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Anabella Giracca o el Neo-naturalismo en "Para Servirle".
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La reciente novela publicada, por Alfaguara, de Anabella Giracca, bajo el muy sugestivo título, «Para Servirle», México 2018, es una fascinante inmersión, en un mundo complejo y doloroso, el del llamado “servicio doméstico”, “asistentes” o incluso “asesoras del hogar”, según el lugar o país y no está exento de una cantidad mayor de otros nombres, que nombran y describen una realidad semi oculta y evidente, que en la América Latina tiene unas condiciones casi irreales, que lindan, con todo lo mágico, esotérico, macondiano incluso y sobre todo, donde lo real se confunde, con el misterio y la magia.  Anabella Giracca nos lleva a deambular, como sumidos en una niebla de irrealidad, la cual bruscamente nos instala, casi de golpe y sin anuncio, en el corazón mismo del dolor y la tragedia de la pobreza.  Tal cual Zola relatara la historia de los Rougon-Macquard, durante el Segundo Imperio o sea la transformación de Luis Napoleón de Presidente en Emperador de los franceses, autoproclamado Napoleón III, después del conocido autogolpe organizado, para instaurar el Tercer Imperio, ante la prohibición constitucional de su reelección.  Son también tiempos de grandes desarrollos intelectuales y científicos, tanto como artísticos, forman parte de ese extraordinario mundo espiritual de la Francia del Siglo XIX, hasta el colapso del Segundo Imperio, la derrota francesa, durante la guerra franco-prusiana  y el final del siglo,  tan llena de grandes nombres y de acontecimientos históricos, de una gran relevancia.  En ese mismo mundo, donde los escritores y la política se ven sumidos, en la inevitabilidad de una conversación fundamental, especialmente cuando los períodos históricos, pasan por esos momentos decisivos, que marcan y definen unas transiciones y cambios, pospuestos, postergados, los cuales emergen desde adentro de los gritos angustiados, de todos aquellos “que no tienen voces, para gritar” y demandar justicia y equidad.  Tiempos de guerras, aunque de naturalezas distintas.

Las historias de la familia Aguablanca son francamente extraordinarias; pero, no son narraciones de realismo mágico, son todo lo contrario y a la vez lo mismo.  Por eso hablamos acá de un neo-naturalismo a lo Zola, no son los cuentos fantásticos de los grandes narradores de la literatura de lo real-imaginario.  Más bien son historias del dolor más duro, de la pobreza sin esperanza, de la desnutrición y su terrible condena, del olvido y del abandono.  Y de esa formidable capacidad de sobrevivir de sus protagonistas.  La novela se abre con un crimen y se cierra, con otro.  A lo largo y ancho del relato, otros más se suceden, crímenes secretos, escondidos, debajo de la piel y la carne, de sus protagonistas, asesinatos de amor y de pasión y otros, simplemente por venganzas, algunos meramente insinuados y otros como apariciones fantasmales, las cuales parecieran perseguir y acechar constantemente a todos los protagonistas, de este drama poblado por lo extraordinario, aquello que ocurre casi sin comprensión alguna.  El Caimán – en una parte del texto, el pueblo así nombrado, pareciera tener un otro nombre, El Chol, cuyas derivaciones serían más que evidentes – es un lugar paradójico.  La leyenda del extraordinario animal, que habitaba en alguna parte y en todas partes, re-bautiza al pueblo.  Los nombres que los nombran.  Tal vez de allí esa tan curiosa alegoría explicaría algunos de sus múltiples misterios.

