primera novela llevaba vendidos dos millones de ejemplares y me había catapultado, con veintiocho años, a la categoría de escritor de éxito. Corría el otoño de 2006 y en pocas semanas mi nombre se había hecho famoso. Estaba en todas partes: en la televisión, en los periódicos, en las portadas de las revistas. Mi rostro destacaba en los inmensos carteles publicitarios del metro.” p. 10. Por su parte, La verdad… de Joël alcanzó dos millones de copias venidas, fue traducida a más de 30 idiomas y obtuvo el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa.

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A mi gusto muy personal, esta es la novela de la trilogia Goldman que menos me gusto. No sé, le falta algo que en los Baltimore y el Caso lo tuvo y fueron muy entretenidos.
Mi opinion simplmente. Leer en el orden y la trilogia completa a lo mejor es el meollo del asunto.