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Contra… nuestro nacionalismo tragicómico
Saraí García comment 0 Comentarios

El 31 de agosto de 2016, Enrique Peña Nieto y el candidato a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, se reunieron en una recepción en los Pinos, tras una invitación hecha por el presidente Peña Nieto a Trump, una semana antes de que este último diera su esperado discurso sobre inmigración en Arizona. Pese a los innumerables insultos, burlas y amenazas que el país recibió a lo largo de la campaña de este “candidato estadounidense”, al mandatario Enrique Peña le pareció una espléndida y congruente idea invitar al aspirante republicano. Este acto fue conocido en la historia de México como uno de los errores políticos e históricos más humillantes, absurdos, ofensivos, risibles, disparatados e inadmisibles, una traición contra la patria. ¿Patria?

Tragicomedia mexicana, vol. IV

Algo así sería lo que leeríamos en el hipotético, aunque plenamente factible, caso de que existiera un siguiente volumen a la trilogía Tragicomedia Mexicana, obra representativa de uno de los autores más significativos de la contracultura mexicana: José Agustín. Aunque podamos reír o lamentarnos al leer notas parecidas a la anterior, lo cierto es que en estos tiempos interminables de “milagros mexicanos”, “desarrollos estabilichingadores” y “saving Mexico”, bien podríamos suponer que nos encontramos leyendo otro capítulo más del libro, salvo con otros nombres a la cabeza. Más cerca de lo que suponemos que están los reflectores políticos del momento, el autor nos ofrece tres volúmenes de lo que él llama “crónicas históricas para devolvernos la memoria de todo lo que hemos vivido”, en los que parte del año 1940 y recorre hasta 1990. Y es que durante este mes tan nacionalista, conviene que intentemos hacer un ejercicio histórico con el ADN tragicómico que nos acompaña desde épocas inmemoriales, al fin que, como diría el célebre Echeverría ‒refiriéndose a las relaciones de México con E.U.A.‒: “Ni nos perjudica ni nos beneficia, sino todo lo contrario”.

Para efectos prácticos, tomaremos como muestra literaria el primer volumen de la trilogía, que abarca el periodo de 1940 a 1970. José Agustín nos presenta, a partir de una perspectiva lejana a la historia oficial, a los presidenciables y sus secuaces que han estado en el poder sexenio tras sexenio. Desde las disputas políticas que han tenido impacto político, social y económico en el país aún hoy, hasta los escándalos a veces frívolos de la clase política, cultural y del espectáculo mexicano, José Agustín nos muestra los sinsabores del México contemporáneo, lo agridulce de la sociedad mexicana y su desenvolvimiento cultural, y el jocoso humor negro que nos caracteriza como mexicanos en nuestro día a día.

En este libro conocemos la visión conservadora y autoritaria de Manuel Ávila Camacho; el famoso “dedazo” que se daba a los presidenciables como Miguel Alemán, Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, ad nauseam; las supuestas “democráticas” funciones electorales que terminarían siendo una burla constante hacia su electorado por los años siguientes; las relaciones internacionales que modernizarían la visión del extranjero hacia el país, pero que sólo servirían de excusa para largos y bien pagados paseos por el mundo (como los de Adolfo López “Paseos”); las represiones brutales hacia los estudiantes y cualquier persona que contradijera los dichos del poder ejecutivo (matanza del 68, muerte de Madrazo, encarcelamientos políticos como el de Siqueiros); las devaluaciones en cada sexenio, la fuga de capital, los bajos salarios y los precios desmesurados, las crisis profundas en materia económica, la inseguridad y la pobreza crecientes; las fallidas reformas y los tratados vacuos (Tratado de Tlatelolco), la explotación del sector agrario y obrero; los afanes puritanos y la doble moral traducida en censura (decadencia del cine mexicano por la sustitución de la telenovela estelar); las fortunas desmesuradas de la clase política y sus contratistas (Miguel Alemán y la modernización a cargo de amigos); en fin, un largo y negro etcétera de desencantos políticos y sociales.

“En la política y en el juego, la moral es un árbol que da moras”

Gonzalo N. Santos, Tragicomedia mexicana I

Claro, hay que decir que no todo el libro es un desahogo decadente y depresivo del país, también encontramos su jaranera e incandescente vida cultural y social: desfilan aquí Diego Rivera y Frida Kahlo, Siqueiros, Salvador Novo, Buñuel, Tin Tan, Pedro Infante, María Félix, Dolores del Río, Lilia Prado, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Paz, Revueltas, Rulfo, Fuentes, Efraín Huerta, Margo Glantz, Elena Garro, Monsiváis, Elena Poniatowska, Scherer, así como las rumberas, el charrismo, el mambo, los tríos, los boleros, el cha cha cha, el rock and roll, el pulque y el tequila, la vida nocturna de la ciudad, y otras múltiples y gustosas facetas de expresión cultural de México.

Finalmente, sólo queda decir que Tragicomedia Mexicana es una trilogía imprescindible para nuestro quehacer como mexicanos. José Agustín nos recuerda que vivimos actualmente en el México del siglo anterior; que representamos, ni más ni menos, una verdadera tragicomedia de proporciones inmensurables, en donde este país surreal (un rasgo puesto ahí como añadido de su riqueza, color y fama cultural) cada vez nos supera más en su tragedia, y cada vez menos en su humor.

José Agustín mexico presidentes Tragicomedia mexicana

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