El lenguaje del texto y sus técnicas narrativas escapan a los objetivos aquí contemplados.  Merecen una mayor y dedicada configuración, como las anteriores novelas que Anabella Giracca ha publicado, Demasiados secretos, Sanjuana, El enigma del santuario y la anterior, Gitana mía, del 2014.  No cabe la menor duda, que las publicaciones y estudios de su novelística, serán muchas y muy nutridas.  Sin embargo, hay una poesía interna, dentro del texto mismo, frases que parecieran escaparse, cuidadosamente, penetrantes y sumamente reveladoras, insinúan oportunamente, con una métrica casi perfecta, su uso es muy mesurado y sumamente oportuno. Tomemos unas de ellas, casi al azar, por ejemplo: “Es lo único que tenemos, un sitio donde escupir tranquilas.”; “Dicen que la miseria te roba las palabras.”; “Imagino que no es nada fácil para usted comprender la magia de ciertas cosas, pero sería bueno que haga el esfuerzo porque la vida no es tan clara como se cree.”; “Para mi la muerte no es un castigo sino un favor.”.  Mucho del lenguaje pareciera ser como producto, de una observación y catalogación sistemáticas, casi etno-lingüística, frases extraídas, del lenguaje diario y coloquial, de muchísimas personas y tal vez hasta propio y peculiar, dentro del mundo no solamente de las Aguablanca, sino incluso más abarcador e incluyente, de un uso más extendido, no son meros giros o estilos, formas del habla popular, son como fotografías, que contienen y detienen, en sí mismas, la realidad de la que este neo-naturalismo nos pone delante. Es o sea la falta y carencia, de casi todo, donde “escupir” se transforma en un derecho inalienable, el enmudecer ante tanta pobreza y limitación, donde la muerte misma es vista como una salida, una solución al interminable sufrimiento y dolor.  Y sin embargo, hay una esperanza o un refugio, la magia, presente a lo largo de todos los relatos, es una constante infaltable.  Es vista como una herramienta o instrumento, cuya posesión es un secreto y cuyos conocimientos son completamente reservados, es el arma contra el poder, lo que pone límites al poder aplastante y duro ejercido constantemente, sobre todos los otros, aquellos que no son más que esclavos o sirvientes, de todos los que pueden pagar.

Hay otras formas de evasión también, aunque vienen con un altísimo precio.  Hay un erotismo siniestro relatado de manera brutal, neonaturalística, como Germinal o Nana, por eso la alusión a Zola y sus personajes, de la decadencia y destrucción, transformación, de un mundo en pleno proceso de mutación.  Un mundo que termina y otro que emerge o nace de la destrucción del otro.  Tal vez ese neonaturalismo es más patente, en su descripción de ese erotismo violento, agresivo, vandálico, denigrante, donde la víctima y el victimario sufren por la destrucción de todas las formas de ternura.  Las víctimas son tantas y tan inocentes.  Y de esa pérdida de inocencia surge la venganza y el odio.  Un rencor sordo y silencioso, capaz de esperar por y durante años, para ejercer su justicia reivindicadora.  La fuerza de la debilidad ultrajada convertida y transformada, en la más brutal forma de castigo.  El mal inflingido al convertirse, en una manera de sobrevivencia, engendra también, incomprensiblemente, un poder secreto, que llevará eventualmente a la imposición y condena del victimario. Nunca habrá olvido.

Son muchos los lugares de encuentros rituales en El Caimán.  La pila, tal vez una sola, donde las mujeres se reúnen, para limpiar y aprender, descubrir, trasmitir y compartir secretos y conjuros, aunque también, para ritualizar las muchas formas del amor y sus misterios. Y probablemente el personaje central de la obra, aparentemente sería Candelaria, visto más de cerca, la larga sombra de Lila Aguablanca, está presente, en cada uno de los detalles de la vida de todos las habitantes de El Caimán y la de aquellos, que llegan a tener alguna relación, con la Aguablanca o el pueblo. Lila es como la poseedora de todos los secretos y la guardiana suprema de una forma de saber, de conocimientos, capaces de provocar, desencadenar, unas fuerzas ocultas, las cuales solamente ella y sus más cercanas iniciadas, poseen y pueden controlar.  Los secretos de la protección y de los castigos.  Aunque como en las formas clásicas de drama, hay un gran colectivo, quien es el verdadero protagonista de la totalidad de la obra, el pueblo de Aguablanca, tal y como concluye, con una referencia hierática, al apuntar todas las sospechas, de los hechos ocurridos, “al pueblo entero”.

La cuestión no está en describir detalladamente, la trama de la novela, sino más bien, provocar e invitar a su lectura y estudio.  Es un texto sumamente relevante.  Habla de una realidad dolorosa. Dura e impactante, se trata de un mundo por todos conocido, aunque de mayor o menor manera, muy superficialmente, es una realidad existencial, presente constantemente en la cotidianidad. Impacta decisivamente las vidas de muchísimas personas, el tratamiento dado por Anabella Giracca, en su más reciente trabajo, cuestiona, pregunta, narra y cuenta, con una habilidad muy especial, reconstruye detalles, de una forma de existencia esencial y central, para tantísimas personas.  Y francamente, impacta a millones, dentro y fuera de El Caimán, no es solamente una experiencia limitada a una pequeña región del Macondo tropical – por eso no es solamente real-imaginario, es neonaturalismo puro -, existe en todas las latitudes del mundo entero y sabemos bien, que el mundo es ancho y ajeno.

 

Sobre el colaborador: Roberto Palomo-Silva es doctor en Filosofía por la Universidad de Berna y en Jurisprudencia por la Robert F. Kennedy University.

Texto retomado del blog del colaborador.

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