Un buen escritor es un mentiroso por naturaleza. Para mentir a la perfección hay que saber creerse sus propias mentiras, porque si él mismo conoce bien sus trampas, sus víctimas sin duda caerán en ellas. La mejor trampa es la que se pone al inicio, donde se capta al lector desprevenido, listo para sucumbir a la promesa de un buen libro. Aquí una lista de autores que son maestros en este arte de la seducción.
- Rey de picas, Joyce Carol Oates
Nada como un inicio de novela negra, por supuesto con un asesinato. Pero cuando ese asesinato es descrito en tiempo real y desde la perspectiva de la víctima, instantáneamente se vuelve adictivo. A pesar de que Joyce Carol Oates es conocida por sus novelas de largo aliento, esta termina apenas a las 189 páginas en las que sus pequeños capítulos se van como agua.

2. El enigma de la habitación 622, Joël Dicker
En La verdad sobre el caso Harry Quebert (Alfaguara) vimos la capacidad extraordinaria de Dicker para llevarnos por una novela densa de una manera muy ligera. Con este título repite la fórmula, pero jugando con giros en la trama y situándose a sí mismo como investigador del caso, aspecto muy envolvente al punto de hacernos sentir como si nosotros estuviésemos investigando el caso.

3. Temporada de huracanes, Fernanda Melchor
Un grupo de niños encuentra el cadáver de la bruja del pueblo en un canal cerca de La Matosa. La novela de Fernanda Melchor es un huracán en sí, donde la estrepitosa vorágine arrastra a todos los personajes que a su vez, llevan al lector en otro huracán de lenguaje excepcional del que no se puede escapar. A pesar de que los capítulos son largos, la velocidad con la que se habla en esta novela hace que no queramos soltarla hasta terminar con ella.

4. Kentukis, Samanta Shweblin
La prosa ágil de Samantha Shweblin nos lleva sutilmente por los rincones de la ciencia ficción más actual y atemorizante, por el simple hecho de pensar que en realidad no estamos lejos de eso. Como si de una película de terror se tratase, Kentukis (Literatura Random House) comienza con un episodio peculiar dónde describe el funcionamiento irresponsable, como casi toda la tecnología en manos adolescentes, de estos artefactos que son una combinación entre redes sociales y mascotas.

5. Perdida, Gillian Flynn
No sabemos qué tan complicadas son las relaciones de pareja hasta no ver a alguien en el límite. Al comenzar a leer esta novela, Nick Dunne nos adentra de lleno en materia mientras nos muestra su consternación por la desaparición de su esposa. En el siguiente capítulo, Amy Elliott nos pone en contexto sobre la génesis de su matrimonio. Y con este vaivén de voces y tiempos, Perdida (Debolsillo) nos adentra en un thriller donde los giros inesperados la vuelven completamente impactante.

6. Un cadáver en la biblioteca, Agatha Christie
No podía faltar la Dama del crimen. Agatha Christie es experta en crear tensión por medio de la artimaña de engañar al lector, por lo que no podemos desviar la atención leyendo cualquiera de sus novelas o podríamos caer en alguna trampa puesta especialmente para despistar. En Un cadáver en la biblioteca (Espasa) nos da el mismo golpe que al matrimonio Bantry cuando su criada los despierta con la noticia de que “Hay un cadáver en la biblioteca”.
7. Final del juego, Julio Cortázar
No todo son novelas en el universo de libros adictivos. Al tener la condición ser conciso, un cuentista comienza sus textos a veces de golpe y a veces no, pero siempre yendo al punto. Cortázar decía que la novela gana siempre por puntos, mientras que el cuento debe ganar por knock–out, y era un experto en comenzar sus cuentos. “Continuidad de los parques”, el primer cuento de Final del juego (Alfaguara) (y en general casi todos sus cuentos) provoca que se enganche el lector hasta lograr entender qué es lo que pasa con ese protagonista que a su vez, tampoco puede soltar su libro.

8. Tuya, Claudia Piñeiro
La prosa de Claudia Piñeiro es ligera y puntual y en Tuya (Alfaguara) nos enseña que el drama de un ama de casa puede hacernos devorar una novela completa en cuestión de horas si el asesinato está incluido. Nos adentra a la mente turbulenta de Inés quien se da cuenta de que su marido la está engañando cuando encuentra un corazón de labial en una caja de condones en su ropa.

9. La carne, Rosa Montero
Cualquier título de la serie de ciencia ficción de la detective Bruna Husky cabría en esta lista. Pero es la primera línea de La carne (Alfaguara): “La vida es un pequeño espacio de luz entre dos nostalgias: la de lo que aún no has vivido y la de lo que ya no vas a poder vivir.” la que seduce por aspectos muy diferentes a cualquier novela de suspense. Montero demuestra que las inquietudes que nos abordan en la vejez también pueden enganchar y ser sumamente intrigantes.

10. Vestido de novia, Pierre Lemaitre
La primera página de Vestido de novia (Alfaguara) nos sumerge en la turbulenta mente de Sophie, donde tal vez ni ella esté a salvo. Conforme avanzan los hechos se puede sentir el desconcierto que va evolucionando hasta convertirse en desesperación por no poder confiar ni en su propia memoria. Una intriga muy bien trabajada. Excelente título para comenzar a leer a Lemaitre.

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Excelente recomendación.